Los calabozos de la Policía Local de Alcañiz llevan dos días cerrados a causa de las obras que se están realizando en su interior para reforzar la seguridad. Los trabajos consisten en sustituir los actuales pulsadores de las cisternas de los inodoros por otros dispositivos que, al estar incrustados en la pared, no pueden ser manipulados por los detenidos.

Desde la Jefatura de la Policía Local de Alcañiz explicaron este jueves que la decisión de reformar los calabozos se adoptó durante la pasada Semana Santa, después de que un preso sospechoso de ser el autor de una oleada de robos en la ciudad se fabricara un garfio con un muelle del pulsador de la cisterna antes de que transcurriera una hora de su entrada en la celda.

Las mismas fuentes destacaron que los nuevos pulsadores tratan de evitar cualquier posibilidad de que un detenido se dé a la fuga, hiera a un agente o se autolesione. Añadieron que los calabozos, que constan de tres celdas y otros tantos cuartos de aseo, podrían volver a estar operativos este viernes, tras haberse logrado concentrar todos los trabajos en los últimos dos días.

Más de 100 kilómetros

Durante este tiempo, los detenidos que ha habido en el extenso partido judicial de Alcañiz han sido trasladados al calabozo de la Comandancia de la Guardia Civil en la capital turolense, distante de algunos municipios de dicho distrito más de 100 kilómetros. Cantavieja, Aguaviva, Arens de Lledó y Bordón son algunas de las localidades más alejadas de Alcañiz y de Teruel.

Los nuevos pulsadores de los inodoros de las celdas de Alcañiz consisten en un pequeño mecanismo que se instala dentro de la pared y se recubre, salvo el botón que hay que oprimir, con baldosas. A lo largo de 2022, utilizaron estas celdas un total de 119 detenidos.