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Isabel Gil, escritora de cuentos infantiles inclusivos: "No hay que juzgar, todo el mundo está librando su batalla"

Maestra y coordinadora de atención postemprana en la Fundación Down de Zaragoza, acaba de lanzar su quinto libro ilustrado, 'Ponte mi mochila', que manda un mensaje de respeto y empatía a adultos y niños.

Isabel Gil, autora de cuentos infantiles, con su quinto libro: 'Ponte mi mochila'.
Isabel Gil, autora de cuentos infantiles, con su quinto libro: 'Ponte mi mochila'.
Francisco Jiménez

Tras 15 años de experiencia trabajando con niños con discapacidad en Zaragoza, Isabel Gil se lanzó hace seis a la aventura de escribir cuentos inclusivos dirigidos a los menores y a sus familias

"Desde pequeños es importante ir aceptando y vivir la inclusión como algo positivo. Vivir con la diferencia te enriquece", sostiene esta maestra de educación especial e infantil, que acaba de publicar el cuento ilustrado 'Ponte mi mochila', dirigido a todos los niños pero también a adultos. 

Maestra y coordinadora de atención postemprana en la Fundación Down de Zaragoza, acaba de lanzar su quinto libro ilustrado que manda un mensaje de respeto y empatía a adultos y niños.

¿Qué mensaje quiere lanzar con su lectura?Este último cuento se desarrolla en un entorno escolar, en el que un menor se confunde de mochila y ve que por dentro no es igual que la suya, que hay un niño que lo está pasando mal… La madre le explica que todo el mundo tiene su mochila, con las experiencias de lo que hemos vivido, las alegrías y las tristezas, pero todos tenemos una. Para los niños es muy significativo porque es visual, pero sobre todo sirve para que entendamos que cuando nos cruzamos con la gente en el trabajo o por la calle, todo el mundo tiene eso detrás. En el cuento hago también referencia a Platón. Cuento que no hay que juzgar, que todo el mundo está librando su batalla y lo cordial del día a día: un buenos días, un qué tal estás… Desarrollo qué podemos hacer para que ese niño se sienta bien, y en nuestra mano está el camino que queremos elegir. Ser amable o respetuosos con los demás o ir por ese otro camino de dejar de lado.

La inclusión centra el mensaje de todos sus libros. ¿Ve avances en este sentido?La sociedad en este ámbito siempre va dando pasos pequeños a nivel social, pero hay un cambio importante y una evolución positiva. En entidades como en la que trabajamos y a nivel educativo hay un apoyo muy fuerte que se ve a la hora de aceptar la diferencia. Pero en todo lo social siempre hay que estar luchando por ello.

¿Cómo surgió esta aventura de los cuentos ilustrados?Empecé en 2017, con 'Un tesoro especial', que lo escribí con Marta Cardona, compañera de trabajo. Nos embarcamos en esto de los cuentos a partir de una actividad que llevamos a cabo en la Fundación Down. Luego la temática de un cuento llevó a otro y ahí empezó la aventura... hasta ahora.

¿Qué es lo más gratificante de este 'hobby'?Estoy contenta porque conoces a otras personas. Te invitan a ferias del libro... La Librería Central, por ejemplo, es una librería que siempre apoya a los primeros escritores sin ningún tipo de interés. Son personas excepcionales que te dan oportunidades cuando no eres nadie. Este último cuento, el de la mochila, salió publicado en septiembre y lo llevaré este año a la Feria del Libro en abril, pero sí que gracias a los anteriores he participado en otros eventos de este tipo, en Madrid, donde te suelen poner varios cuentos. 

¿Qué me dice de su oficio como maestra? A mí me gusta mucho trabajar con los niños y realmente siento que aprendo de ellos, de cómo ven la vida, las primeras veces de muchas cosas, cómo interpretan, cómo todavía no juzgan, su inocencia… Siento que yo aporto todo lo que en estos años he aprendido como maestra y que les puedo ayudar, pero me gusta sobre todo el 'feedback' que ellos me dan. Cada niño aprende de una manera diferente y también es un reto buscar la manera de llegar a todos. Cuando trabajas con personas siempre requiere un esfuerzo emocional de tu parte. En ese sentido, lo hago lo mejor que puedo, pero me quedo con lo que me enseñan y sus ganas de aprender en un oficio en el que también hay que seguir aprendiendo, aunque no partes de cero. 

¿Cómo ayudan a los niños los cuentos?Los cuentos son una herramienta más no solo para trabajar la lectoescritura, sino también los valores. Hay muchos cuentos que hacen referencia al síndrome de Down: 'Orejas de mariposa', 'El Monstruo de colores', 'Por cuatro esquinitas de nada'... Este tipo de cuentos se trabajan, y son una herramienta fundamental ya no solo por trabajar el vocabulario y la comprensión lectora y auditiva, sino también estos valores de compañerismo y respeto. Si trabajamos sobre ellos desde chiquitines y lo normalizamos, llegaremos a la edad adulta con un trabajo ya hecho para hacer una sociedad más inclusiva. 

Tiene un niño de 5 años. ¿Le hace partícipe de este proyecto?Sí, desde chiquitín, con año y medio o así, le leía estos cuentos infantiles. Además, leer cuentos quieras que no te hace conectar con los personajes, con una tercera persona. Te identificas con los sentimientos de esos personajes, y sobre todo en la parte de las emociones, te ayudan a gestionarlas en diferentes situaciones.

¿Qué importancia tiene en los suyos esa moraleja? Mis cuentos siempre tienen al final una moraleja de inclusión o de aceptar siempre al compañero… Todos los cuentos la tienen: transmiten valores de la sociedad que los niños van escuchando e interiorizando. Son una herramienta educativa y social muy importante en la primera infancia, y en la edad adulta también porque los cuentos al final son un refugio y aparte de que te invitan a soñar, te llevan también a ver esa parte de la realidad: a aceptarla, normalizarla y naturalizarla.  

Una ilustración del cuento 'Ponte en mi mochila'.
Una ilustración del cuento 'Ponte mi mochila'.
Isabel Gil

¿Cómo influye el entorno del niño en su aprendizaje? ¿Es más complicado 'educar' o concienciar a las familias que a los más pequeños?El diagnóstico te puede ayudar a enfocar, pero trabajas con la persona independientemente de la etiqueta del trastorno que tenga, y las familias responden muy bien todas. Para ellas su hijo es lo mejor de este mundo y hay mucho amor. Hay que trabajar a partir de ahí, partiendo de las necesidades que tenga.
​Al final, el tener en tu casa estos cuentos, en un momento en el que todo el tema de la gestión emocional está en auge, da una accesibilidad mayor y ayuda a muchas familias a tener esa herramienta cerca, a la que a lo mejor antes no tenían acceso, y el tener hijos es también algo que suma. En este aspecto, sí veo que hay una evolución importante en el entorno y a nivel social y cultural. Creo que se están dando pasos, tanto en los recursos que se ofrecen gratuitos en la ciudad -contacuentos, conferencias, exposiciones, etc.-, como a nivel de concienciación. Hay una evolución y hay que reconocerla, pero siempre hay que hacer más.

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