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Un paseo por el mudéjar de Calatayud
Se acaban de cumplir 20 años desde que fuera declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La colegiata de Santa María y la iglesia de San Andrés o el Santuario de Nuestra Señora de la Peña son algunas de las joyas del mudéjar de Calatayud. El pasado mes de diciembre se cumplieron 20 años desde la declaración de estos restos mudéjares en la localidad bilbilitana como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El máximo exponente de esta corriente artística es, sin duda, la torre de la colegiata de Santa María. El templo se asienta sobre la antigua mezquita de la entonces Kalat Ayub y tiene partes de estilo mudéjar en el claustro, la cabecera y, sobre todo, en el campanario. El claustro y otras dependencias anexas, como la sala capitular, han sido restauradas en la época reciente y se usan como sede del Museo de Arte Sacro.
Pero donde merece la pena pararse a mirar es a los pies de la torre campanario. Es de estilo mudéjar con influencias renacentistas. Su planta octogonal se va estrechando conforme asciende. Tras doce años cerrada por obras de restauración, está previsto que la colegiata abra de nuevo sus puertas en marzo de este año.
Aunque solo el claustro, el ábside y la torre de Santa María cuentan con la citada declaración de la Unesco, el mudéjar se refleja también en otros elementos de Calatayud. A tan solo dos minutos a pie de la colegiata se levanta la iglesia de San Andrés, en la plaza del mismo nombre. Es la siguiente parada en este paseo por el mudéjar bilbilitano. El templo se construyó tras la conquista de Calatayud por Alfonso I el Batallador y, según los estudios, se cree que se aprovechó una mezquita del siglo XI y se cristianizó.
Al espacio original se añadieron nuevas estructuras en los siglos sucesivos, dando como resultado final una iglesia de tres naves con bóvedas de crucería y cabecera poligonal. Como en la colegiata, el campanario de San Andrés es donde más se refleja el mudéjar. También de base octogonal, está constituido por tres cuerpos superpuestos y lo más relevante de esta construcción es la decoración mural con hexágonos, rombos y cruces.
Sin salir del casco histórico de Calatayud, la iglesia de San Pedro de los Francos es la siguiente parada de la ruta. Todavía se conservan restos románicos de la iglesia primitiva, que después sería sustituida por la mudéjar del siglo XIV. De esta construcción llama la atención la fuerte desviación de la torre de ladrillo en la fachada occidental.
A cinco minutos paseando desde la Rúa de Dato, se levanta la colegiata del Santo Sepulcro, otro de los ejemplos del mudéjar en Calatayud. Se trata de una antigua propiedad de la Orden del Santo Sepulcro, fundada en el siglo XII como edificio románico. De aquello solo quedan restos mudéjares en los elementos recuperados del claustro.
Más alejado del centro está el santuario de Nuestra Señora de la Peña, última parada en esta ruta por el mudéjar de Calatayud. Los restos de la corriente en este templo pasan mucho más desapercibidos que en el resto pero todavía se pueden observar algunos muros de ladrillo con ventanales y frisos de esquinilla.
La huella del mudéjar en la ribera del Jalón
Esta ruta por el mudéjar de Calatayud se puede ampliar acercándose a varios municipios de los alrededores donde hay numerosos elementos dignos de conocer. La primera parada es Ateca, donde destaca la torre de la iglesia de Santa María. Los primeros 22 metros de este elemento son mudéjares mientras que la parte superior es de estilo barroco. Antes de dejar la localidad, hay que pasar por la torre del Reloj, edificada en el siglo XVI sobre la base de una más antigua. El ladrillo que la reviste tiene decoración mudéjar combinada con elementos renacentistas.
En la localidad de Terrer está la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, cuya torre está compuesta por dos elementos claramente diferenciados. En el inferior es donde mejor se deja ver el mudéjar, ya que es rico en decoración a base de rombos, arcos entrecruzados y platos verdes.
La iglesia de la Virgen, en Tobed, es otro de los ejemplos del Mudéjar en esta zona de Aragón, también declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en el año 2001. Pero no solo destaca por eso, sino que también es uno de los mejores prototipos de iglesias-fortaleza de la zona. La actual iglesia mudéjar es del siglo XIV, destacando la fachada occidental por su decoración en dicho estilo. En Tobed también se puede visitar el Espacio Mudéjar Mahoma Calahorrí, un museo de la historia del mudéjar instalado en el Palacio de los canónigos y que muestra el arte mudéjar de Aragón y el contenido social y cultural en el que se desarrolló.
La ruta sigue en dirección noreste desde Calatayud para visitar otras tres localidades de riqueza mudéjar. Son Torralba de Ribota, Aniñón y Cervera de la Cañada. La primera de ellas es la más próxima al punto de partida y en ella destaca la iglesia de San Félix. Al igual que la de Tobed, es uno de los mejores ejemplos de las iglesias-fortaleza y también destaca por el buen estado de conservación del mudéjar. El templo, considerado una obra maestra de este estilo en Aragón, apenas ha sufrido transformaciones desde el siglo XV.
De aspecto exterior pintoresco, la iglesia de Nuestra Señora del Castillo de Aniñón es otro de los puntos de interés de la comarca en lo que a mudéjar se refiere. Además de ubicarse en lo alto de un cerro, lo que la hace visible desde los alrededores del pueblo, destaca la gran altura de la fachada mudéjar del siglo XVI, a la que se encuentra adosada una esbelta torre campanario del mismo estilo, pero posterior.
Cervera de la Cañada es la última parada de la ruta. En esta localidad destaca la iglesia parroquial de Santa Tecla, construida como iglesia-fortaleza en el solar donde se encontraba un castillo del que quedan dos torres.
