Subdirector de HERALDO DE ARAGÓN

De los que pierden y de los que no ganan

El hemiciclo de las Cortes de Aragón.
El hemiciclo de las Cortes de Aragón.
Oliver Duch

Si uno se compra una lujosa choza con piscina en Galapagar después de presentarse como el adalid de la vivienda social y el azote de los multipropietarios, sorprende a sus electores abrazando una buena mañana la Constitución después de reclamar un nuevo proceso constituyente y, además, uno mantiene una postura tibia con los independentistas después de gritar ‘viva España’ acaso desoriente a quienes creían que ya contaban con un líder de recorrido largo. Si para alimentar la confusión uno decide criticar con dureza en la antesala de las elecciones la ejemplar donación a la sanidad pública de un hombre respetado y admirado como Amancio Ortega, solo puede esperar que le caiga una tormenta de indiferencia en lugar de una lluvia de votos.

Eso le ha sucedido a Podemos, que ha extendido su fracaso por todo el país. En la Comunidad aragonesa, tal vez el análisis requiere un factor añadido sobre su insuficiente papel en las Cortes y el efecto arrastre de la capital aragonesa, con la batalla intestina con ZEC, que ha terminado por arruinar la candidatura. Acaso habría que convenir que jamás un político tuvo en Aragón una legislatura más placentera con menos escaños que Javier Lambán, quien apenas necesitó remangarse para conseguir hasta tres pactos presupuestarios con Podemos sin cesión conocida. El último de ellos, en 2018, invitó a especular sobre la verdadera capacidad negociadora de la formación podemista. El espectáculo de ZEC en el Ayuntamiento de Zaragoza ofrece la explicación última del mal pie de Podemos el 26-M: le dieron los votos a Santisteve en 2015, le hicieron alcalde y el experimento terminó con una confluencia rota buscando un elemento diferenciador inexistente.

Los partidos aragoneses contorsionan desde el domingo sus posibilidades a ritmo de calculadora, pero los próximos inquilinos del Pignatelli y del Ayuntamiento de Zaragoza los decidirán Rivera y Casado, con la lógica intervención de Lambán. Y tal vez veamos un escenario invertido al de 2015: entonces ganó en ambos el PP, pero gobernaron PSOE y ZEC. Ahora será, en parte, diferente. Ojalá también lo sea para los ciudadanos.

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