infraestructuras

Las obras del tranvía ponen en peligro numerosos árboles a lo largo del trazado

Ansar denuncia que se han producido podas traumáticas y que los alcorques están al aire y desprotegidos.

Las obras del tranvía ponen en peligro  numerosos árboles a lo largo del trazado
Las obras del tranvía ponen en peligro numerosos árboles a lo largo del trazado
JOSé MIGUEL MARCO

Son pocos, muy pocos, los grupos de árboles maduros en el centro de la ciudad y, si se cumplen los peores pronósticos de la asociación ecologista Ansar, a los plátanos de Gran Vía no les aguarda un buen futuro. Según denuncian, muchos de estos árboles no superarán las obras del tranvía porque han permanecido mucho tiempo con los alcorques al aire y porque se ha efectuado una drástica poda de sus ramas estructurales para hacer hueco a la catenaria del metro ligero.

"No queremos parecer radicales, nos encanta la idea del tranvía porque es un medio de transporte que respeta el medio ambiente, pero las obras que exigen su implantación se podrían haber realizado con mayor respeto a los árboles de Gran Vía, porque muchos de ellos se están muriendo si no están muertos ya", afirma Emilie Kuczynska, representante del grupo de defensa de arbolado urbano de Ansar.

"Los plátanos están muy afectados, sobre todo, en la parte de la raíz porque se ha rebajado el terreno y los alcorques han quedado desprotegidos y entremezclados con gravas y mallas metálicas", relata Kuczynska, que también censura la poda de las copas que 'rivalizaban' con la catenaria, instalada ya en Vía Ibérica e Isabel la Católica. Donde más escuálidos se ve a los plátano es, precisamente, en Fernando el Católico, donde la masa arbórea, tras la tala de ramas estructurales, se ha visto diezmada.

A su juicio, que la empresa del tranvía haya prometido que plantará cuatro nuevos árboles por cada uno que muera no es suficiente, porque "el árbol joven crece lento y Zaragoza adolece de grupos de ejemplares maduros, que son un tesoro fundamental para esta ciudad, porque, además, tienen más capacidad para absorber el CO2 de los coches".

La ecologista de origen polaco cita como ejemplo a los del Paseo de Sagasta, de Constitución o del jardín de Capitanía, aunque también denuncia la falta de sensibilidad y los 'arboricidios' cometidos en la ciudad en los últimos años. "Recuerdo las talas del entorno de la Romareda, del paseo de los Bearneses o del parque Bruil. No somos radicales, sabemos que los árboles no son eternos, pero sí son seres vivos que cumplen una función". Además, entre los episodios más sangrantes, también recuerda los árboles que se dejaron morir por falta de riego en Compromiso de Caspe y "la barbaridad del Paseo de las Damas", donde se taló una veintena de ejemplares de unos 40 años de antigüedad. "Es importante desarrollar la sensibilidad ciudadana, respetar las ordenanzas municipales (sobre la apertura de zanjas) y, sobre todo, exigir que se tenga en cuenta la opinión de los técnicos en arboricultura", explican en Ansar.

Aspectos positivos

Pero no todo son críticas. Kuczynska valora positivamente que se hayan protegido los troncos para evitar golpes de la maquinaria, que provocan heridas e infecciones en la corteza, que también pueden resultar fatales para los árboles. "La protección es correcta y se aprecia el esfuerzo", señala, al tiempo que considera también "un logro muy importante" que las palmeras que se retiraron de la plaza de San Francisco no fueran taladas, sino que se trasplantaran en el barrio de Las Fuentes.

"Las palmeras son de las especies que mejor se trasplantan. Son procesos costosos, espectaculares (ya se vio en la zona de la Universidad cómo las grúas las elevaban) y, si no se destruyen sus raíces, suelen sobrevivir en nuevas ubicaciones", afirma, poniendo de ejemplo el exitoso trasplante que se hizo en el Hospital Provincial. Los ejemplares de la isleta donde irá el apeadero de Goya también serán trasladados, si bien los pinos puede que corran peor suerte...