El acusado de decapitar a un vecino de Ejea hace 20 años asegura que lo utilizan para "ponerse medallas"

El presunto homicida niega que matara a quien era para él "como un hermano mayor" y dice que es imposible que la huella hallada en el escenario del crimen sea suya.

El acusado de decapitar a un vecino de Ejea hace 20 años asegura que lo han utilizado para "ponerse medallas"
Pablo Miguel Canales, acusado de decapitar a un vecino de Ejea hace 20 años asegura que lo han utilizado para "ponerse medallas".
Oliver Duch

Un Tribunal Popular ha escuchado este martes la declaración de Pablo Miguel Canales, el vecino de Ejea de los Caballeros al que la Guardia Civil detuvo el verano pasado como presunto autor del asesinato y decapitación de Eduardo Montori en 1996. El arresto se produjo cuando solo faltaban dos meses para que el macabro crimen prescribiera, lo que ha llevado al acusado a asegurar que lo están utilizando para "ponerse medallas".

El cuerpo sin vida de la víctima, que tenía 34 años, fue hallado el 15 de septiembre tendido en la cama de su casa, con 17 cuchilladas en el pecho, decapitado y con quemaduras de segundo grado en gran parte de su cuerpo. Como era conocido que el joven se dedicaba al trapicheo de drogas en la ciudad, los investigadores han creído siempre que el móvil del asesinato pudo ser un ajuste de cuentas por una deuda.

"Yo no he sido nunca un traidor y Eduardo era para mí como un hermano mayor. Claro que no lo maté", ha dicho el presunto homicida, para el que la Fiscalía pide 18 años de prisión y la acusación particular, a cargo de Javier Notivoli, hasta 20. Canales ha reconocido que tanto él como el fallecido eran consumidores habituales de alcohol y drogas. "Pero yo no nunca he vendido, como dicen por ahí", ha dicho.

Respecto a la posible deuda, el acusado ha recordado que, efectivamente, a finales de agosto de 1996 acompañó a Eduardo Montori a Pamplona a comprar cocaína. "Pagó con un cheque de medio millón de pesetas que creo que resultó ser falso. Por eso, lo primero que pensamos fue que habían sido los navarros", declaró el sospechoso, para el que su abogado, Javier Elía, pide la absolución.

La reapertura del caso in extremis fue posible gracias al cotejo de una huella palmar hallada en el escenario del crimen y que ha resultado pertenecer al acusado. Esa misma huella fue examinada ya hace 20 años, pero las técnicas forenses no estaban entonces tan desarrolladas y aunque se podían analizar huellas digitales, no era posible hacerlo con las de una mano completa. "Esa huella no es mía, es imposible, porque yo no maté a Eduardo ni estuve en su casa. Han tenido que hacer un copia-pega", ha dicho el presunto homicida cuando las acusaciones le han preguntado por esta prueba. Respecto a las amenazas que Canales hizo a varias agentes de la Policía Local de Ejea, diciéndoles que les iba a matar y a cortar la cabeza como a Montori, el encausado las ha reconocido como ciertas. "Pero son  bravuconadas que digo siempre cuando estoy bebido. Porque estoy harto de que lleven 20 años considerándome sospechoso de un asesinato que no he cometido", ha asegurado.

La primera jornada del juicio ha contado también con la declaración de varios testigos, incluidas la viuda de la víctima y la exmujer del acusado. Este miércoles comparecerán los forenses que examinaron la huella incriminatoria.

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