La primera edición de Caspemotor, organizada por la institución ferial de Caspe, se clausuró ayer con la presencia de numerosos caspolinos que no dudaron en acercarse hasta el pabellón de ferias, tal y como explicó Armando Relancio, concejal de ferias de la localidad.

Aunque en un principio se pensó en hacer una feria dedicada al vehículo de ocasión, después, la muestra fue creciendo y se amplió a vehículos nuevos, tunning, motos y complementos, además de una exposición de motos antiguas, coches de competición y clásicos, entre los que destacaba un Rolls Royce Phanton II de 1933 y un Renault Dauphine, competición-cliente, único en nuestro país.

Además, los asistentes también pudieron ver una exposición de fotografías antiguas y el plano original del circuito Ciudad del Compromiso, en el que únicamente se celebró una carrera el 13 de agosto de 1967.

Un momento especialmente emotivo fue cuando se entregó una placa homenaje a Fernando Ortiz, piloto aragonés que en las décadas de los 60 y 70 fue uno de los más destacados, y que participó en esta única carrera celebrada en Caspe, clasificándose segundo a los mandos de un SEAT 600 preparado por él mismo.

Complementario a Caspemotor se desarrolló una serie de actividades entre las que destacó una excursión de vehículos clásicos procedentes de la Asociación Aragonesa de Vehículos Históricos y del Bajo Aragón Club de Vehículos Antiguos, además de la presentación de la 9ª Reunión Motera, que tendrá el 4 y 5 de septiembre en Caspe.