La pandemia condena la celebración pública del Año Nuevo Tibetano en Panillo
La comunidad budista Dag Shang Kagyu de la localidad ribagorzana de Panillo ha anunciado oficialmente en sus redes sociales que, debido a las restricciones de aforo y a la situación sanitaria general, este año las celebraciones del Losar que debían tener lugar el próximo viernes no estarán abiertas al público.
La comunidad budista Dag Shang Kagyu de la localidad ribagorzana de Panillo ha anunciado oficialmente en sus redes sociales que, debido a las restricciones de aforo y a la situación sanitaria general, este año las celebraciones del Losar que debían tener lugar el próximo viernes no estarán abiertas al público.
De esta manera, el colorido Año Nuevo Tibetano que desde que esta comunidad se instalara en tierras ribagorzanas en la década de los ochenta del pasado siglo ha sido una más de las celebraciones de este territorio –además siempre muy concurrida- se desarrollará en esta ocasión de una manera íntima y privada. No obstante, las personas interesadas podrán seguir el ritual on line a través del facebook del lamasterio. En él participarán todos los lamas residentes y el resto de la comunidad que habita en este complejo religioso considerado como uno de los centros budistas más importantes de España.
En concreto, desde Dang Shang Kagyu señalan que en el facebook de la comunidad se retransmitirá este jueves de 10 a 12,30 el ritual y las plegarias de aspiración del linaje Shangpa y la práctica de Milarepa que tendrá lugar el viernes a partir de las 9. Para su celebración en privado, fuera de los focos de las cámaras, quedarán los rituales habitualmente más públicos y gozosos del Losar propiamente dicho que, en condiciones normales, se traducen siempre en un gran festival que simboliza la victoria del bien sobre el mal y la purificación y la frescura con que se entra en una nueva etapa. Por eso, esta jornada es habitualmente para los fieles budistas tiempo para grandes fiestas y celebraciones que este año deberán desarrollarse en sordina.
El Losar es el momento del calendario más importante en la vida de los budistas. Un día festivo en el Tíbet, Nepal, Bután y otros lugares del mundo. En esta ocasión abre el año 2148, el de la mujer, del metal y del buey. Este año nuevo tibetano llega con el primer día del primer mes del calendario lunar del país asiático, en torno siempre a nuestro mes de febrero. La jornada se conmemora en todo el mundo busdista -y el lamasterio de Panillo no es una excepción- con música y danzas, intercambiando buenos deseos entre familiares, vecinos y amigos. También es tradicional recitar distintas plegarias específicas de los distintos linajes o escuelas de las ramas budistas que contribuyen al bienestar y desarrollo espiritual de todos los seres.
Uno de los aspectos que llaman la atención al profano es el de la numeración y la nomenclatura de los distintos años. La numeración de este calendario tibetano se computa sumado 127 al año gregoriano. El motivo es que primer año tibetano que se registró fue en el 127 antes de Cristo, cuando Ñatri Tsenpo fue coronado como el primer rey de Tíbet y fundó la Dinastía Yarlung. Siete siglos después, esta dinastía entronizó al rey Songtsen Gampo (604-650), el primer impulsor del budismo en el país.
Por lo que respecta al nombre de los años, también es un tema que tiene su intríngulis. El calendario tibetano no es exactamente lunar sino lunisolar, estando compuesto de 12 o 13 meses lunares que empiezan y terminan en la luna nueva. El decimotercer mes se añade cada 2 o 3 años, de modo que el año tibetano promedio coincide con el año solar (en el que se basa nuestro calendario gregoriano). Los años, a su vez, se agrupan en ciclos de 60 años (rabyung) y dentro de cada rabyung, se nombran como un animal del zodiaco chino –Conejo, Dragón, Serpiente, Caballo, Cabra, Mono, Gallo, Perro, Cerdo, Rata, Buey y Tigre- que se combina con uno de los cinco elementos primordiales –Fuego, Tierra, Hierro, Agua y Madera-, asociándose a su vez con dos años consecutivos. El primer año de un elemento se considera “macho” y el segundo “hembra”.
