CRIMEN EN ZARAGOZA

Hallan el cadáver del dueño de un cibercafé sepultado en hormigón y buscan a su socio

La víctima -R.J.F.E., varón de 35 años- tenía la cabeza tapada con un bolsa y el crimen podría haberse cometido hace menos de un mes. La Policía ha hallado el cuerpo en un local en el barrio de las Delicias, tras avisar los vecinos del mal olor.

Un grupo de agentes analiza a las puertas del cibercafé
Un grupo de agentes analiza a las puertas del cibercafé la documentación encontrada
JOSÉ MIGUEL MARCO

El fuerte olor a putrefacto que salía de un local ubicado en los bajos del número 8 de la calle de Navas de Tolosa, en el barrio de Las Delicias, hizo que los vecinos del inmueble pusieran el jueves en alerta a la Policía. Aunque en la fachada permanece colgado el cartel de cibercafé, el negocio lleva casi un año cerrado. Por ello, tuvieron que ser los Bomberos quienes forzaran la persiana metálica para poder acceder al interior del establecimiento. El intenso hedor permitía aventurar que podía tratarse de un cadáver en descomposición, pero provenía de debajo de la barra del cibercafé, donde solo había una especie de mesa de hormigón. Las sospechas se confirmaron ayer por la tarde, cuando se empezó a perforar y apareció la mano de un hombre.


El macabro hallazgo ha obligado a movilizar los grupos más especializados de la Policía Nacional, incluido el Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT). Con la ayuda de esta unidad de elite, los especialistas de la Policía Científica de la Jefatura Superior trataban anoche de terminar de extraer el cadáver. Una labor meticulosa, pero esencial de cara al esclarecimiento del crimen, ya que se buscan vestigios que permitan identificar a su autor o autores.


A última hora de anoche este periódico pudo confirmar que la víctima había sido identificada por las huellas digitales, y que se trataba de uno de los propietarios del locutorio. Aunque su identidad todavía no ha sido facilitada, se trata de un hombre de nacionalidad española y con antecedentes delictivos. Al parecer, tenía una bolsa de plástico en la cabeza, la camisa subida y los pantalones bajados. Por las características del cadáver, no se descarta que el crimen se cometiera hace menos de un mes.


El Grupo de Homicidios mantiene abiertas aún todas las líneas de investigación, pero ha centrado sus primeras pesquisas en la localización del que fuera su socio, de origen cubano. En cualquier caso, a última hora de la noche no se había practicado ningún arresto.


La Policía trabajó durante todo el viernes en unas condiciones pésimas. Al fuerte olor que desprendía el cadáver, que obligó a utilizar un extractor de aire, se sumaba la falta de luz. De hecho, fue necesario trasladar también hasta el lugar del suceso varios focos y un generador de electricidad. Su intención era terminar de extraer completamente el cuerpo, para poder llevarlo hoy al Instituto de Medicina Legal de Aragón, donde se le practicará la autopsia.


La investigación del caso ha recaído en el Juzgado de Instrucción número 11 de Zaragoza, que se encontraba de guardia el pasado jueves, cuando se iniciaron las diligencias policiales. Sin embargo, tuvo que ser el compañero que este viernes le sucedió en la guardia quien ayer autorizara el levantamiento de cadáver. De momento, las diligencias han sido declaradas secretas.


Si el rescate del fallecido ha sido complejo, no menos lo será la necropsia, dado el estado de descomposición que presentaba el cuerpo y el deterioro provocado por el hormigón. Pese a las complicaciones, los forenses trataran de establecer la data de la muerte. En principio, el hecho de que se hayan podido extraer las huellas digitales haría pensar que la muerte se produjo hace solo unas semanas. También intentarán averiguar si la víctima fue torturada, o si estaba viva cuando decidieron enterrarlo en hormigón.


Los vecinos, que no salían ayer de su asombro, no habían advertido gritos o indicios de un posible homicidio. De hecho, no ha sido hasta que el calor ha acelerado la putrefacción del cadáver cuando han dado la voz de alarma. En los edificios contiguos seguían ayer el trabajo de los especialistas desde sus balcones, ya que la calle fue cortada y se estableció un cordón policial en un tramo de casi cien metros.