desescalada

Las constructoras de piscinas, desbordadas por la demanda para este verano

El confinamiento ha disparado el interés por estas instalaciones, y las empresas dan cita para septiembre u octubre. Las portátiles están prácticamente agotadas.

Instalación de una piscina por la empresa 'Piscinas Alpuente'.
Instalación de una piscina por la empresa 'Piscinas Alpuente'.
Heraldo

¿Ponemos una piscina en el jardín? Si es para este verano, seguramente ya llegue tarde. Las empresas especializadas en construcción de vasos se encuentran este año desbordadas por la demanda. El confinamiento y las dudas que hay sobre la apertura de las piscinas tanto públicas como privadas han hecho que muchos se hayan animado a instalarse una en su propia casa, siempre que tengan, claro, un espacio disponible para poder hacerlo.

Aunque aún es pronto para hacer balance -el verano ni si quiera ha empezado de forma oficial- algunas ya cifran el incremento del trabajo en torno a un 30%. Las empresas consultadas no pueden garantizar que si reciben un encargo hoy mismo, este vaya a estar terminado para este verano. Más bien dan de fecha de entrega los meses de septiembre y octubre. El incremento de trabajo y el mayor plazo de entrega de los proveedores de materiales son los motivos de esta demora.

Juan Fernández, gerente de Piscinas Alpuente, señala que ya han instalado unas 20 piscinas, y siguen trabajando sin descanso. “La gente que tiene cierto poder adquisitivo, y que este verano no quiere ir a la playa para estar encerrado en dos metros cuadrados, se está animando a hacerse la piscina”, apunta. Por lo general, son familias que “llevan rumiando desde hace años la posibilidad de ponerla”, y que este año, con el confinamiento, finalmente se han animado.

Ana Murillo, responsable de Piscinas Plaza, dice que en esta época siempre van “a tope de trabajo”, pero admite que este año “aún más”. Aunque aún no se atreve a cuantificar el aumento de obras, sí señala que la situación generada por la covid-19 “ha hecho que la gente se haya lanzado y se haya decidido a dar el paso”. “Tenemos más trabajo del que podemos asumir”, admite.

Los precios varían notablemente dependiendo de los materiales y del tamaño, pero pueden ir desde los 12.000 a los 20.000 euros más IVA para una piscina de unos 7-8 metros cuadrados. Las empresas zaragozanas las instalan, sobre todo, en el entorno de la capital aragonesa, pero también en municipios del resto de Aragón y de provincias cercanas.

Las portátiles, agotadas

Del mismo modo, también se ha incrementado la demanda de la opción barata de la piscina de obra: los vasos desmontables, portátiles o hinchables. Conforme fueron subiendo las temperaturas, su presencia prácticamente se agotó en el mercado. La mayoría de las empresas ya no tienen modelos -más allá de los pequeños espacios de chapoteo para bebés-, tanto en su sede física como en la web. Y, las que disponen de alguna unidad, tienen plazos de entrega bastante dilatados.

Recientemente, el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zaragoza alertó del peligro de instalar piscinas portátiles en terrazas o azoteas sin una adecuada supervisión. Ante el incremento de la demanda de este producto, advirtieron de que todos los veranos se produce algún derrumbe de forjado por el excesivo peso al sobrecargar la estructura con la instalación de una piscina portátil.

Como norma general, a las terrazas y azoteas de edificios de nueva construcción se les supone una capacidad de sobrecarga de 200 kilos por metro cuadrado, lo que equivale a 20 centímetros de altura de agua de las piscinas. Para inmuebles más antiguos esta altura de agua será en todo caso igual o menor y dependerá de la antigüedad y el tipo del forjado.

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