«Existen plazas suficientes pero tambiénmucho abuso de personas sin escrúpulos»

Los titulares de las tarjetas piden mayor rigor en los
controles para que no se produzcan irregularidades.

La restricción de plazas reservadas para discapacitados no supondría ningún problema para los colectivos de movilidad reducida de no ser porque «hay mucho abuso y fraude en su uso». José Miguel Montserrate, presidente de Fundación DFA, explica que «existen plazas suficientes, estamos cubiertos y bien servidos, pero también hay un abuso de personas sin escrúpulos que ocupan estos espacios indebida o fraudulentamente». Montserrate recuerda que quienes disponen de la tarjeta de estacionamiento tienen bastantes facilidades para aparcar, dado que la normativa (que data de 1982 y experimentó una leve renovación en 1997) les permite dejar su vehículo tanto en las zonas propias que tienen reservadas como en las zonas azules sin necesidad de efectuar el pago.


Además, también tienen la prerrogativa de aparcar durante tres horas en zonas de carga y descarga «para poder hacer recados o gestiones que nunca llevan más de ese tiempo». En la ordenanza municipal se contempla, incluso, el estacionamiento durante una hora máximo en espacios prohibidos siempre que se cumplan condiciones como no obstaculizar el tráfico, no obstruir el acceso a badenes, no dificultar la visibilidad en curvas o cambios de rasante...


Generalmente la Policía Local cuando ve un vehículo estacionado en un espacio reservado se acerca al conductor y comprueba que disponga de los permisos en regla y, evidentemente, que no se use la tarjeta en ausencia del titular. No obstante, cerca del 10% de las multas que se ponen por aparcar mal en las calles de Zaragoza se refieren a la ocupación indebida de los espacios para discapacitados, lo que está castigado con una multa de 200 euros.