Fascinada ando con la historia de las clarisas de Belorado y su sublevación cismática. Llegan al punto de acusar al Papa y sus antecesores hasta Pío XII de herejía para arrojarse en los brazos de un obispo excomulgado, franquista y de reputación dudosa.

Hacía mucho que no leíamos en titulares palabras como cisma, herejía, secta, excomunión… que nos trasladan a otro tiempo. En este cibermundo nuestro solo hablamos de excomunión en Halloween y Todos los Santos cuando nos referimos a Trasmoz. Los conflictos internos de la Iglesia no suelen ver la luz y si hay excomuniones o exorcismos no trascienden. Pocos militan de una forma tan contundente su espiritualidad hoy en día.

Dicen que detrás de este lío hay una operación inmobiliaria, que la abadesa de la congregación manipula a sus hermanas y que el tal Pablo de Rojas (obispo excomulgado) es el artífice la trama. La realidad es que estas mujeres han abandonado todo en lo que han creído y a lo que han consagrado sus vidas.

Las clarisas de Belorado han estado en Madrid Fusión con sus trufas y dulces, son autosuficientes económicamente, tienen página web, usan Instagram y se hacen selfis sonrientes junto a sus familiares y un perro para demostrar que no están secuestradas y que hacen lo que quieren. No es que un selfi demuestre gran cosa, pero todo junto da idea de que están en este mundo

El periodista Mariano García recuperaba hace unos días la historia de las canonesas de Zaragoza, que en el siglo XVI se rebelaron y llegaron a manifestarse por las calles de la ciudad. La razón fue un decreto que llevaba al extremo la clausura en la que ya vivían.

Las clarisas, claro está, siguen el testamento de Santa Clara que reza: "Vivid siempre en verdad para morir en obediencia". Esta vez va a ser que no. ¿Por qué? Aguardo expectante el ‘true crime’.