50 aniversario

La promoción de la Academia General Militar que descubrió la Transición

Salieron tenientes un mes después de la muerte de Franco. Uno fue el primer español que mandó el Eurocuerpo y otro, jefe en la recuperación de la isla de Perejil.

De los 280 miembros de la XXXI promoción de la Academia General Militar, 155 acudieron el sábado a celebrar en la basílica del Pilar el 50 aniversario de su jura de bandera
De los 280 miembros de la XXXI promoción de la Academia General Militar, 155 acudieron el sábado a celebrar en la basílica del Pilar el 50 aniversario de su jura de bandera
Oliver Duch

Cada otoño se reúnen en la Academia General Militar de Zaragoza (AGM) los militares que celebran el 50 aniversario de su jura de bandera. Rondan los 70 años y recuerdan así ese día tan simbólico, el inicio de una formación de cuatro cursos tras la que saldrían como tenientes. Madrugan para volver a la General, van vestidos de uniforme, una costumbre que casi todos perdieron hace más de una década al pasar a la reserva, llevan unas flores a la Virgen del Pilar en un acto de referencia para ellos y acuden al patio de la Academia para repetir lo que hicieron aquel día.

Este año, de los 280 oficiales que juraron bandera en octubre de 1972 y salieron tenientes en diciembre de 1975, alrededor de 155 acudieron al acto en el centro militar. Entre las ausencias se cuentan desde fallecidos hasta algunos con covid u otros motivos de salud. Pero la singularidad de este grupo es que son los primeros cuyos despachos de teniente ya firmó el rey Juan Carlos; descubrieron la Transición desde sus cuarteles, donde años después se vivió el golpe de Estado del 23-F, y sufrieron el terrorismo de ETA y los Grapo toda su vida. Aquel 19 de diciembre, llevaban un brazalete negro como luto oficial por la muerte del dictador Francisco Franco un mes antes, el 20 de noviembre de 1975.

Pasaron la mitad de sus cuatro años de formación en las academias de sus especialidades (Infantería, Caballería, Ingenieros, Artillería, Intendencia y Guardia Civil) y el resto estuvieron en la capital aragonesa. "Nos tocó la muerte de Franco y la crisis del Sahara. Somos los oficiales marcados por la Transición y la primera promoción con despachos firmados por el rey Juan Carlos, que era de la XIV", relata uno de los militares que participó en el acto en la basílica del Pilar, oficiado por el sacerdote Antonio Rejano, compañero de los militares, que cantaron la Salve y ofrecieron unas flores a la Virgen.

Al regresar a la AGM, el número uno de los miembros de la XXXI promoción, el teniente general Juan Bautista García Sánchez, que fue jefe del Mando de Apoyo Logístico, leyó su discurso ante sus compañeros. Él no fue el único que llegó tan alto; le acompañan el teniente general Alfredo Ramírez, primer español que llegó al mando del Eurocuerpo. Una unidad que hoy, desde el inicio de la guerra de Rusia contra Ucrania el pasado 24 de febrero, se reclama mucho desde la UE, en palabras del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.

"No nos queda otra solución que desarrollar el Eurocuerpo porque sus ejércitos pueden ayudar a vertebrar la Unión Europea. La guerra de Ucrania ha provocado la cohesión social y militar europea", proclama uno de los participantes en la celebración, a la que acuden algunos de los más brillantes miembros de las Fuerzas Armadas españolas en la última mitad del siglo XX.

Asisten también el teniente general Ricardo Álvarez-Espejo, que fue inspector general del Ejército de Tierra, y el comandante general de Baleares, Casimiro José Sanjuán Martínez, nacido en Zaragoza en 1953, quien fue jefe del dispositivo para recuperar la isla de Perejil, situada a 200 metros de Marruecos, en el año 2002, con un batallón de operaciones especiales, después de un conflicto diplomático con el reino alauita.

Los militares de 1975 reconocen que salieron de la AGM con una formación "estrictamente militar", pero la democracia que trajo la Transición a España les supuso tener que "adaptarse a esa realidad» y apoyar esa "reconversión", como demostró años después el director de la Academia, el general Luis Pinilla, al evitar el efecto del 23-F en Zaragoza, a pesar de que una parte de la División Acorazada Brunete (de donde salieron los golpistas en Madrid) estaba de maniobras en el campo de San Gregorio.

Ese día del golpe de Estado que puso en riesgo la democracia estos oficiales reconocen que eran "imberbes", aunque algunos ya habían realizado las primeras salidas a misiones en el extranjero, en países como Guinea o Vietnam y, poco después, en El Salvador, entre otros destinos.

Por ejemplo, el general aragonés Casimiro Sanjuán pudo participar en el proceso de paz de Mozambique, junto a las misiones en Bosnia, Kosovo y Líbano, donde fue general jefe de la Brigada Multinacional. "En Bosnia, el Ejército español facilitó esos años el final de la guerra civil y en Mostar hay una plaza de España, en un lugar emblemático para una ciudad que sufrió mucho", detalla un oficial que prefiere mantener su anonimato. Al final, estos militares que ahora regresan a la AGM, donde se formaron en unos años vitales para España (entre 1972 y 1975), concluyen que pasaron de vivir en una dictadura con tres ministros militares (de Tierra, Mar y Aire) a una democracia con un Gobierno elegido por los ciudadanos en unas elecciones y un Ministerio de Defensa mandado por un civil, pasando a convertirse en "espectadores de la decisión del pueblo español", del que se fiaron, y con unos jefes de Estado Mayor al frente de los ejércitos.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión