Villarroya del Campo regresa a su pasado celtíbero

Los vecinos de este pueblo de la comarca de Daroca de 90 habitantes participan activamente en este viaje a sus orígenes que se celebra este sábado y domingo en el yacimiento El Castillo.

villarroya del campo
En 2021 el Ayuntamiento destinó 50.000 euros para conservar y hacer visitable su yacimiento
Laura Uranga

Los alrededor de cien habitantes de Villarroya del Campo, en la comarca de Campo de Daroca, ya tienen los trajes preparados para participar este fin de semana en la primera recreación histórica en el yacimiento de El Castillo. La iniciativa es una forma de recuperar los orígenes celtíberos de la localidad y darlos a conocer tanto a vecinos como a visitantes. Aunque desde los años 80 del siglo pasado ya se tenían indicios de que los primeros pobladores de Villarroya se remontan a la celtiberia, fue entre 2016 y 2017, con la investigación arqueológica de Javier Gutiérrez cuando se encontraron los restos que certificaron aquella sospecha.

Estas catas se fueron realizando en lugares estratégicos en las zonas más altas del pueblo, en cuyas faldas se asienta el casco urbano actual. Los principales hallazgos fueron pequeños fragmentos de un muro defensivo y un foso. Tras los pertinentes estudios, se determinó que aquellos primeros pobladores celtíberos se asentaron en este estratégico enclave, ubicado al pie de un relieve en la confluencia de los arroyos Orcajo y Villarroya, en pequeñas construcciones de barro rodeadas de una muralla defensiva. Para aislar el asentamiento y dotarlo de un componente todavía más defensivo, excavaron un gran foso en la roca que, posteriormente, fue utilizado por los habitantes de Villarroya del Campo como camino y para excavar cuevas y guardar el ganado.

Según las investigaciones fue en torno al siglo V antes de Cristo cuando los celtíberos situaron un poblado en la parte alta y plana del relieve, al igual que hicieron en otros muchos lugares en el Campo de Romanos y la comarca del Jiloca. Actualmente, sobre aquellas ruinas se alzan grandes edificios como la ermita o la iglesia.

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Villarroya del Campo
Laura Uranga

El antiguo poblado celtíbero de Villarroya del Campo cobrará vida de nuevo este fin de semana en el yacimiento de El Castillo. De ello se van a encargar los alrededor de cien vecinos que ya han preparado su atuendo para recrear de la forma más fiel posible aquella época. La I Recreación Histórica en El Castillo la organiza el Ayuntamiento, con la colaboración de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), y se desarrollará durante este sábado y domingo (2 y 3 de julio) y, durante las jornadas, habrá varios espacios de recreación histórica, se ofrecerán talleres didácticos y demostraciones y habrá visitas guiadas dinamizadas para divulgar el pasado de la localidad a los vecinos y visitantes.

Las jornadas se inauguran el sábado, 2 de julio, a las diez de la mañana y media hora después se abren los espacios de recreación histórica, que permanecerán abiertos durante el sábado y la mañana del domingo para que todo el que quiera pueda acercarse, conversar con los recreadores históricos y comprar productos artesanos. Durante el día, además, la plaza de España, el campamento militar y la iglesia parroquial serán escenario de diferentes actividades como talleres, visitas guiadas, conferencias y el concierto ‘Silberius de ura. Viaje a lo remoto’. Por la noche habrá una cena celtíbera popular y después, hasta las 3.00 también se podrá disfrutar de una discomóvil.

El domingo, los espacios de recreación histórica se abrirán a las once, hora a la que se realizará también una demostración en la fragua. Este mismo día habrá una visita guiada dinamizada al yacimiento de El Castillo y un taller didáctico familiar en el horno antiguo. Los asistentes podrán saber más sobre la alimentación de los primeros habitantes de

Villarroya y harán pan con sus propias manos. Para concluir esta primera edición de estas jornadas recreacionistas, a las 13.00 se entregará una placa a todas las personas del municipio que este 2022 cumplen 80 años.

El Campo de Daroca, tierra de celtíberos

La de este fin de semana será la primera recreación histórica que se celebre en Villarroya del Campo. Se sigue así el ejemplo de otras localidades de la zona, como Badules, donde desde hace diez años se organizan unas jornadas celtíberas en torno a los restos del poblado de Datos. Vestigios como este recuerdan que toda la comarca de Campo de Daroca estuvo poblada por los celtíberos, que empezaron a asentarse en este territorio entre los siglos VI y V a.C. Todavía quedan los restos arqueológicos de unos pocos castros o poblados, generalmente situados en lo alto de una colina, como se explica desde la página web de la comarca. Son pequeños asentamientos rurales que dependerían de ciudades más grandes como Beligio (Azuara), Orosis (Caminreal) y Segeda (entre Belmonte de Gracián y Mara).

Junto con el de Valmesón en Daroca y el de Valdeager en Manchones, el de Badules es el asentamiento más representativo y de mayores dimensiones. En todos los casos, como en Villarroya del Campo, una muralla y un foso servían para defender el poblado. Otros ejemplos de este tipo de castros son el de San Pedro (Las Cuerdas) y el Cerro Almada (Villarreal). Otros asentamientos de la zona son de planta rectangular, aunque también con foso y muralla. Es el caso del de Santa Bárbarba (Cubel), Los Castellares (Herrera de los Navarros) y El Castellar (Berrueco).

Este último, el de El Castellar, es uno de los yacimientos más interesantes de la comarca para conocer de cerca los restos de estos antiguos pobladores celtíberos. Se trata de un pequeño asentamiento sobre una loma de la llanura de Gallocanta, levantado en el siglo II a.C. Todavía se conservan parte de los muros del recinto amurallado, hechos con grandes bloques de piedra extraídos de la loma. En algunos puntos se pueden ver hasta cuatro hiladas en altura.

En muchos de estos yacimientos se han encontrado también necrópolis que hacen posible conocer mejor los rituales celtibéricos relacionados con la muerte. Entre este tipo de restos destaca el de La Umbría, en Daroca, donde se hallaron incineraciones en urnas cerámicas, otras bajo túmulos de piedra y también un conjunto de ajuares funerarios.

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