EDUCACIÓN

Las lagunas de la escolarización

El sistema que prima la proximidad al domicilio para elegir colegio crea agravios según la zona donde se reside.

Un año en funcionamiento y ya comienzan a detectarse las primeras taras. El sistema que el Departamento de Educación implantó el pasado curso para primar la elección de los colegios situados a menos de un kilómetro del domicilio ha mejorado el proceso de escolarización, pero también ha creado situaciones de agravio entre los padres según la calle en la que vivan.


Las familias –a modo particular– se quejan de que mientras los que residen en una vía céntrica tienen casi una veintena de centros para elegir en el radio de un kilómetro, en otras zonas apenas se llega a cuatro y, en algunos barrios rurales, solo a uno.

Además, no todos tienen entre sus opciones escuelas concertadas y critican que pese al criterio de proximidad, se siga manteniendo la zonificación que divide la ciudad en áreas y que beneficia a los que escogen un colegio que está en la misma área que su casa.


Por otro lado, el sindicato Huste denuncia que sigue existiendo un desequilibrio entre el reparto de alumnos con necesidades educativas especiales entre la red pública y la concertada y exige que se cree una ventanilla única para el procedimiento de admisión de alumnos.



Más opciones según la calle donde se viva


Una familia que vive en la Gran Vía nº 4 tiene a menos de un kilómetro 16 colegios para los que obtiene la puntuación máxima por proximidad: Montessori, Compañía de María, N. S. del Carmen, Santa Rosa, Sagrado Corazón, San Agustín, Cantín y Gamboa, Gascón y Marín, Calasanz, Joaquín Costa, Calasancio, Miraflores, Inmaculada Concepción, Cardenal Xavierre, N. S. de la Merced y Escuelas Pías. Si se reside en Cañón de Añisclo, en el Arrabal la lista se reduce a 11: Eugenio López y López, San Braulio, Cortes de Aragón, Lucien Briet, El Pilar-Maristas, Tío Jorge, Cándido Domingo, Hilarión Gimeno, La Purísima y San Antonio, Marie Curie y Vadorrey. Y si el niño reside en Santa Isabel, en la avenida de la Industria 55, solo tiene cuatro escuelas: Guillermo Fatás, La Concepción, Juan Pablo Bonet y Gloria Arenillas.


La escuela concertada no llega a todos


Buena parte de los colegios concertados se aglutinan en determinados barrios de la ciudad como el Centro y la Romareda. Esto hace que un niño que reside en Pedro IV el Ceremonioso nº 6 (Romareda) cuente en el radio de un kilómetro con 10 centros para elegir, de los que seis son concertados: Sagrada Familia, Santa María del Pilar, Madre María Rosa Molás, Sagrado Corazón-Moncayo, Jesús María el Salvador y Romareda. Por el contrario, aquellos que viven en puntos como la calle Berna de La Almozara no tienen ninguna escuela de esa titularidad a menos de un kilómetro, aunque sí cuentan con siete colegios públicos. Algo parecido ocurre en algunos barrios rurales, como Casetas, donde una familia con domicilio en la urbanización Alameda tan solo opta al centro público Antonio Martínez Garay.


Cuando la cercanía a casa impide conciliar


Primar la cercanía del colegio al domicilio familiar por encima del resto de criterios (salvo el de la existencia de hermanos matriculados en la escuela) provoca que en ocasiones se dificulte la conciliación. Como ejemplo, el de unos padres que residen en Parque Goya y trabajan en el barrio de la Romareda uno y en Casablanca la otra. Si el niño se hace pis, se pone enfermo o si ocurre cualquier imprevisto mientras está en clase, la madre del menor debe salir de su trabajo y desplazarse hasta 20 kilómetros –13 por vías rápidas– desde Vía Ibérica a la calle de Eugenio Lucas para recogerlo. Si es el padre el que acude a por su hijo, tarda al menos unos 20 minutos en llegar hasta el colegio. «Entre ir, solucionar el percance y volver se nos va una hora y media como mínimo», se queja la familia.


La división en zonas escolares sigue pesando


Una herramienta informática calcula la distancia en línea recta que hay de un domicilio a un colegio. Si esta es igual o menor a mil metros, a esos padres se les dan 7 puntos, independientemente de las zonas. Esto pretendía evitar casos como el de una vecina de La Paz a la que le dieron un centro que estaba a 50 minutos en autobús de su casa y no uno que distaba diez minutos a pie. La razón: el primero estaba lejos, pero dentro de su zona escolar, mientras que el otro pertenecía a otra área. Pese al cambio, las familias critican que, los que eligen un colegio de su zona «siguen teniendo las de ganar». Como ejemplo: dos niños con el colegio X a menos de un kilómetro, uno de ellos vive en la zona 1 y otro en la 2. En caso de empate, la plaza será para el menor que resida en la misma zona en la que está el colegio.