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Una joven acusa a un ‘rider’ de Glovo de una agresión sexual en Zaragoza

La chica volvía sola a casa de madrugada cuando supuestamente el repartidor se paró, le puso un destornillador en la cara y empezó a tocarla por todo el cuerpo. 

El acusado, en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El acusado, en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Zaragoza.
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“Yo iba caminando cuando se me acercó por detrás. 'Mami, ¿a dónde vas?’, me preguntó. Le dije que me dejara en paz, pero él se paró, se bajó de la bicicleta y me pidió que le diera un beso en la boca. Enseguida sacó algo del bolsillo. Yo pensé que era un cuchillo y me asusté mucho”. Así describió ayer una joven cómo un ‘rider’ de Glovo la abordó de madrugada junto a la plaza de Roma de Zaragoza.

Los hechos se produjeron hace ahora casi un año. En concreto, el 15 de abril de 2022, festividad de Viernes Santo. Pero fue este viernes cuando Andrés C. S. se sentó en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial para responder de unos cargos que podrían costarle hasta cuatro años y medio de prisión.

La víctima y el encausado ofrecieron al tribunal de la Sección Tercera versiones completamente dispares de lo ocurrido, hasta el punto de que ella aseguró que no conocía de nada a su atacante, mientras que él mantuvo que habían pasado la noche juntos de fiesta. Sin embargo, para la Fiscalía resultaron mucho más convincentes las explicaciones de la denunciante. Sobre todo, por dos hechos que considera fundamentales.

El primero, que ella timbró en varios pisos pidiendo auxilio, un vecino le abrió y pudo refugiarse en el portal del edificio, donde poco después la encontró una patrulla de la Policía Nacional “muy nerviosa”. Pero hay otro dato irrefutable, la víctima contó a los agentes que, además de agredirla sexualmente, su atacante le había robado el móvil. Y cuando detuvieron al sospechoso, este llevaba consigo el terminal sustraído.

La información que la joven dio a la patrulla permitió localizar enseguida al presunto agresor. “Nos dijo que era un chico latino de entre 20 y 25 años, que iba en bicicleta y que llevaba una bolsa de Glovo. Nos explicó también cómo iba vestido”, recordó ayer uno de los agentes que detuvieron al acusado muy cerca del lugar de los hechos. Al cachearlo, además del teléfono de la víctima, localizaron entre sus ropas un destornillador. “Pensamos que ese fue el objeto con el que intimidó a la joven”, apuntó el policía.

"Cerré los ojos y no pude ver qué me estaba clavando"

“Yo pensé que era un cuchillo, pero la verdad es que me asusté tanto que cerré los ojos y no pude ver qué me estaba clavando en la mejilla”, confesó la denunciante. “Lo que sí recuerdo es que me sujetó con los brazos y empezó a tocarme por todo el cuerpo, los glúteos, los pechos… Me dijo que si no me dejaba besar me mataba’, explicó ella. “Como pude -añadió- , intenté sacar el móvil del bolso para llamar a la Policía. Pero él me vio, me lo quitó y dijo: ‘Con esto me vale’”.

El acusado, al que defiende la letrada Marta Lázaro, trató de convencer al tribunal de que las cosas no sucedieron como contó la joven. Según este, no solo conocía a la chica, sino que se habían visto varias veces en el último mes y esa noche estuvieron juntos en la discoteca Chocolat.

“Volvíamos juntos a casa en mi bicicleta, pero se salió varias veces la cadena y tuvimos que parar”, declaró. El presunto agresor negó que besara o tocara a la chica sin su consentimiento. Y al preguntarle el fiscal por qué creía entonces que le había denunciado, este habló de una supuesta deuda de 174 euros que ella no le había devuelto. “Yo estaba enfadado esa noche porque me estaba dando largas, pero no hice nada de lo que dice que hice”, señaló.

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