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Zaragoza sufre más daños por la quema de contenedores que ciudades con 'kale borroka'

El Ayuntamiento ha tenido que sustituir en lo que va de año 190 tanques de reciclaje, lo que le ha costado 133.000 euros. Durante el año pasado ardieron en la capital aragonesa 340 depósitos, el doble que en Vitoria o Bilbao.

Zaragoza sufre más daños por la quema de contenedores que ciudades con 'kale borroka'
Zaragoza sufre más daños por la quema de contenedores que ciudades con 'kale borroka'

El destrozo indiscriminado del mobiliario urbano, en general, y la quema de contenedores, en particular, son hechos tradicionalmente asociados a las movilizaciones de carácter radical y a acontecimientos muy concretos. Sin embargo, el fenómeno se está haciendo demasiado habitual en las calles de Zaragoza. Y no ligado a la presencia de grupos 'ultra', sino a la preocupante proliferación de un vandalismo más próximo a la delincuencia que al gamberrismo. La ciudad lo sufre casi todos los fines de semana y las arcas municipales lo hacen a diario. El Consistorio zaragozano gasta ya más en reponer contenedores que las ciudades castigadas por la 'kale borroka', es decir, por los disturbios y daños causados por los aprendices de etarras en el País Vasco y Navarra.

Según los datos facilitados por el Área de Servicios Públicos, en lo que va de año, han ardido ya 190 contenedores en Zaragoza. Si multiplicamos esa cifra por los 700 euros que cuesta cada uno, veremos que la 'broma' no sale barata: 133.000 euros. Máxime cuando se trata de un fenómeno que se arrastra desde hace tiempo. De hecho, a lo largo de 2009, hubo que reponer otros 340 tanques de reciclado (238.000 euros más).

Por fortuna, hasta ahora no ha habido que lamentar desgracias personales. Sin embargo, los daños colaterales son cada día más cuantiosos: fachadas, vehículos, toldos, ventanas... Las llamas cobran tal fuerza que derriten todo lo que tienen cerca, multiplicando las pérdidas económicas. La Policía Nacional ha conseguido identificar en un año a dos personas presuntamente relacionadas con estos incendios, pero su detención no ha puesto fin al problema, que empieza a enquistarse peligrosamente. La Jefatura Superior y la Policía Local aseguran que se esfuerzan, pero reconocen su incapacidad para poner un agente junto a cada contenedor.

Campaña en Pamplona

Paradójicamente, el problema empieza a enraizar en la capital aragonesa cuando en otras ciudades comienzan a darlo por minimizado. El mejor ejemplo son las capitales vascas, que ya hablan de este tipo de quemas como un mal recuerdo. Y los números les avalan. Según los datos facilitados por el Ayuntamiento de Bilbao, en lo que va de año, en el 'Botxo' se han tenido que reponer 120 contenedores por actos vandálicos o por su mero deterioro.

El fenómeno de la 'kale borroka' ha sido siempre menor en Vitoria. Pero, en los últimos años, este problema ha disminuido aún más. De hecho, desde el Consistorio gazteiztarra vinculan únicamente el incendio de mobiliario urbano y contenedores al gamberrismo. Aunque no han facilitado el número de depósitos quemados en lo que va 2010, la memoria de los Bomberos habla de 195 en 2009. Una cifra inferior a la que se maneja en la capital aragonesa.

Fuera del País Vasco, pero en un entorno próximo, Pamplona ha sido otra capital históricamente sacudida por el vandalismo. De hecho, hace un par de años, su Ayuntamiento puso en marcha una de las campañas más originales que se recuerdan en este ámbito. "Cuidar tu ciudad no te cuesta nada, a Pamplona 1.500.000 euros" era el lema de la iniciativa consistente en etiquetar con su precio contenedores, papeleras, bancos, árboles... El objetivo, concienciar a sus vecinos del verdadero precio de las cosas.

Si en Pamplona tienen motivos para lamentarse, en Zaragoza todavía más. Porque la factura a la que tiene que hacer frente el Ayuntamiento por limpiar grafitis, orines y excrementos, chicles y botellas y por reponer el mobiliario urbano asciende a tres millones de euros todos los años. El doble que en la capital navarra.

El caso sangrante de Málaga

Para encontrar un caso más sangrante que el de Zaragoza hay que dejar de mirar al norte y bajarse al sur. Concretamente a Málaga, ciudad de proporciones muy similares a las de la capital aragonesa (por población, quinta y sexta de ciudad de España, respectivamente). "Ahora empezamos a respirar, pero hemos pasado años realmente malos", señalan desde el Consistorio malagueño. Y como prueba, un dato: solo en 2008, tuvieron que gastarse un millón de euros para pagar los 1.344 contenedores quemados. Las cosas fueron en mejor en 2009, cuando repusieron 400.

Otro ejemplo: por dimensiones, en Murcia, séptima ciudad de España en número de habitantes (401.000), queman unos 300 contenedores al año.

Mariano Fontecha, subjefe de los Bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza, no tiene ninguna fórmula para evitar que los depósitos ardan. "Obviamente, lo que deberían hacer es no quemarlos", señala. No obstante, añade que su disposición en batería así como su proximidad a vehículos y fachadas de viviendas -en esta época muchas con las ventanas abiertas- eleva el peligro.

El sistema empleado por los vándalos es un problema. "Los incendios se suelen producir simultáneamente o con muy poco tiempo entre unos y otros. Los autores hacen un recorrido y pocas veces llegan a pillarles", cuenta. Afortunadamente, la respuesta de los Bomberos de Zaragoza es muy rápida. "Pero siempre depende de cuándo nos avisen", subraya, y de otros factores, como el tráfico.

El soterramiento de los contenedores parece haberse convertido en el mejor remedio contra las quemas indiscriminadas. Sin embargo, el coste es alto y el proceso lento. El año pasado se instalaron 90 'buzones' en la ciudad, que costaron dos millones de euros. En breve, se instalarán otros 85.