La unión de estaciones catapultaría al Pirineo aragonés al puesto 11 del ranquin mundial

El dominio de casi 300 km formado por Candanchú, Astún y Formigal sería un foco de atracción para los esquiadores extranjeros, que ahora solo representan el 6%.

Esquiadores este fin de semana en Formigal, que como el resto de estaciones del Pirineo ha podido aumentar su superficie esquiable, a las puertas de la Navidad.
Esquiadores este fin de semana en Formigal, que como el resto de estaciones del Pirineo ha podido aumentar su superficie esquiable, a las puertas de la Navidad.
Javier Navarro

El proyecto para la unión de las estaciones de esquí del Pirineo ha dado esta semana un paso de gigante con la aprobación por parte del Gobierno de España de 26 millones de euros de fondos europeos para construir una telecabina que conecte Formigal y Astún, que se suman a los 8 millones concedidos en 2021 para enlazar Astún y Candanchú.

"Es lo que hoy en día marca la competitividad, los kilómetros de dominio esquiable y un tiempo mínimo para poder estar en diferentes estaciones y visitar distintos valles», afirma la presidenta del grupo Aramón, Marta Gastón, refiriéndose al salto internacional que puede suponer el proyecto para unos centros invernales donde más del 90% de los clientes son españoles. "Sumarán casi 300 kilómetros y nos pondría en el puesto número 11 del ranquin de las estaciones más grandes del mundo", añade la también consejera de Economía del Gobierno de Aragón.

Por delante estarían grandes complejos como Los Tres Valles, en los Alpes franceses, que ofrecen más de 500 km de pistas; o Sellaronda, en los Dolomitas italianos, un grupo de cuatro estaciones; así como otras de Estados Unidos, Austria o Suiza.

Según la presidenta del grupo de la nieve de capital público-privado, que gestiona cinco estaciones en la Comunidad, "es una oportunidad que no podíamos dejar escapar y así lo pensamos cuando vimos una convocatoria de fondos europeos que encajaba con las pretensiones del proyecto de unión". Una ocasión para las empresas del sector, pero también "para el desarrollo socieconómico de los valles y el asentamiento de sus habitantes", matiza.

20% en verano, 6% en invierno

Y que el turismo invernal en Aragón apenas atrae a esquiadores de otros países, a diferencia de lo que ocurre en verano. Un 20% de los visitantes que llegaron al Pirineo en julio y agosto de 2022 eran extranjeros, según la encuesta de ocupación hotelera del INE, porcentaje que cae a solo un 7% en enero y febrero. Antes de la pandemia, en los dos primeros meses de 2020 esa cifra era todavía menor, un 6%.

Según la Dirección General de Turismo de la DGA, "el cliente de nuestras estaciones es sobre todo nacional", más del 90%. Madrid constituye el principal foco emisor, con diferencia, seguido de Navarra, País Vasco y Valencia. Sitúa en un 6% de media los esquiadores de fuera del país, principalmente franceses, por cercanía, seguidos de portugueses. El dato contrasta con el Pirineo catalán, donde el 30% de los esquiadores de Baqueira son extranjeros.

La unión de Candanchú, Astún y Formigal configuraría una gran estación con un tamaño similar al gran complejo invernal de Andorra o a algunas de los Alpes. "Sería competitiva no solo para nuestros mercados actuales, Francia y Portugal, sino que podríamos intentar ir a otros más lejanos, como Reino Unido, Holanda o Bélgica", apunta el presidente de los empresarios del valle de Tena, Jesús Pellejero.

Los Alpes venden cada año 65 millones de forfaits, muy lejos de los 5 millones de España. "Esa no es nuestra aspiración, pero se ve que hay un pastel suficientemente grande como para poder incrementar las reservas si ofrecemos un buen espacio", indica este empresario hotelero de Formigal. También mejoraría la competitividad dentro del país, donde cree que "queda mucho" para crecer en un mercado en auge como la nieve.

A Londres y Moscú

Él recuerda experiencias en el pasado para atraer a holandeses, belgas e ingleses, con contratos estables a través de tres de los principales turoperadores europeos, "pero nuestra forma de competir entonces era a base de precios baratos", algo que no pudieron mantener. Se volvió a intentar, sin éxito, a raíz de la construcción del aeropuerto Huesca-Pirineos. Durante varios años se acudió a la World Travel Market (la feria turística de Londres) y se mantuvo contacto con agencias pensando en el cliente de Rusia.

Formigal quiso hacer la competencia a Andorra como destino de nieve para los adinerados turistas rusos trayendo varios grupos en 2016. Ahora sería imposible por la guerra, pero entonces tampoco cuajó. "Es cierto que es un cliente de larga estancia, mínimo de siete días, pero busca algo más que el esquí, por eso se apoyaba en Andorra, que atendía su fascinación por las compras", explica Pellejero.

A su juicio, un dominio esquiable de 300 kilómetros también permitiría mejorar las cifras de pernoctaciones, "porque el esquiador que contrata varios días necesita espacios más grandes para, en una semana, poder ir a varios sitios".

Su opinión es compartida por el subdirector general de Astún, Andrés Pita. "Los grandes dominios alargan las estancias de los clientes, que buscan viajar por distintos destinos. A una estación pequeña vas uno o dos días. Es imposible competir con las grandes", añade, pensando en ejemplos como Grandvalira, la marca que agrupa a todas las estaciones de Andorra. "No atraeremos al cliente extranjero si no tenemos dominios de más de 200 kilómetros, no nos considerarán los turoperadores. Ese mercado ahora mismo no está a nuestro alcance", concluye.

Un viaje de 12 minutos en telecabina

El proyecto de la unión de Astún y Formigal presentado a la II Convocatoria Extraordinaria del Programa de Planes de Sostenibilidad Turística en Destino 2022 plantea la construcción de una telecabina que, según Aramón, conectará en 12 minutos las dos estaciones, separadas apenas 4 kilómetros en línea recta. Menos tiempo habría que invertir para ir desde Astún a Candanchú, los dos centros del valle del Aragón, cuya unión también se realizaría mediante un transporte por cable que salvaría los 2,3 km de distancia entre sus pistas.

La primera costaría 34 millones, 26 subvencionados por Europa, y debería lista en 2025. En el caso de la conexión de Astún y Candanchú, el presupuesto rondaría los 20 millones, 8 de los fondos de sostenibilidad turística del Plan de Recuperación, y tendrá que acabarse antes del final del 2024. Ambas son cuestionadas por dos de los socios del Gobierno de Aragón, CHA y Podemos. También por las organizaciones ecologistas, que ya han anunciado que darán la batalla en Europa y en los tribunales para evitar que sigan adelante. 

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