TRANVÍA

Los GPS aún invitan a girar a la izquierda e invadir el eje tranviario

Las últimas actualizaciones del TomTom y otros sistemas de navegación tampoco incorporan los cambios en la Z-40.

El segundo, donde ocurrió el accidente.
Los GPS aún invitan a girar a la izquierda e invadir el eje tranviario

Suponen una ayuda a la hora de conducir pero tampoco hay que tenerles fe ciega ni dejar de atender a la señalización. El pasado domingo un conductor tomó un giro a la izquierda tal y como le indicaba su navegador y se topó de bruces con el tranvía.


«Mi GPS no reconoce ni la rotonda de la MAZ». «El mío te obliga a dar la vuelta por todo Montecanal e ignora la salida de Rosales por la antigua carretera de Madrid». «Con la Ronda Norte no hay manera de que acierte». «La variante nueva del Picarral es desconocida para mi TomTom». Son algunos de los comentarios que se pueden leer en los foros de internet acerca de los desajustes entre los navegadores y los recorridos reales por muchas calles.


La mayor parte de empresas dedicadas a estos sistemas de conducción ya no echan mano de los mapas oficiales (que quedan obsoletos con rapidez) sino que utilizan sus propios sistemas de cartografía. En TomTom -quizá el modelo más popular- cifran que el 5% de las carreteras se modifican todos los años, por lo que el «desafío continuo es reducir el tiempo que pasa desde que se produce un cambio en las carreteras hasta que aparece en el mapa de su sistema de navegación».


Existen actualizaciones automáticas, otras que han de descargarse los usuarios (previo pago) e, incluso, en los modelos más modernos dan la posibilidad de que los conductores incorporen sus propias correcciones y -tras una comprobación posterior- los sistemas los plasman en sus mapas interactivos (generados, principalmente, por TeleAtlas o Navteq). La actualización de sistemas de navegación y de cálculo de rutas acostumbran a tener un pico de demandas cuando la DGT instala nuevos radares o, por ejemplo, cuando entró en vigor el límite de velocidad a 110 km/h. Estas últimas actualizaciones (las hay cada tres meses por unos 27,80 euros al año, según los modelos) no detectan, sin embargo, que la Gran Vía zaragozana ya no es lo que era.