MEDIDAS DE AHORRO

La ordenanza del agua pondrá coto al césped e instará a implantar aspersores 'inteligentes'

En nombre de la eficiencia, trata de evitar que, como sucede actualmente, se riegue en las horas de más insolación.

Una imagen del parque Bruil, a las 12.00 de la mañana, y con los aspersores a pleno rendimiento.
La ordenanza del agua pondrá coto al césped e instará a implantar aspersores 'inteligentes'
LAURA URANGA

Para una ciudad que aspira a ser referente mundial en la eficiente gestión del agua, las imágenes de aspersores funcionando en plena solana o regando bancos y caminos no son de recibo. Por eso, el Ayuntamiento está ultimando una ordenanza del agua que no solo pondrá coto a las malas prácticas de riego sino que, incluso, acotará las zonas de césped en los parques. "La ordenanza expone las extensiones máximas de las superficies por hectárea y al césped le corresponde un 35%", explican fuentes municipales. La normativa, que se aprobará a finales de año, insta a utilizar, en detrimento del césped, "plantas tapizantes autóctonas" porque no son tan caras y soportan mejor el clima hostil de Zaragoza. Para recubrir el suelo, también puede recurrirse a cortezas de árboles o gravilla blanca (como en la Puerta del Carmen), combinada con plantas decorativas 'de bajo consumo'


Enarbolando la bandera de la eficiencia, la ordenanza también insta a no regar en las horas de máxima insolación porque también es el momento en el que más agua se evapora y el césped se quema enseguida. Los expertos dicen que las horas más idóneas para el riego comienzan cuando cae la noche y que el césped no ha de cortarse a ras, sino dejarlo entre 5 y 8 centímetros de altura para crear zonas de (micro) sombras.


El Consistorio tratará de informatizar paulatinamente los sistemas de riego y fomentará la microirrigación, los estanques de aguas pluviales y del nivel freático del Ebro que, por ejemplo, sirve para que los árboles de Las Fuentes luzcan frondosos y 'alimenta' también al Parque Luis Buñuel.


En Zaragoza, actualmente, se echa mano de tres formas de riego. En la mayor parte de isletas y árboles se hace por goteo y el agua se toma de la red de abastecimiento. Es un sistema muy eficaz porque la aportación de agua es pequeña, controlada y no está expuesta a la evaporación. El riego por aspersión, que atomiza el agua, también es eficiente (si los aspersores estuvieran bien colocados) y, por último, está el riego 'a manta' (inundando), que ya solo se utiliza en 'zonas históricas', como la parque trasera del jardín botánico del Parque Grande. "Son espacios acostumbrados a este sistema y si ahora les cambiáramos 'la dieta' podrían arruinarse", explican los técnicos, que desmienten que se trate de un despilfarro porque "buena parte del agua regresa al acuífero". Sin embargo, el riego 'a manta' parece tener los días contados en pro de la tecnología. El Ayuntamiento está preinstalando sistemas de aspersores 'inteligentes', que a través de sensores detectan el grado de humedad del ambiente (por si va a llover) y de la tierra (por si está ya mojada) para activarse o no.


Este fue uno de los grandes 'inventos' de Optimizagua, un proyecto piloto de investigación de la UE, que se desarrolló con éxito en el barrio Oliver con la coordinación de la Fundación San Valero. La experiencia fue tan positiva que se llegó a ahorrar un 68% del agua que antaño se utilizaba y se ha exportado a varios países europeos. Hoy, por cierto, la citada fundación y el Consistorio presentarán los resultados de Aquanet, otro proyecto "por innovación en la gestión del agua". Aunque de momento, la implantación del riego inteligente es cara y requiere de informatización -solo se aplica en las riberas del Gállego y Valdespartera-, su preinstalación es una declaración de buenas intenciones para un futuro muy próximo.