El precio del transporte público ha subido más de un 58% en los últimos siete años


En 2007 un billete de bus costaba 85 céntimos y hoy vale 1,35 euros. El coste de los viajes con tarjeta se ha incrementado de 0,48 a 0,74 €.
Las asociaciones de consumidores denuncian un peor servicio y piden una rebaja de la tarifa base frente a la política de bonificaciones

Las asociaciones de consumidores ponen, de forma unánime, el grito en el cielo ante la advertencia del vicealcalde Fernando Gimeno de que las tarifas del bus y el tranvía puedan volver a subir en los próximos meses. Unos critican que así se castiga a quienes quieren dejar el coche en casa, otros denuncian que el bolsillo de los ciudadanos vuelve a ser el pagano de la crisis y, por descontado, todos recuerdan la escalada de precios que ha experimentado el transporte público en los últimos años. Desde 2007, el billete ordinario ha pasado de costar un 58,82% más: de 0,85 euros al 1,35 de la actualidad. Además, la tarjeta bus no ha corrido mejor suerte: su subida ha sido del 51,60%, dado que el viaje con bonobús hace siete años costaba 0,488 euros y hoy, 0,74. 


«Estamos en contra de cualquier subida y más en un mecanismo de redistribución social como debería ser el transporte público», afirmaba ayer José Ángel Oliván, presidente de la Unión de Consumidores de Aragón. A su juicio, el Gobierno municipal «debería dejar de hacer políticas de bonificaciones y subvenciones, que son precisamente las que cuestiona la Agencia Tributaria, y rebajar el precio base de los billetes de transporte». Oliván confía, no obstante, en que prospere el recurso presentado por el Ayuntamiento contra la reclamación de Hacienda (que requiere 800.000 euros por las subvenciones a los trasbordos del tranvía) y pide que hasta que no haya una resolución judicial no se tome ninguna medida. «Si al final suben el billete y luego Hacienda reintegra el dinero, ¿devolverán a los usuarios lo que hemos pagado de más?», se pregunta de forma retórica.


También Joaquín Soguero, presidente de la asociación de consumidores Informacu, lamenta que «los ciudadanos sean una vez más los que tienen que sacar las castañas del fuego» a la administración. Desde la entidad denuncian que «cada vez se presta peor servicio (por las frecuencias, la falta de marquesinas, el mantenimiento de los vehículos...) por lo que resulta contradictorio que se quieran subir las tarifas». La misma opinión se recaba en las asociaciones de barrios (la Unión Vecinal o la Federación de Barrios), donde han aumentado sobremanera las quejas por el servicio de los buses y se sorprenden de la intención municipal de «cobrar más por un servicio que empeora». 


El Gobierno continuaba ayer estudiando cómo repercutir la reclamación de la Agencia Tributaria sobre los ciudadanos y no descarta hacerlo a través de cualquier otra tasa municipal para poder congelar la tarifa del transporte público como ya hizo este 2014. Tal es la exigencia de los grupos que lo apoyan estratégicamente (CHA e IU) y, de hecho, todo apunta (según las sensaciones pulsadas en la junta de portavoces) que mañana en el pleno el PSOE se comprometerá a no subir el bus.


Así, el Gobierno no subiría el precio del transporte público en lo que queda de año ni en 2015, pero tendría que buscar otro impuesto municipal para que sigan siendo los ciudadanos quienes paguen los 800.000 euros reclamados, dado que el Ayuntamiento –como recordó el lunes Gimeno– tiene vetado el aumento de su déficit.Dos veces en 2012

A pocos escapa que una subida del bus en los próximos meses supondría un flaco favor a las expectativas electorales socialistas, con unos comicios municipales previstos para el próximo mes de mayo. Tampoco este año subió el precio del billete, si bien la escalada había sido destacada y continuada en los sucesivos mandatos del alcalde Belloch. El mayor incremento se produjo en 2012, cuando –en dos tandas– se elevó la tarifa de 1,05 a 1,25 €.

Coincidía, además, esta decisión del Gobierno con la puesta en marcha de un tramo más del tranvía y con los recortes del servicio y la reordenación de la red de autobuses que granjeó no pocas quejas de los usuarios.


El Partido Popular apuntó ayer que para enjuagar la deuda que reclama Hacienda la subida debería ser inferior al céntimo de euro (7 milésimas, para ser exactos) y auguró que –si se produce– el aumento será mayor. En cualquier caso, el concejal Sebastián Contín censuró que «Belloch siempre encuentra excusas para subir las tarifas (bien sea el IPC, el tranvía, las subvenciones a los desempleados...) y, si no lo hiciera este año, sería porque es preelectoral y porque aprovecharía para presentarse como víctima de una Hacienda que es malísima y de un Montoro que es el diablo». Contín también señaló que mientras el precio del billete crecía y crecía, el coste presupuestario anual del transporte público para el Consistorio se reducía de los 45 millones de 2011 a 38 de este 2014.