La investidura de Illa choca con el calendario, la batalla en ERC y la resistencia de Puigdemont

Junqueras anuncia su intención de optar a la reelección para presidir ERC horas después de comunicar su dimisión

El PSC gana las elecciones catalanas.
El líder del PSC, Salvador Illa
Lorena Sopna

Las elecciones catalanas dejan tres escenarios: Illa presidente, investidura más que improbable de Puigdemont o repetición electoral. En principio, nadie quiere nuevos comicios -al menos, es la posición que todos los partidos mantienen en público-, pero no están nada claras las posibles combinaciones para poder evitarlas.

Salvador Illa y Carles Puigdemont se han postulado para presentarse como candidatos a la investidura y ambos han puesto en marcha la maquinaria de sus partidos para empezar los contactos. Quien tiene más posibilidades sobre el papel es el líder socialista. Illa se mostró hoy confiado, con toda la prudencia del mundo, y constató en la Ser que Esquerra tendrá un "papel relevante". El exministro afirmó que dará todo el tiempo a ERC para que pueda "digerir" sus resultados electorales aunque baraja "distintas opciones".

El primer secretario del PSC necesita a ERC y los comunes para ser investido en primera ronda por mayoría absoluta o en segunda con la abstención de los republicanos, aunque esta no bastaría por sí sola. Podría sumar también con Junts y hasta con el PP y la abstención de Vox -siempre hipotéticamente-, pero la prioridad de los socialistas es un Gobierno progresista, en principio en solitario. "ERC tiene todo el tiempo que necesite para reflexionar" y reorientar su estrategia en favor de un Govern estable, concedió IIla.

Pero aunque el ganador del 12-M está evitando presionar en público a los republicanos, de tiempo es justamente de lo que no va sobrado. Antes del 10 de junio, tiene que votarse la presidencia del Parlament. Esa votación ya marca por dónde van los tiros de la investidura, cuya primera sesión podría ser el 25 de junio. La presidencia del Parlament podría ser un buen gancho para atraerse a una Esquerra que ha perdido el Govern y peso institucional, aunque el PSC descarta, por ahora, cederla.

Como ya ocurrió con las elecciones generales, este resultado es complicado de gestionar. El PSC tiene que afrontar además la negociación en plena batalla interna en ERC. La debacle de los republicanos se ha saldado ya con un reguero de dimisiones en la cúspide y la convocatoria de un congreso extraordinario para el 30 de noviembre. De momento, han anunciado que se apartarán Pere Aragonés (no recogerá su acta de diputado), Oriol Junqueras, que cesará como presidente del partido tras las europeas, y Marta Rovira, que no optará a la reelección como secretaria general.

La renuncia de Junqueras, no obstante, es singular, porque él sí tiene voluntad de volver a presentarse como candidato a dirigir la formación. El líder independentista hizo este jueves un 'me voy, pero me quedo'. Si Pedro Sánchez necesitó cinco días para su reflexión, el dirigente secesionista apenas unas horas. Se aparta momentáneamente y sus planes pasan por dar la batalla para ser reelegido presidente. Ha abierto un periodo de reflexión y quiere calibrar sus apoyos entre la militancia, tras verse presionado en la ejecutiva del miércoles para cesar como presidente. También quiere ver si se conforma una candidatura alternativa, que a día de hoy no existe.

Apartarse del dilema

Junqueras se aparta además del peliagudo debate sobre la investidura, que tendrán que pilotar entre Rovira, como número dos del partido, y Aragonès, coordinador nacional. ERC trata de sacudirse la presión en este debate, con el argumento que la ciudadanía le ha mandado a la oposición y que quienes tienen que moverse son las dos fuerzas que han quedado por delante, el PSC y Junts.

Los republicanos, en cualquier caso, no han fijado al azar el 30 de noviembre como fecha para el congreso extraordinario. Lo explicó Junqueras al anunciar sus planes de futuro: tiene toda la "lógica" para que ERC pueda superar un posible ciclo electoral, si hay repetición en Cataluña y si hay adelanto en toda España. Esquerra, en principio, debería huir de la repetición, pues no solo está en caída libre, sino que no tendría ni candidato, además de que una parte de la culpa nada menor se le achacaría a ella.

ERC debe decidir, en un clima guerracivilista, si facilita la investidura de Illa o si atiende la llamada a la unidad del independentismo que le lanza ahora Puigdemont. El expresident insiste en que tiene opciones, incluso más que Illa. El líder de Junts presiona a ERC, encarece su precio a los socialistas, gana tiempo a nivel interno y mantiene la presión sobre Sánchez hasta que se apruebe la amnistía.

En Perpiñán, en una reunión del nuevo grupo parlamentario de Junts, aseveró hoy que "luchará hasta el final" y agotará todas sus opciones de ser investido. Dice no querer elecciones, pero avisa de que no las teme. Para ser investido, necesita el apoyo de ERC y que el PSC se abstenga con la gobernabilidad de España como moneda de cambio. Illa le exige que acepte el "principio de realidad".

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