Cada vez más empresas, instituciones, entidades y particulares llevan a cabo prácticas sostenibles. No en vano, en los últimos años buena parte de la sociedad ha asumido plenamente que, si no se sigue el camino del respeto al medioambiente, las consecuencias pueden ser muy graves para el conjunto del planeta.

Ejemplo de ello son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que establece la Agenda 2030 de Naciones Unidas, la principal hoja de ruta a seguir en esta materia. Una de las conclusiones más importantes que se pueden extraer de ella es que ese desarrollo ha de tener tres patas para que las acciones que se desarrollan sean efectivas. Además del ambiental, deben contemplarse los planos social y económico con el fin de que tengan un impacto real.

Causar el menor impacto posible en el medio ambiente a la hora de llevar a cabo sus operaciones es el gran fin de las organizaciones en lo que tiene que ver con el primer pilar. Algo que encaja a la perfección con el ODS 12 (producción y consumo responsables) que, entre otras metas, se marca lograr la gestión sostenible y el uso eficiente de los recursos naturales y reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización.

Transformación social

Asimismo, en lo relativo al aspecto social, la Agenda deja muy claro que, sin una transformación en este ámbito, muchas de estas medidas carecen de sentido. Siguiendo el principio de que la búsqueda de una sociedad sostenible debe pasar por tener una sociedad saludable, se recogen compromisos relevantes con respecto a la pobreza (ODS 1), el hambre (ODS 2), la salud y el bienestar (ODS 3), la educación de calidad (ODS 4) o el trabajo decente (ODS 8).

Así, en estas cuestiones se pide erradicar la pobreza extrema, asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año, reducir la tasa mundial de mortalidad materna, asegurar que todas las niñas y niños terminen la enseñanza primaria y secundaria o que disminuya notablemente la proporción de jóvenes que no están empleados y no cursan estudios ni reciben capacitación.

Por otro lado, y debido a su relación directa con los temas citados, la economía ocupa también un lugar destacado a este respecto. Lograr condiciones laborales dignas (ODS 8), infraestructuras que apoyen el bienestar humano (ODS 9), instituciones eficaces y transparentes (ODS 16) o asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados (ODS 11) son objetivos sin cuya consecución la sociedad no podrá contar nunca con un planeta sostenible.