UNIVERSIDAD

Los estudiantes tendrán un límite de tres años para terminar el doctorado

El periodo podrá ampliarse a cinco si el posgrado se cursa con dedicación parcial.

Una vez aprobada la tesis, los doctores pueden vestirse ya con la capa y el birrete de su centro.
Los estudiantes tendrán un límite de tres años para terminar el doctorado
J. M. MARCO

Un alumno que termina una carrera e inicia estudios de posgrado tarda entre seis y siete años de media en presentar una tesis y obtener el título de doctor. Los hay, incluso, que pasan más de una década con esta formación y a estos se suman los que lo abandonan a medias y lo retoman mucho tiempo después. Esto dejará de ocurrir en los próximos cursos. Una nueva normativa pondrá por primera vez límite a estos estudios y obligará a los alumnos a terminar el doctorado en tres años si lo cursan a tiempo completo y en cinco en la modalidad de dedicación parcial. En ambos casos podrán pedir una prórroga que deberá autorizar la Universidad.


Esta regulación -que está en fase de debate en el Ministerio de Educación- pretende acelerar la carrera de los estudiantes y dará un peso importante a la movilidad (se favorecerá el intercambio con otros centros y países). Servirá, además, para completar la adaptación de la educación superior a Bolonia.


Habrá que esperar para ver si estos cambios incrementan el número de doctores y logran reducir el alto índice de abandonos de estos estudios de posgrado. En la Universidad de Zaragoza, apenas un 10% de los doctorandos acaban presentando una tesis. El resto se queda a medias, la mayoría con lo que se denomina DEA (diploma de estudios avanzados). Este se concede una vez superados los cursos de doctorado (ahora duraban unos dos años) y el trabajo de investigación tutelado, conocido también como tesina. Tras esto es cuando debe comenzarse a elaborar la tesis que culmina con una defensa oral ante un tribunal y conduce a la obtención del título.


Según los últimos datos oficiales publicados en el informe sobre el sistema universitario de Aragón de 2008, la institución aragonesa cuenta con unos 2.000 matriculados en estudios de doctorado. De ellos, 211 aprobaron ese año la tesis (118 eran mujeres y 93 hombres).


La mayoría -56%- se doctoró con tesis sobre temas relacionados con las ciencias experimentales y ciencias de la salud. El resto de alumnos lo hizo en la rama social y jurídica (12%), en la de ingeniería y tecnología (14%) y en la de humanidades (18%).


La diferencia de porcentajes entre áreas resulta lógica si se tiene en cuenta que en profesiones como la de médico, contar con un doctorado da puntos a la hora de hacer el examen MIR (médico interno residente) o cuando se accede a una plaza de especialista por oposición. En los trabajos de titulaciones de letras, por ejemplo, no suele contar este logro.


Por tramos de edades, se observa que es entre los 30 y los 34 años cuando gran parte de los estudiantes aprueban su tesis (lo hacen el 13,7% de los hombres y el 23,7% de las mujeres). Sorprende que el siguiente intervalo en número de doctores sea el que abarca a los mayores de 40 años (allí están el 10,4% de las mujeres y el 8,1% de los hombres que acabaron la tesis).


En cuanto a las salidas laborales, investigar y dar clases en la universidad son las principales opciones que toman los ya doctores. Estas son, a la vez, las más limitadas porque las plazas de docente son escasas y los recursos dedicados a la investigación no permiten asegurar una carrera a todos ellos.


El problema se encuentra en la empresa privada, muchas compañías no dan al título el valor que tiene o no se plantean contratar a doctores porque consideran que su cualificación es demasiado alta o está muy centrada en la investigación.


Cursos con otras instituciones

Además de los cambios en la duración, las universidades deberán modificar su política de estudios de posgrado y crear escuelas doctorales. Estas podrán hacerse en colaboración con otras instituciones. En el caso de Aragón, por ejemplo, la Universidad de Zaragoza podría ofrecer doctorados y líneas de investigación junto a la Universidad pública de Navarra, la de Lérida y la de La Rioja. Esto se enmarca dentro del plan de desarrollo del proyecto Iberus con el que las cuatro instituciones compiten por ser un campus de excelencia internacional.