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Ocho castillos de Aragón en los que se puede pasar la noche

El de Grisel, el parador de Alcañiz, la torre del Oto (Broto) o la de Montesanto (Villarluengo) son algunos antiguos edificios fortificados convertidos hoy en alojamientos.

Castillo de Grisel
Castillo de Grisel
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Dormir en un castillo ya no solo es posible en los cuentos y las películas. En Aragón hay al menos ocho castillos en los que se puede pasar la noche. Son edificios fortificados o torres que se han reconvertido en alojamiento turístico y que, en algunos casos, mantienen su estética medieval para conseguir la ambientación más fiel posible. Los amantes de la Edad Media y aficionados a parar en todos los castillos que encuentran tienen así la oportunidad de vivir en uno de ellos aunque sea por un breve periodo de tiempo.

Una experiencia medieval en el castillo de Grisel

El castillo de Grisel (Tarazona y el Moncayo) es de titularidad privada desde hace varias décadas y en su interior se ofrecen experiencias medievales, como cenas ambientadas con trajes, comida acorde con la época y música, con la posibilidad incluso de dormir en las dependencias de la fortaleza. A su llegada, los habitantes temporales del castillo son guiados por todo el espacio para que conozcan las instalaciones en las que vivirán durante los próximos días. Es una visita cuya duración es de unos 45 minutos ya que se explica de forma pormenorizada al visitante todos los detalles y el funcionamiento de lo que será su casa.

La joya de la corona de las dependencias de este complejo es una suite de lujo de 70 metros cuadrados más 40 de terraza. En su interior hay bañera con hidromasaje y hasta una pequeña capilla. El resto no se quedan atrás. Hay tres estancias dobles, dos dobles con terraza y dos suites que, por sus dimensiones, tienen capacidad para más de dos personas.

El alquiler incluye el uso y disfrute del resto de estancias del castillo, con cocina, dos salones, uno en la primera planta de 90 metros cuadrados y otro en la segunda, de 60, y el patio de armas con barbacoa.

Castillo de Añón
Castillo de Añón
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El castillo de Añón de Moncayo

Próximo a Grisel se encuentra otro de estos castillos en los que uno se puede alojar. Se trata del de Añón de Moncayo, una de las fortificaciones medievales mejor conservadas de esta zona zaragozana. Fue construido por la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan en el siglo XIII y, en sus inicios, sirvió para defender la frontera, administrar el territorio y proteger la importante mina de hierro del valle de Morana.

Ya en el siglo XX, el obispado de Tarazona se hace cargo de la mitad del castillo y lo emplea como casa de ejercicios espirituales. A principios de los 70 el inmueble se sacó a subasta y actualmente es un alojamiento rural con cinco habitaciones dobles, dos triples y dos Suites. Cada estancia es diferente, tanto en decoración como en dimensiones, ya que se adaptan a la estructura original del castillo, pero en todas se disfruta del silencio y de la ambientación medieval.

Hotel y centro de eventos en el fuerte de Ateca

Los orígenes del castillo de Ateca se remontan al año 974, cuando pertenecía a los a los Banu-Timlat, señores de Pozuel de Ariza. Está situado en la parte más alta del casco antiguo y la imagen que actualmente se puede ver responde a su transformación como fuerte carlista a principios del siglo XIX. Ya en el XX se trató de restaurar y rehabilitar preservando en la medida de lo posible su aspecto antiguo pero finalmente se acondicionó como hotel moderno. Dispone de once habitaciones dobles renovadas y el edificio también se emplea como centro de eventos para empresas.

La Casa Mur, en Aluján

La Casa Mur, en el pueblo oscense de Aluján (Sobrarbe) es una antigua casa fortaleza construida a finales del siglo XV que actualmente funciona como alojamiento rural. Además, desde este espacio del Pirineo, se comparte la vida agrícola y ganadera a través de actividades cotidianas, como recoger huevos, ordeñar una vaca o dar el biberón a un cordero en las que los visitantes pueden participar.

El complejo lo forman cuatro casas de turismo rural (la del Aceite, la del Pan, la de la Lana y la del Vino) y dos habitaciones (la de la Miel y las de las Palomas). Todas las estancias guardan la estética medieval, al mismo tiempo que ofrecen todas las comunidades. Dentro del recinto hay jardines y un parque infantil, y desde allí salen rutas para realizar a pie o en bici y disfrutar de un entorno de montaña de excepción.

La torre de Oto, en Broto
La torre de Oto, en Broto
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La torre de Oto, en Broto

También en el Pirineo se encuentra otro de estas antiguas construcciones medievales reconvertidas en alojamientos. Se trata de la torre del siglo XV de Oto, perteneciente a Broto. La atalaya se levanta a la entrada del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y actualmente es una casa de campo con todas las comodidades para alojar a quienes quieran conocer la zona y descansar disfrutando del silencio de este pueblo ganadero. Desde este lugar, en desplazamientos cortos se pueden conocer pueblos abandonados, fuentes y cascadas, construcciones del Románico, antiguas sendas y caminos o bosques centenarios que, según la época del año, ofrecen unos colores u otros.

Por su origen como construcción militar y defensiva, la torre de Oto destaca por su posición estratégica y de visibilidad. Así, desde esta construcción se divisa el fondo de los valles que la rodean. Además, parte del encanto de alojarse en este lugar es que la capacidad es de cuatro o cinco personas, por lo que la tranquilidad e intimidad están aseguradas.

Torre Montesanto: una masía fortificada en el Maestrazgo

En la localidad de Villarluengo, en pleno Maestrazgo turolense, hay una antigua masía fortificada que actualmente funciona como alojamiento rural. El complejo se llama Torre Montesanto y su principal elemento es una atalaya medieval declarada Bien de Interés Cultural. Se ubica a 1,5 kilómetros del pueblo, en medio de la naturaleza. La casa se puede alquilar entera o por habitaciones (hay cinco dobles con televisión y baño propio). Además, en los antiguos establos hay un restaurante donde se pueden comer los mejores productos de la zona y del propio huerto. El complejo también cuenta con una terraza con barbacoa.

El único Relais & Chateaux de Aragón está en Fuentespalda

La Torre del Visco es el único alojamiento con la catalogación de Relais & Chateaux de Aragón y se localiza en Fuentespalda (Matarraña). Es un hotel boutique cuyo origen data del siglo XV, cuando se cree fue construido por los caballeros templarios de la Orden de Calatrava. El complejo cuenta con una torre vigía desde la que se controlaba el territorio fronterizo entre los reinos de Aragón, Cataluña y Valencia. Sus actuales dueños son Jemma y Piers, que llegaron a la zona en 1993 en busca de un lugar para abrir un refugio rural de este tipo. Encontraron esta construcción en medio de la naturaleza y la restauraron para convertirla en lo que es ahora: una finca medieval con todas las comodidades de un hotel moderno.

En total hay 16 habitaciones amuebladas con piezas únicas que los dueños han ido adquiriendo en sus viajes. Todo ello rodeado de cien hectáreas con jardines, huerto y finca ecológica de donde se obtiene buena parte de la materia prima que después se cocina en el restaurante.

Parador de Alcañiz
Parador de Alcañiz
Paradores

El parador de Alcañiz

Situado en un castillo-convento de los siglos XII-XIII, el parador de Alcañiz corona la localidad, emplazado en su punto más alto. Tiene un total de 37 habitaciones de varios tipos, con capacidad para 74 personas. Inaugurado en 1968, del edificio antiguo que se acondicionó para este nuevo uso todavía se conserva la torre del homenaje, el campanario, la sacristía y la parte reconvertida en palacio aragonés.

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