José Latre: "Hay que equilibrar la Agenda 2030 con la soberanía alimentaria"

Doctor en Bioquímica, pasó de ayudar en la tienda familiar en su Barbastro natal a ser uno de los mayores expertos del ‘retail’ del país desde la consultora EY. Defiende la "responsabilidad" del sector alimentario en años de crisis y ve algunas "sombras" para la economía a largo plazo.

José A. Latre, senior advisor de EY-Parthenon, en la sede central de la compañía en Madrid
José A. Latre, senior advisor de EY-Parthenon, en la sede central de la compañía en Madrid
Enrique Cidoncha

Fue uno de los defensores de la cadena alimentaria durante la crisis de la inflación del año pasado. ¿Actuaron correctamente?
La salida del covid fue muy rápida, en un entorno de tipos de interés cero y mucha inversión pública. Esto generó la inflación, pero una inflación de costes, primero con los precios energéticos y después con las materias primas alimentarias por la invasión de Ucrania. Llegamos al pico del 16,6%, que son cifras que hay generaciones que no han vivido nunca. La cesta de la compra es el principal capítulo de gasto de las familias, una inflación de dos dígitos ya no solo es un problema económico, sino que es un problema social. Se puso el foco en las empresas de distribución, por contribuir a esa subida de precios pero el Banco de España demostró que de hecho los márgenes bajaron.

Los precios han ido bajando desde entonces. ¿Cuándo se normalizará la inflación?
Afortunadamente, 2023 fue el año de la desinflación. Pero los bancos centrales tienen el objetivo del 2% y ahora estamos en torno al 3%. Es lo que yo llamo la última milla de la inflación. Nos va a costar casi lo mismo bajar ese punto de lo que nos costó pasar del 10% al 3% porque el principal coste de los servicios son los salarios y también han subido.

¿Y la cesta de la compra?
En la pandemia, la cadena agroalimentaria garantizó el suministro sin apenas roturas de stock. Luego, en la crisis inflacionaria, esta misma cadena contuvo una gran parte de esa subida de los costes, se comportaron responsablemente. No obstante, no creo que bajen los precios porque muchos de esos costes son estructurales. Además, los 15 años anteriores, los precios de los alimentos sólo subieron un 1,5%. 

Los agricultores sí acusan a los distribuidores de los precios.
No creo que los enemigos del campo sean el resto de los agentes de la cadena. Los que más pueden ayudar al sector primario son tanto la industria alimentaria como la distribución, en hacer explotaciones más grandes y eficientes, en asegurarles la venta de sus productos.

¿Cuál es el motivo entonces de tanto descontento?
La ley de cadena alimentaria busca evitar la venta a perdidas para no perjudicar a los más débiles. Es una filosofía que comparto, pero tiene algunos efectos colaterales indeseados. Se aplica a las empresas de España pero no a las que están fuera, que entran con unos precios muy inferiores a los costes de un productor español. Además, el campo tiene problemas para asegurar la continuidad de las explotaciones con los jóvenes. Hay un cierto desprecio de la ciudad hacia el campo, cuando es el que nos da de comer. Hay que proteger al sector y modernizarlo.

¿Comparte la crítica del sector a la Agenda 2030?
Europa tiene unos objetivos de sostenibilidad que compartimos todos pero debe tener mucho cuidado con los plazos, porque son regulaciones que imponen costes a los productores que no se aplican en otros países y trae la competencia desleal. Hay que equilibrar la Agenda 2030 con la soberanía alimentaria.

Volviendo a lo macro, ¿por qué se están demorando las bajadas de tipos de interés?
Para combatir la inflación, los bancos centrales subieron los tipos. Pasaron del 0 al 4,5% en Europa y al 5,25% en Estados Unidos. No van a subir más pero ahora la discusión está en cuándo van a empezar a bajar y cuánto. Las expectativas iniciales de que hubiera hasta seis bajadas de tipos este año, de un punto y medio, ya se da por descartado. De momento va a ser después del verano, más tarde de lo previsto, y además no va a haber tantas bajadas. 

Pese a todo, la economía española sigue creciendo.
Estados Unidos sigue creciendo bastante. En Europa tenemos distintas situaciones. España, en términos relativos, ahora está mucho mejor que el resto de países europeos. Particularmente está muy mal Alemania, porque era muy dependiente del sector industrial y del gas barato ruso. Aquí sufrimos la mayor caída en la pandemia por tener una estructura económica de servicios muy dependiente del turismo pero somos los que mejor nos estamos comportando. Ahora el consumo es razonablemente positivo. Los motivos fundamentales son el buen comportamiento del mercado de trabajo, y segundo, que es menos conocido, pero es una realidad, el endeudamiento de los hogares ha bajado mucho. Eso se traduce en mejoras del índice de confianza y en consumo.

¿Augura un crecimiento estable?
Con luces cortas soy muy optimista, con luces largas no tanto. En los próximos meses o años, la tendencia del consumo es positiva, pero si analizas también los componentes del PIB, hay algunas sombras en el largo plazo. La más importante es que lo que más crece en España es el gasto público, está muy por encima de 2019, mientras que el privado está más o menos empatando.

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