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Prepirineo estepario: los escarpes de Piracés y la serreta de Tramaced

Este singular escenario de la Hoya de Huesca alberga una sorprendente geología y es rico en avifauna.

Escarpes de Piracés.
Escarpes de Piracés.
Turismo Hoya de Huesca

Piracés y la serreta de Tramaced es un conjunto estepario de la Hoya de Huesca que alberga una sorprendente geología y es rico en avifauna. Desde la comarca se organizan visitas guiadas para dar a conocer la zona, que también se puede conocer por libre siguiendo las recomendaciones a quienes conocen el terreno.

Una de las propuestas para realizar esta ruta a pie parte desde una senda a la derecha de la carretera HU-V-8111. Va por el barranco de la Tranca, donde se pueden ver nidos de abejarucos y, si hay suerte, rastros de algún mamífero. Siguiendo el itinerario en ascenso, se llega hasta una antigua calzada romana que unía las entonces Osca e Ilerda (Huesca y Lérida) y de la que todavía quedan restos.

Parte del atractivo de esta actividad senderista está en ver el efecto de la erosión en los escarpes de arenisca a cuyos pies transcurre la ruta. Desde esta zona se enlaza con el camino de las Cuevas, que servirá para regresar hacia la carretera. En este punto se puede tomar un desvío hacia la Peña de Mediodía, una antigua fortaleza musulmana también conocida como el castillo de Piracés. Es una roca aislada de arenisca, de unos 80 metros de longitud y 25 de altura. Es estrecha y alargada y domina el paisaje como el mejor de los ejemplos del aprovechamiento que se hacía en la antigüedad de estas moles naturales para construir. Ésta es una de las torres vigías que se habilitaron para impedir el avance de los cristianos. En la formación todavía quedan restos que ayudan a intuir cómo era esta construcción por dentro. Entre otros, se pueden ver agujeros en la pared que se cree servían para incrustar las vigas de madera.

Tras pasar por este vestigio donde convergen paisaje, geología e historia, la ruta prosigue hasta Piracés. La estepa que rodea esta localidad es rica en avifauna, sobre todo en verano, y se pueden encontrar especies como el abejaruco o el alcotán. Otras, como el búho y el águila real viven allí todo el año. Junto con Tramaced, Piracés está dentro de la serreta de Tramaced, un territorio catalogado como ZEPA (Zona Especial Protección de Aves) y área de interés geológico.

Otro de los enclaves que se pueden visitar en este entorno es la fuente del Pozo. Es un aljibe del siglo X a pocos kilómetros del núcleo urbano de Piracés. Para llegar hasta allí hay que atravesar el pueblo y salir de él por el extremo norte, pasando por el cementerio. Después se prosigue por un camino asfaltado hasta el desvío previo a la báscula de pesaje. El firme sigue estando asfaltado conforme se avanza y se cruza sobre un barranco para llegar al pozo, cuyo entorno está acondicionado. La distancia desde el pueblo es de poco más de un kilómetro.

En el entorno de Tramaced también hay varios enclaves que se pueden plantear como destino de caminatas en la estepa. Uno de ellos es un torrellón solitario que se ha formado por la erosión del viento sobre la roca arenisca durante los años. La formación parece una esfinge egipcia y es objeto de numerosas fotografías. Aunque su peculiaridad se aprecia más desde lejos, también merece la pena acercarse y subir hasta la roca para contemplar las vistas. Desde allí se puede ver la ermita de la Virgen del Puyal, otro de los lugares para visitar en este entorno. Se construyó en los siglos XIII y XIV y está a las afueras de la localidad. Hace las veces de mirador, obteniendo desde este punto las mejores vistas de los torrollones de margas y areniscas tan característicos de este singular paisaje.

Ruta ornitológica en la serreta

La riqueza ornitológica de este territorio estepario de la Hoya de Huesca es un valor a explotar y desde la comarca se propone una ruta donde, siempre contando con el factor suerte, se pueden avistar distintas especies. El recorrido arranca en Piracés, junto al panel informativo sobre la avifauna de este entorno. Se toma dirección Tramaced por la carretera que conecta ambos núcleos. Los ensanchamientos que hay en esta vía invitan al senderista a detenerse para contemplar el roquedal y poder así ver alguna de las aves que habitan en esta zona. Hay presencia de alimoche, águila real, halcón peregrino, búho real y collalba negra, que encuentran en este espacio el mejor lugar para vivir gracias a la tranquilidad que se respira.

Cerca de la roca hay matorrales donde muchos pájaros pequeños encuentran cobijo y en el llano, donde están los campos de labor, cazan las rapaces, cuyo número aumenta considerablemente en invierno. Aquí viven además córvidos, estorninos y otras aves comunes.

La salida ornitológica se completa con un recorrido en coche por la carretera que bordea la sierra por su lado oeste, donde también se puede ver un paisaje singular, con gran variedad de especies. El tiempo de esta actividad dependerá de lo que el visitante quiera invertir en tratar de avistar las aves pero puede ir desde una hora hasta medio día. Se recomienda llevar prismáticos, para facilitar el avistamiento y no acercarse demasiado a las zonas de roca para no molestar a sus habitantes alados.

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