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Los robots de Goggo salen a la calle: "Soy Lucas, aquí está su pedido"

Los llamativos mensajeros sobre ruedas de la compañía entregan ya encargos reales dentro de una prueba piloto por el centro para sorpresa de los viandantes.

El mensajero es de un llamativo color turquesa y con una pantalla frontal en negro en la que aparecen unos ojos siempre sonrientes.

Hacer un pedido y que sea un robot el que te lo lleve a casa ya no es ciencia ficción. Los repartidores sobre ruedas de Goggo Network se han convertido ya en uno más en las calles del centro de Zaragoza. La empresa ha iniciado una prueba piloto con un conocido negocio de la calle de Santiago para probar a sus mensajeros, que han comenzado a ‘trabajar’ de lunes a viernes en un rango de aproximadamente dos kilómetros.

Según explican desde el establecimiento, cualquiera que se encuentre en ese radio puede hacer un pedido y solicitar la ‘entrega robot’ sin necesidad de llegar a un mínimo durante el horario de apertura, de 12.00 a 16.30 y de 19.30 a 22.30. Basta con tener un teléfono móvil y acceder a la web o la app del local. Al encargar la comida, el usuario recibe un mensaje de texto informándole del tiempo aproximado de llegada. También un wasap en el que se le dice que, en este caso Lucas –cada robot tiene su propio nombre–, va a ser el encargado de hacer la entrega, así como un enlace a un documento en PDF con todas las instrucciones.

El mensajero, de un llamativo color turquesa y con una pantalla frontal en negro en la que aparecen unos ojos siempre sonrientes, recibe entonces el pedido y, acto seguido, inicia su rumbo sin necesidad de tener a nadie al lado.

La ‘magia’ detrás de esta tecnología –que abarca desde modernos sensores de ultrasonidos y Lidar hasta cámaras de 360 grados y sistemas de posicionamiento satelital– hace que los robots puedan sortear sin dificultad cualquier obstáculo. Antes de iniciar una maniobra la señalizan con unas vistosas luces anaranjadas a izquierda y derecha, y si se encuentran a alguien de frente paran automáticamente.

Aunque resultan extremadamente silenciosos, nunca pasan desapercibidos. Y cada persona reacciona de una forma distinta. Los hay que les miran sin creerse lo que están viendo, mientras que otros tratan de interactuar con ellos llamándolos directamente por su nombre (lo llevan escrito en su parte superior) o sacan su móvil para inmortalizar tan extraña estampa.

"¡Pero este robot dónde va!", decía una mujer en Don Jaime I al verle salir para completar un encargo desde la calle de Santiago. Los aparatos adaptan su velocidad a la situación que se encuentran en cada calle. Por Don Jaime I, por ejemplo, van más lentos que por el paseo de la Independencia, donde disponen de más espacio. "¿Y qué llevará?¿Correo?", se preguntaba una pareja al pasar a su lado.

Las cámaras y sensores que llevan incorporados les permiten pararse y evaluar qué hacer en pasos de peatones y semáforos, y si hay muchos viandantes se detienen unos segundos hasta poder retomar la marcha.

En su recorrido hacia el paseo de la Independencia, sin ir más lejos, pudieron ‘esquivar’ las sillas apiladas en las terrazas de la plaza de España o pasar sin complicaciones mientras un par de trabajadores hacían operaciones de carga y descarga ocupando parte de la acera.

El funcionamiento

Pese a que la compañía, que opera también en el municipio madrileño de Alcobendas, lleva desde este verano probando los robots en Zaragoza, muchos siguen sorprendiéndose al verlos. "¿Pero qué es esto? ¿Lo controlan con una cámara o algo?", decía otra mujer a la altura de la calle de San Miguel. Sus trayectos diarios –solo por la mañana hacen ya unos tres, según apuntan desde el establecimiento hostelero– los han convertido, además, en la nueva sensación viral, siendo multitud los vídeos que se han colgado estos días en Instagram o TikTok con las reacciones de la gente.

Cuando llegan a su destino, el usuario recibe un nuevo wasap en el que se le informa de que el robot está esperándole. En él se incluye un enlace que permite abrir y cerrar la tapa. Tras completar este paso, el robot vuelve a emprender la marcha, pudiendo dirigirse de nuevo al restaurante o a las instalaciones de Goggo, donde se encargan de que tenga siempre batería.

Una vez superada esta prueba piloto –exclusiva de Zaragoza–, la empresa espera ampliar el servicio a más negocios. Por el momento, el trabajo se ha centrado en ‘mapear’ y testar las calles del centro, y en un futuro no se descarta llegar a barrios como el Actur.

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