CENTRO-CASCO HISTÓRICO

Resbalones y baldosas sueltas, problemas en días de lluvia

La lluvia en Zaragoza provoca continuos resbalones y salpicaduras derivados del agua acumulada bajo las baldosas levantadas. En el casco hay varios puntos críticos.

Rampa de reciente instalación en la plaza del Pilar.
Resbalones y baldosas levantadas, problemas en días de lluvia
A. M.

El firme deslizante y la gran cantidad de baldosas sueltas en el casco histórico de Zaragoza son sinónimo, en días de lluvia, de resbalones y bajos de pantalón empapados. El primero de ellos es un problema que se repite por todo el centro de la ciudad, donde predominan las aceras de superficie lisa, que en jornadas como la de este jueves provocan más de un susto entre los viandantes. "Por aquí -en el paseo de la Independencia- he visto más de una caída, sobre todo frente a la entrada de El Caracol", relata Pilar, comercial de una conocida ONG.


Otros puntos conflictivos son la plaza de La Seo, que queda encharcada con facilidad, y se convierte en una auténtica pista de patinaje, los rebajes de piedra en los pasos de peatones de la calle Alfonso y, aunque sea de forma coyuntural, los puentes metálicos que unen las dos aceras de Indepencia durante las obras de la segunda fase del Tranvía.


Tampoco la nueva rampa de acceso a la plaza del Pilar, instalada hace apenas dos meses, ha dejado satisfecho a todo el mundo, ya que desliza en exceso cuando se moja. En este sentido, dos vecinas de la zona señalaban ayer que "aunque está muy bien para la gente que anda en silla de ruedas", su superficie metálica "resbala bastante y hay que agarrarse bien a la barandilla".


Baldosas levantadas


La gran cantidad de baldosas rotas o mal adheridas distribuidas a lo largo de todo el casco histórico zaragozano es el otro gran problema que se acrecenta los día de lluvia. En la mayoría de los casos, este contratiempo deriva de la semipeatonalidad de las calles. Al pasar continuamente coches y furgonetas por encima de las baldosas, estas acaban rompiéndose y llenándose de agua, que salpica a los despistados peatones al pasar por encima de ellas.


Este inconveniente se repite en las calles de Ossau, Méndez Núñez, Contamina, Agustina de Aragón o la plaza de Ariño, entre otras. Recientemente se ha arreglado la calle de Cinco de marzo, donde urgía una intervención de este calado.