Este es el rostro del hombre que trajo la libertad a Zaragoza

Descubierto un retrato del guerrillero Julián Sánchez, 'El Charro', el primero en entrar en Zaragoza tras la huida de los franceses en 1813.

Retrato de Julián Sánchez, 'El Charro', descubierto en una subasta en Bilbao.
Retrato de Julián Sánchez, 'El Charro', descubierto en una subasta en Bilbao.
H. A.

Pelo ensortijado y patillas patibularias. Ojos castaños y labios finos, y el típico rubor en las mejillas del salmantino criado en montes y dehesas. Así era Julián Sánchez, 'El Charro', el guerrillero que la noche del 9 de julio de 1813, apenas media hora después de la huida de los franceses, imponiéndose al miedo de que algún rezagado le pudiera escopetear, entró a caballo en Zaragoza. El libertador. 

La Historia reserva alguna de sus páginas más floridas a los primeros que entran en una ciudad que ha sufrido ocupación, penuria y guerra. Quizá los más famosos sean los soldados de La Nueve, la división republicana que el 24 de agosto de 1944, también de noche, atravesó la Porte d'Italie de París y llegó hasta el centro de la ciudad, aún con soldados nazis en su interior. El Charro también tiene sus propias páginas, aunque hasta ahora no se estaba seguro de su fisonomía. 

Se conocía un pequeño grabado sin colorear, publicado en Cádiz en 1812, y un retrato inspirado en él que se conserva en el ayuntamiento de la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo. Pero se suponían idealizados. Ahora, el aragonés Luis Sorando, especialista en temas militares y en la Guerra de la Independencia, ha identificado al personaje histórico en un cuadro que se subastó el pasado día 18 en la sala Gran Vía de Bilbao. Lo ha conseguido estudiando la pintura, el uniforme que viste el retratado y sus distintivos.

Se trata de un retrato al pastel que estaba erróneamente identificado como “joven oficial francés con bastón” y que ahora, tras la investigación de Sorando, presidente de la asociación de recreadores Voluntarios de Aragón, ha resultado ser el más fiable y detallado de los que se le conocen. "Julián Sánchez, alias el Charro, fue un famoso guerrillero -relata Sorando-, coronel de los lanceros de Castilla, de la máxima confianza de Lord Wellington, a quien acompañó en su victoria de Los Arapiles así como en su triunfal entrada en Madrid en 1812, y fue el primero en entrar en la reconquistada Zaragoza". Así al menos lo contaba en sus diarios Faustino Casamayor, el cronista de Zaragoza: "La caballería del brigadier don Julián Sánchez, la primera tropa española que se vio en ella la noche del 9 de julio, a la media hora de que la evacuaran los franceses".

"Llama la atención el que su bigote y sus características patillas sean rubias, lo que nos es confirmado por una descripción de un testigo de la época -añade Sorando-, así como por el testimonio de Salvador Llopis, encargado de la exhumación de sus restos y del traslado de los mismos a Ciudad Rodrigo en 1985, el cual aseguraba haber visto algún mechón de pelo rubio".

El uniforme y sus distintivos han sido claves para la identificación del personaje.
El uniforme y sus distintivos han sido claves para la identificación del personaje.
Heraldo.es

En cuanto a su uniforme, clave en la investigación de Sorando, está conforme con lo dicho por Ramón Santillán en sus memorias: “No veíamos que siguiesen tras del ejército enemigo más tropas que el regimiento. de Lanceros de Castilla, al mando de D. Julián Sánchez, el cual bien podía pasar por un Cuerpo inglés a la vista de los franceses, porque iba vestido como la caballería ligera británica”, es decir con dolmán y pelliza azules, con cordonajes blancos y casco tarletón.

"Y en sus puños figuran los distintivos del grado de coronel brigadier, alcanzado el 28 de enero de 1812 -añade Sorando-, así como el escudo de distinción de Ciudad Rodrigo, concedido en 1810 por sus acciones durante el sitio de Ciudad Rodrigo, y cuyo diseño nos era hasta hoy desconocido. Igualmente, el bastón de mando con borlas negras nos confirma su mando como coronel del Regimiento de Lanceros de Castilla, que sería disuelto en 1815".

El historiador aragonés desgrana la hoja de servicios del Charro: nacido en Muñoz (Salamanca) en 1774; soldado de infantería distinguido en la guerra del Rosellón (1793-1794), en 1797 participó en la defensa de Cádiz, y en 1801 en la Guerra de las Naranjas, siendo ese año licenciado, hasta que, iniciada la guerra contra los franceses, se presentó con su caballo en Ciudad Rodrigo en agosto de 1808, siendo puesto al mando de una partida de voluntarios de caballería que realizaría numerosas acciones, por lo que fue sucesivamente ascendido a cabo (30-VIII), sargento 2º (15-X), alférez (15-II-1809), capitán (19-VII), y por fin teniente del nuevo escuadrón de lanceros de Castilla el 19 de septiembre, contando ya con mas de 200 hombres.

Grabado antiguo que representa la voladura del puente de Piedra de Zaragoza tras la salida de las tropas francesas de la ciudad.
Grabado antiguo que representa la voladura del puente de Piedra de Zaragoza tras la salida de las tropas francesas de la ciudad.
Heraldo.es

En marzo de 1810 pasó a ser regimiento, de 2 escuadrones, uniéndose a la defensa de Ciudad Rodrigo, y el 17 de mayo llevó a cabo una heroica salida, por la que fue ascendido a coronel y todos sus hombres recibieron un escudo de distinción que se bordarían en la bocamanga izquierda de sus uniformes. Tras lograr fugarse de dicha plaza antes de su capitulación, pasó a las órdenes de Wellington en septiembre, ordenándole operar con sus lanceros tras las líneas francesas. Fue uno de los pocos militares españoles en los que confió Wellington. 

Por sus numerosas acciones fue ascendido a brigadier, el 28 de enero de 1812, participando ya como tal con sus lanceros en la victoria de los Arapiles (22-VII-1812), y en junio de 1813 pasó a formar parte de la División de Espoz y Mina, que en julio y junto a los navarros de Durán liberarían Zaragoza. 

El 5 de agosto acompañó a Mina en el templo del Pilar a la misa de acción de gracias por la victoria de Wellington en Vitoria, y el 19 de septiembre expulsó de Fraga a los franceses.

En 1815 su regimiento fue disuelto, pasando a ser gobernador de Santoña (1816) y de Santander (1822). Allí le sorprendió el regreso de Fernando VII al absolutismo (1823). Fue encarcelado por considerársele liberal, hasta 1828, cuando fue liberado “libre de culpa” y recompensado con la cruz de San Fernando (1829), para morir en Etreros, (Segovia), el 18 de octubre de 1832.

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