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Cetina se ilumina con el fuego de la contradanza en honor a San Juan Lorenzo
Es el acto más multitudinario de la localidad zaragozana y se celebra cada año la noche del 19 de mayo.
Su origen exacto no se conoce y tampoco hay una única teoría pero desde los años 20 del siglo pasado, en Cetina (Zaragoza) se oye hablar de una danza celtíbera en las puertas de sus casas a la luz del fuego en las noches de luna llena. También se tiene referencia de un baile barroco de 1751. Se trata de la Contradanza de Cetina, la tradición más importante de esta localidad de la comarca de Calatayud y que desde 2012 cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural Inmaterial de Aragón.
Se celebra cada año, la noche del 19 de mayo, en honor a San Juan Lorenzo, cuando la plaza de la villa se ilumina tan solo con el fuego de las antorchas que portan los danzantes. El diablo es el personaje que dirige el baile con sus palmadas y órdenes para dar comienzo a las mudanzas, es decir, los bailes que forman parte de este dance. Otros ocho contradanceros, cuatro de ellos vestidos de negro con adornos blancos y otros cuatro, al revés, llevan cubiertos sus rostros y van desarrollando las figuras.
Todo esto tendrá lugar en la noche de este viernes, a partir de las once, cuando los vecinos y visitantes inundarán las calles de Cetina para ser partícipes de su acontecimiento más señalado. La contradanza son casi dos horas de espectáculo durante las que los contradanceros miden cada paso que dan y cada posición que adoptan para que todo salga a la perfección. Los cuatro mozos que se sitúan delante llevan traje negro con cadenetas en blanco y suelen ser los más robustos, ya que durante las figuras son quienes ocupan los puestos de abajo.
Los cuatro de detrás, vestidos con el mismo traje pero, en este caso, con el fondo blanco y los detalles en negro, son más menudos y ágiles para poder trepar sobre sus compañeros y colocarse en la parte superior de las torres. A estos ocho contradanceros les acompaña siempre el diablo, quien vestido de rojo corona las figuras, colocándose arriba del todo una vez que la formación está hecha.
La representación tiene un punto de acrobacia que la hace muy vistosa, pero las figuras también tienen su significado. Representan imágenes laicas, como arcos o fuentes; mitológicas, como el dios de las aguas; y especialmente religiosas, con San Juan Lorenzo, la Virgen de Atocha o Santa Quiteria, incorporada al baile recientemente.
Hace unos 30 años que la contradanza se celebra de forma anual, pero la tradición ha pasado por épocas de menos afluencia. La falta de voluntarios para ser contradanceros ha sido una de las principales causas para que la fiesta no se pudiera celebrar todos los años. Pero hace varias décadas, un grupo de jóvenes de la localidad se interesó por recuperar esta tradición y, desde entonces, el fuego de las hachas ha iluminado Cetina cada 19 de mayo a excepción de los años de la pandemia. En épocas anteriores, la Guerra Civil también fue causa de la ausencia de fiesta y, por diversos motivos, llegaron a pasar incluso siete años sin representación.
El dance de Cetina, solo compuesto por niños
La contradanza de Cetina es el acto principal y más multitudinario de las fiestas de San Juan Lorenzo, patrón de la localidad. Pero, aunque es la propuesta más popular, no es la única. El dance es la tradición más característica de esta festividad y se diferencia de los demás en que éste solo lo componen niños. Además del paloteao habitual, estos representan los dichos, haciendo un repaso de las buenas y malas acciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento durante el año, así como de otras cuestiones de la actualidad social.
Las fiestas son del 18 al 22 de mayo y el dance se representará este viernes a las 11.30 en la plaza de la Villa. La contradanza comienza a las 23.30, en el mismo lugar, y la fiesta continuará después con orquesta en el pabellón municipal. Durante la jornada del sábado, habrá hinchables, campeonato de guiñote y otras actividades para todos los públicos. El domingo habrá becerrada y el lunes concurso de tiro de barra aragonesa. Esa noche habrá una traca de fin de fiestas con la que los cetineros se despedirán de sus días grandes hasta que la contradanza vuelva a iluminar la plaza el año que viene.
