Iane clark: "Enseñar a pensar es tan importante como el Lenguajeo las Matemáticas"
El personaje:
La pedagoga canadiense impartió un curso para docentes en el Patio de la Infanta de Ibercaja sobre Pensamiento profundo para un aprendizaje profundo.
-Lo es. Y por eso enseño no a pensar, sino a pensar profundamente para que el aprendizaje lo sea también. Pensar lo hacemos siempre, desde que nos levantamos.
-¿De verdad lo cree?
-¡Sí! Pensar es algo muy natural, es lo que hace el cerebro. Pero el truco es hacerlo de manera efectiva.
-Y ¿cómo lo hacemos?
-Como cualquier cosa, adquiriendo habilidades y conocimientos. Hay un criterio internacional para ello, basado en el pensamiento crítico análisis y evaluación y en el creativo, en la habilidad de crear algo nuevo. Y a un niño le enseñamos con pequeñas herramientas.
-¿Qué deben hacer los profesores para hacer pensar a sus alumnos?
-Para empezar, adquirir las habilidades ellos mismos antes. Si quieres ser constructor, tendrás que aprender a utilizar el martillo o los clavos. Y esto es igual.
-¿Qué es más complicado para un docente: enseñar Matemáticas o a pensar?
-Enseñarles a pensar es más exigente porque no nos preparan para ello. Por supuesto que los niños aún necesitan aprender Lenguaje y Matemáticas, es la base, pero hay una nueva base. Y ninguna es más importante que la otra.
-Mi padre siempre decía que mejor no pensar mucho, que el pienso engorda.
-Supongo que es un dicho. Ahora en serio, quien no quiere que los niños aprendan a pensar es porque no quiere que tengan una opinión. Pero en un mundo tan interconectado, con tantos cambios en el medio ambiente o la estructura familiar, es necesario que nuestros hijos se formen como identificadores y solucionadores de problemas. Que generen ideas e innoven.
-Y ¿no hay un riesgo de hacerles pensar de más?
-Para enfrentarse a todos estos desafíos, no. Pensar de más no es la expresión, pero sí deben aprender a pensar de forma distinta, más estratégica y transparente. Si lo conseguimos, les hacemos más fuertes para poder hacer cambios en su vida y en las del resto.
-¿Quién tiene la culpa de que un estudiante no aprenda: el profesor, el alumno, el sistema...?
-Si un estudiante no aprende es un síntoma. Y hay que mirarlo todo. Si pasa en mi clase, a la primera que miro es a mí. Ser profesor es un privilegio. Y creo que casi todos lo ven así. Pocos educadores lo ven como un trabajo.
-En España no paramos de hablar de la calidad de la educación.... o de la falta de ella.
-Debemos tratar de dejar lo que no está bien, y centrarnos en qué podemos hacer nosotros. ¿Me gustaría que hubiera cambios en el nivel de las escuelas? ¡Claro! Pero me meto en clase e intento hacerlo lo mejor posible ese tiempo.
-Usted es canadiense. ¿Sus consejos valen para todos los países?
-Sí. En algunos es más fácil, porque el propio currículo incluye el pensamiento. En otros no y los profesores me dicen: "Sí, pero...". Y yo les contesto que no añadan nada, que sigan enseñando Historia o Ciencia, pero cambiando la forma en que las imparten. Nunca le haría hacer a mis estudiantes lo que yo no hago o no entiendo. Y eso es universal, sea cual sea el sistema.
-Y ¿qué aprende usted cuando da clases?
-Aprendo mucho sobre mí misma. Los estudiantes, de cualquier edad, vienen con tantos conocimientos, con tanto dentro... Constantemente comparten cosas y me descubro pensando... ¡eso no lo sabía! La enseñanza es algo conjunto, una sociedad, y los alumnos nos enseñan tanto como nosotros a ellos, pero de distinta manera. Solo hay que estar abiertos a ello.
-Por cierto ¿usted era una buena estudiante? ¿O se las hizo pasar canutas a sus profesores?
-En primaria era buenísima. Me encantaba el cole y por eso siempre quise ser profesora. Mi padre me construyó una pequeña escuela en el sótano y daba clases en verano a los más pequeños. En secundaria cambió la cosa, no estaba tan comprometida, iban más rápido que yo... Durante tres años traté de entrar en Magisterio y me dijeron que no lo lograría. Pero en la última entrevista les dije que, si no entraba, me verían cada año allí. Es parte de mi filosofía, no renunciar a los sueños.