La olivera de Nadal de Colungo, entre los mejores olivos monumentales de España

Es el único árbol que cuenta con pararrayos como medida de protección.

La olivera de Nadal de Colungo, entre los mejores olivos monumentales de España.
La olivera de Nadal de Colungo, entre los mejores olivos monumentales de España.
Comarca de Somontano de Barbastro

La emblemática olivera Nadal, en Colungo, ha recibido una mención especial dentro de la categoría Mejor Olivo Monumental de España 2017 dentro del certamen promovido por AEMO (Asociación Española de Municipios del Olivo).

La Comarca de Somontano de Barbastro que presentó su candidatura ha recibido la notificación de esta mención. El jurado ha valorado su longevidad de casi mil años, su monumentalidad (perímetro del pie: 13,65 m, diámetro de la copa: 7,20 m, y altura: 8,66 m) y el compromiso de su propietario con el mantenimiento del árbol, colocándole dos pararrayos y una pared de piedra junto al tronco para protegerlo.

El primer premio de este certamen ha sido concedido al Olivo Caracol, localizado en el municipio malagueño de Periana (comarca de la Axarquía). El jurado ha valorado en este caso la forma singular, un tronco que se retuerce sobre sí mismo.

El premio se entrega este viernes 12 de mayo en el estand de la Diputación Provincial de Jaén, en EXPOLIVA, la XVIII Feria Internacional del Aceite e industrias afines, que se está desarrollando estos días en la capital jienense.

La asociación AEMO agrupa actualmente a 106 municipios, 10 Diputaciones Provinciales, 1 Consejos Comarcales, 1 Consorcio y 5 Consejos Reguladores de Denominación de Origen, presentes todos ellos en 7 Comunidades Autónomas. La asociación se creó con el fin de aunar esfuerzos e intereses para la potenciación de la economía y la cultura del olivar y del aceite que está presente en todos ellos.

AEMO ya premió en 2009 a la Comarca de Somontano de Barbastro por su campaña de promoción y difusión de la Cultura del Olivo.

Por lo que respecta a la olivera Nadal, recibe el nombre de la casa del propietario de la finca donde se encuentra. Además de la monumentalidad de su porte y del grosor de su tronco, una característica lo distingue, y es que no pertenece a ninguna variedad conocida en la zona: es diferente a todas las demás.

El fruto maduro es de color violeta, por eso también se la conoce como “royera” Según el estudioso Javier Viñuales, no es extraño encontrar entre los olivos más antiguos algún árbol de una variedad “rara” o escasa. Su origen puede proceder de la germinación de la semilla y por su longevidad, con varios cientos de años, otros ejemplares de la misma variedad pudieron ser sustituidos por otros olivos. Y este posiblemente se ha quedado como testimonio de épocas pasadas.

El propietario del olivo es José Andreu Zamora, un agricultor de 91 años que toda su vida ha conocido este árbol como parte del patrimonio familiar. Perpetuando lo que aprendió de sus mayores, lo ha cuidado con mucho esmero hasta los últimos años, a pesar de su avanzada edad.

En la visita realizada para preparar esta candidatura explicaba a los técnicos de la Comarca de Somontano que, de niño, se sentaba en el tronco a leer cualquier trozo de papel que llegaba a sus manos, mientras las ovejas apacentaban en la parcela, próxima a la casa.

También detalló las instrucciones que le da a la persona que ahora trabaja para él, respecto al manejo del árbol: poda de mantenimiento y libertad para que crezca hacia arriba. El fin es que se perpetúe de cara a las generaciones venideras. En tiempos antiguos, los árboles se hacían muy altos, y para recoger el fruto se utilizaban escaleras. Esta práctica se ha ido modificando con el fin de facilitar la recogida. Las ramas altas se fueron cortando favoreciéndose mediante la poda el desarrollo horizontal del árbol.

Debido a su imponente tamaño, este olivo ha llegado a dar hasta 300 kilos de olivas en una campaña. No obstante, su producción anual está muy condicionada por la pluviometría de cada año. Es conocida la tradicional práctica de los agricultores de la zona, de procurar canalizar el agua de lluvia hacia los olivos a través de “aguaderas” o montículos de tierra, con el fin de encharcar los troncos para que las raíces puedan aprovechar mejor el agua y así producir una mayor cantidad de fruto.

Con ese fin, en el año 2003, José construyó dos paredes en la cara sur del tronco, arrastrando grandes sillares de piedra de más de 300 kg cada uno, para nivelar el terreno y evitar que el agua se escurra hacia la siguiente parcela, situada a menor nivel.

Además, en 2010 le colocó dos pararrayos para evitar el riesgo de daños por tormentas, al comprobar que un rayo había caído en el cementerio cercano. Es quizá el único olivo que cuenta con esta protección.

El municipio de Colungo pertenece a la zona protegida del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara. Esta entidad señalizó la Olivera de Nadal, hace más de 15 años, por su monumentalidad, con el fin de que pudiera ser visitada. Y también colocó un panel informativo con sus principales características. Por la ubicación de la parcela junto a la carretera, recibe muchas visitas. Por ello José, decidió construir unas escaleras con sus propios medios para facilitar el acceso.

Los pueblos de nuestra comarca han estado vinculados tradicionalmente a la cultura del olivo y del aceite. Este último era un producto que, con la venta del excedente, aportaba a las familias un dinero en metálico para atender necesidades perentorias, en el marco de una economía de subsistencia y autoconsumo.

Según cuenta José, en su juventud era aficionado al fútbol, como seguidor del Athletic Club de Bilbao. En 1949, quiso asistir en Barcelona al partido que enfrentaba a su equipo con el Futbol Club Barcelona, siendo la primera vez que viajaba más allá de Barbastro. La entrada y el viaje fueron pagados con tres quintales de aceite almacenados en la casa, que vendió de estraperlo. Con emoción recuerda aquella cita inolvidable, siendo capaz de recitar la alineación completa de los dos equipos.

La Comarca de Somontano promovió esta candidatura al Mejor Olivo Monumental de España en el año 2017 con el objetivo de seguir sensibilizando a la población sobre el valor de los olivares tradicionales y así evitar su arranque en la comarca. Es un legado de incalculable valor que ha permitido conservar hasta nuestros días más de 18 variedades diferentes de olivos, cuyos aceites diferenciados hacen del Somontano un territorio especial respecto de otras zonas productoras.

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