DIARIO DE UN REDACTOR

"Qué gustico da quitarse las medias de garbanzo"

Este baturro se despide, amigos. ¡Tira, ya vale!, que tengo unas ganas de llevar unos pantalones con bolsillos y todo....

Miguel nos sirve una 'moussaka' que quita el sentido de buena.
"Qué gustico da quitarse las medias de garbanzo"
V. M.

10.45 He sido indudablemente el peor novio de estos pilares. Todo el dinero que me he sacado vendiendo frutas de Aragón lo he gastado en comer y beber, no he podido ni invitar a Teresa (mi chica). Si la pobre hasta me ha comprado adoquines... Pero hoy espero lavar mi imagen. Hemos quedado a las 14.30 en su restaurante favorito, el Carpanta. El trato lo cerré ayer: cuatro kilos de adoquines por una comida para dos en el restaurante griego.

11.03 Ando a buen paso por el paseo de Sagasta, que no quiero coger capazo con nadie. Llevo los cuatro kilos de adoquines en una bolsa de plástico (del bueno, que si no no aguanta).

11.04 Un niño flipa con mis adoquines. Paso corriendo a su lado, es muy majico, pero voy con prisa.

11.05 Oigo a lo lejos una dulce vocecita que dice: "Mamá, caramelos". Lo ignoro, que no me quiero liar. "Mamá, caramelos", repite alzando la voz. Me paro en seco. ¡Jo, me ha convencido!

11.06 Me giro hacia el pequeño, que está entre un grupo de padres. El zagal empieza a gritar desatado: "¡Caramelos, caramelos!".

11.07 No sé de dónde, se lo prometo; no sé de dónde empiezan a aparecer niños con padres que vienen hacia mí con la mano extendida. Me siento Melchor el día de la cabalgata de Reyes y me pongo a repartir los caramelos a los niños. Pobretes, que enganchan dos adoquines y ya no les cabe ninguno más en las manos...

11.09 Sigo repartiendo adoquines a puñaos, da igual el color. ¡Arrea, que los azules son de anís!

11.10 Digo a los padres que los de anís se lo den mejor a la yaya, que como se aticen uno los pequeños...

11.11 Me despido y sigo mi camino mientras una niña me mira con carita de pena. "¡No le has dado a Sofía!", me grita una madre.

11.12 Me vuelvo y le doy dos adoquines de fresa a la pequeña. "Adiós Sofía", le digo. "Yo me llamo Carlos", me dice el de al lado (muy bien, niño). Sonrío y me voy.

14.32 Acudimos Teresa y yo al Carpanta y nos ponemos las botas con la 'moussaka', el 'tzatziki'... que todo lo que tiene el nombre de raro lo tiene el plato de bueno. ¡Pedazo de despedida culinaria de pilares! Santiago, el dueño, nos cuenta que trae los ingredientes desde Grecia. No me extraña, nunca había probado un yogur así de cremoso. Volveré otro día de paisano, cuando me quite el traje. Un traje que hasta el año que viene no verá la luz, eso se lo aseguro; porque cuando lo llevas a diario, el mejor momento del día es cuando te lo quitas, sobre todo los garbancillos de las medias, que se clavan... En estos pilares he aprendido tres cosas: que nadie sabe cómo comer adoquines, que si entran unas alpargatas a Interpeñas salen convertidas en vino y que se pasa más inadvertido con un disfraz de astronauta que con un traje de baturro. Riau, riau.