JUSTICIA

Juzgan al caco que se tiró desde el puente de Hierro y fue rescatado por la Policía

Tras circular de forma temeraria por varias calles de Zaragoza, el ladrón se sintió acorralado e intentó escapar lanzándose al río Ebro en plena madrugada.

Huía de la Policía y fue esta la que al final le salvó la vida. Sucedió hace ahora un año y la persona rescatada fue Ángel Marco M. S., un conocido ladrón de coches con numerosos antecedentes. La madrugada del 29 de abril de 2009, tras hacerle el 'puente' a un Opel Vectra, el delincuente se cruzó con una patrulla de la Policía Nacional. Los agentes se percataron de que el vehículo había sido robado y se inició una persecución que terminó en el Puente de Hierro, donde el fugado intentó escapar lanzándose al río Ebro. Pero fue arrastrado por la corriente, y se hubiera ahora si dos funcionarios del 091 no se hubieran arrojado al agua para rescatarlo.

La Fiscalía pide ahora dos años y cuatro meses de prisión para el ladrón, por sendos delitos de resistencia, conducción temeraria y contra la seguridad vial. Solicita también una multa de 2.880 euros por un delito de hurto de vehículo a motor, así como una indemnización de 964 por los daños sufridos por el turismo robado.

Para el ministerio público, el acusado se comportó de forma temeraria al huir por varias calles de Zaragoza a gran velocidad, saltándose todos los semáforos en fase roja y poniendo en grave peligro al resto de usuarios de la vía. Durante la persecución, el fugado llegó a embestir a un coche patrulla, lo que le hizo perder el control e impactar contra varios bolardos y unas vallas de obra. El turismo se quedó entonces detenido, lo que obligó al ladrón -y a otra persona que le acompañaba, que no ha podido ser identificada- a continuar la huida a pie.

Pero al verse acorralado en el Puente de Hierro, al delincuente no se le ocurrió otra cosa que lanzarse al río, sin importarle la gran altura a la que se encontraba ni la fuerte corriente. Perplejos, los agentes que seguían sus pasos avisaron inmediatamente a la central, para que esta a su vez movilizara a un equipo de salvamento de los Bomberos.

Mientras esperaban a los buzos, desde la orilla, los policías siguieron al fugado con sus linternas. Pero al ver que se hundía, optaron por lanzarse ellos mismos al río e intentar sacarle.