Letras que delatan el acoso escolar

El lenguaje y la escritura para detectar el bullying son algunos de los temas tratados en unas jornadas organizadas por Reazyom.

Muestra de escritura de un niño de 11 años, con trazo sucio debido al sufrimiento que siente.
Muestra de escritura de un niño de 11 años, con trazo sucio debido al sufrimiento que siente.

¿Es posible detectar casos de acoso escolar a través del lenguaje o de la escritura de los más pequeños? Estos son algunos de los temas que se han tratado durante las Jornadas de Bullying y Convivencia Escolar organizadas por la Asociación de Familias Víctimas de Acoso Escolar de Zaragoza (Rezyom) que se desarrollaron en Caixaforum.

Durante la conferencia ‘La importancia de la letra’, la psicóloga, grafóloga infantil y presidenta del Círculo Hispano-Francés de Grafología, Cristina López Borroy, explicó varios casos reales en los que, a través de la escritura, era sencillo determinar que el niño o la niña estaban sufriendo a nivel emocional.

“Con esta técnica podemos detectar un problema, pero luego hay que indagar para averiguar las causas y trabajar sobre él”, asegura la experta. Algunos de los signos se corresponden con alteraciones en el trazo, aparición de tachados, ennegrecidos o letras deformadas… en general, “nos encontramos ante una escritura de apariencia más sucia y desordenada”, afirma.

Muestra de escritura de un niño de 11 años, con trazo sucio debido al sufrimiento que siente.

Otro de los detalles significativos radica en la firma, ya que muchas veces “se repasa, se tacha, o en algunos casos incluso desaparece”, añade la grafóloga. También se producen alteraciones espaciales entre palabras y letras: “unos huecos demasiado amplios pueden implicar un aislamiento social del individuo mientras que si las palabras están demasiado juntas puede significar que están buscando protección o una situación de agobio”, asevera.

Otro detalle importante a la hora de llevar a cabo un estudio grafológico se centra en las propias letras: “en ocasiones aparecen formas o completamente aplastadas como reflejo de una autoestima por los suelos, o todo lo contrario”.

La psicóloga zaragozana, que estudió durante 5 años en la Sociedad Francesa de Grafología de París, “un país en el que la grafología es como una carrera universitaria más”, asegura, actualmente lleva a cabo varios trabajos de reeducación de la escritura en niños de Zaragoza, que ya están diagnosticados.

“Son personas vulnerables que muestran una dificultad en el desarrollo de sus capacidades con respecto al resto de compañeros y eso les convierte en diana del resto en el aula”, explica López. Por eso, la reeducación o mejora de la escritura colabora con la terapia psicológica y contribuye a la lucha contra el fracaso escolar.

Para López, deberían de existir unas escalas en los centros escolares que permitiesen comparar las escrituras en un aula con el desarrollo del resto de sus compañeros. “A veces, el daño no solo es emocional sino que hay un problema motor o neurológico”, añade.

En cuanto a las edades, desde Reazyom aseguran que, cada vez se detectan casos en niños más pequeños, desde primaria e incluso infantil. “Uno de los mayores indicativos es que un niño que siempre ha ido bien en clase, de repente, empiece a ir muy mal”, explica Carmen Casarejos, presidenta de la asociación y psicóloga experta en programación Neurolingüística.

Además, explica que a través lenguaje también es posible detectar un problema. Frases como, “nunca voy a aprobar”, “soy muy torpe” o “todo lo hago mal”, pueden ser síntomas de que algo no va bien. “El lenguaje configura el lugar que ocupamos en el mundo”, añade.

“Es muy importante la figura de los padres, pero también la de los profesores, ya que si se le dice a un alumno que no está al nivel en repetidas ocasiones, esto puede afectar a su desarrollo y se produce una estigmatización y un aislamiento por parte del grupo”, añade.

El acoso escolar, desde dentro

En palabras de su presidenta, esta asociación nace en la capital aragonesa con el objetivo de “cubrir un hueco en el campo del acoso escolar desde dentro de la familia, lo que nos convierte en una asociación pionera”, asevera.

¿Cómo detectar cuándo nuestro hijo o hija está siendo víctima de acoso escolar? Esta es sin duda una de las preguntas más frecuentes con las que se topan los miembros de esta asociación: “tienen que darse tres factores: primero la existencia de una intención de hacer daño en la que los acosadores y observadores se burlan, hostigan y humillan a la víctima”.

Por otro lado, se trata de una situación reiterada en el tiempo, “no son momentos puntuales sino que se repite e, incluso, se expande a las redes sociales”. Y, por último, se da una situación de desigualdad de poder. “La víctima está aislada y se enfrenta a un grupo”, concluye.

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