NEGOCIOS

Más de 300 bares en Zaragoza están dirigidos por chinos

Su presencia en hostelería se ha multiplicado en los últimos años en la ciudad. Han cogido muchos traspasos por la crisis, especialmente en los barrios.

De izda. a drcha., Liao Kaizhang, Wei Zhou y Su Su Liao, en la Cafetería Amadeus
Más de 300 bares en Zaragoza están dirigidos por chinos
P.F.

Tomar un café en cualquier barrio de Zaragoza y que te atienda un ciudadano de origen chino es una imagen muy habitual en la ciudad. Este colectivo ha multiplicado su presencia en la hostelería en los últimos años. La Asociación de Cafés y Bares de Zaragoza estima que en la ciudad hay más de 300 bares dirigidos por ciudadanos chinos.


“Han cogido muchos traspasos en época de crisis. Su presencia ha crecido mucho en los barrios”, señalan desde la Asociación de Cafés y Bares. En la mayoría de los casos, estos negocios mantienen el nombre, las tapas y hasta la decoración del establecimiento.


Es difícil saber con exactitud cuántos locales hay de estas características. La Asociación de Cafés y Bares tiene unos 700 socios, pero no todos los bares están asociados (muy pocos chinos lo están). El Ayuntamiento tiene registrados 4.000 establecimientos de hostelería (con 386 categorías distintas: bares, cafeterías, cervecerías, pizzerías, pastelerías, chocolaterías, etc.).


El parque de la Esperanza (una plaza junto a la avenida de Cataluña y la plaza Mozart) sirve de ejemplo. Hay cuatro bares: tres cafeterías regentadas por ciudadanos de origen chino y una franquicia con camareros españoles. Las terrazas de los cuatro son un éxito en época de buen tiempo y la plaza está llena.


“Llevamos cuatro años con el bar. Antes había otro local, que llevaba un español y cerró. Trabajamos mi marido y yo, y dos camareros. Estamos muy contentos con el bar y con el barrio, es muy tranquilo, con mucha gente joven y familias con niños”, afirma Su Su Liao, de 27 años, tras la barra de la Cafetería Amadeus, en el parque de la Esperanza.


Abren todos los días, desde las 7.00 hasta pasada la medianoche. Dan cafés, tapas, refrescos y bocadillos. “Se cobra poco y se trabaja mucho. Yo hago 10 u 11 horas al día. Se nota que con la crisis la gente consume menos”, comenta Su Su Liao. Ellos tienen los precios congelados desde hace tres años. El café vale 1 euro y la caña, 1,05, con patatas o frutos secos incluidos.


En el local de al lado está el bar Tutti, también con camareros chinos. Antes era una heladería y mantiene el nombre y la decoración. Hace unos meses, cambió de dueños. Enfrente, en la misma plaza, está la cervecería La Rosa. Esta lleva seis años abierta. Suele estar llena, aunque los últimos dos han notado la crisis. “La gente consume menos”, coincide Li Ye (“Lucía”), camarera de 25 años. Aquí el café también vale 1 euro; la caña, 1,10, y las tapas, desde 0,60.


La excepción es el Jai Alai, un bar cercano (en la calle de José Oto), que acaban de coger tres españoles. “Vivíamos en Córdoba, vimos un anuncio por Internet y decidimos venir. Llevamos solo tres meses abiertos y de momento nos va muy bien”, cuenta Roberto Benavente. Los clientes alaban sus tapas, que regala con cada caña. El café o la cerveza cuestan 1,10 euros.