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Francisco Santolaria: el destino del ovino es cuestión de prioridades

El alcalde de Alerre, localidad a las afueras de Huesca, preside además Oviaragón

Francisco Santolaria, alcalde de Alerre, ante su Ayuntamiento.
Francisco Santolaria, alcalde de Alerre, ante su Ayuntamiento.
Laura Uranga

Francisco Santolaria vive entre Huesca y Alerre, su pueblo. Está casado, tiene dos hijos y ocupa la alcaldía de Alerre; lleva 22 años entre concejal y primer edil. Cojan aire, que la cosa no se queda ahí al repasar su currículum; es agricultor, ganadero y presidente de Oviaragón Grupo Pastores, cooperativa del sector ovino, donde sustituyó a Macario Quílez. Desde hace poco tiempo funge como secretario de administración de UPA Aragón, sindicato regional incluido en el ámbito de UGT, y ocupa la tesorería de Interovic, la Interprofesional de la Carne de Ovino y Caprino de España. Y no le han echado de casa… tiene días de 28 horas, unos cuantos dobles o el don de la ubicuidad.

“Tampoco es para tanto –ríe– pero sí es cierto que para llevar varias cosas en el día a día es fundamental organizarse bien y priorizar, claro. Se puede. Eso sí, no es igual la cosa a los 30 que cuando saltas de los 45, como es mi caso ahora. Por las mañanas pensé en buscar a alguien que llevase a los críos al colegio, pero luego vi que si no lo hacía yo y llegaba tarde a casa al acabar el día no los iba a ver, así que me marqué como prioritario llevarlos yo, porque mi esposa entra a trabajar muy pronto. Me reúno con la gente a partir de las 9.30 si es en Huesca, y si es en Zaragoza, una hora más, salvo circunstancias excepcionales".

La segunda parte de la reflexión, priorizar, también es fundamental. "Son varias cosas, pero ninguna exige una dedicación plena de muchas horas; en el fin de semana tengo que echar una mano a mis hermanos Carlos y Alberto, que bastante me apoyan ya en la semana con la explotación ganadera. Tengo cereal de secano y ovino, 800 cabezas, y allá hay dos trabajadores que nos apoyan. Me gusta asumir retos por la gente que tengo alrededor; además, creo en el trabajo en equipo, en delegar y confiar en la gente que responde".

Adiós a la Carpa

Al entrar de presidente en Oviaragón, Francisco se vio abocado a tomar una decisión impopular: quitar la popular Carpa del Ternasco pilarista. "Tiene su explicación. Es un valor de difusión y márquetin muy importante, pero no puede ser que el único apoyo llegue por parte de la cooperativa; los ingresos se gastaban en promoción, no era una fuente de dinero para Oviaragón ni mucho menos, íbamos a empatar. Teníamos una buena programación de eventos, gratuita para el público, en la que apoyábamos a artistas locales de todos los estilos, y éramos una atracción más para el turismo. Fuimos de la calle Moret a Helios, nos fueron subiendo el cobro municipal… miramos los números y nos pareció que era arriesgado para la cooperativa seguir con la idea; pensamos en alternativas para que hubiese un riesgo compartido con más gente, pero al final los socios querían que los números cuadrasen".

En Oviaragón hay una masa social importante. "Somos 800 ganaderos, y el sector ovino está a la baja; la reforma de la PAC no va a salir todo lo bien que nos hubiera gustado, pero sí confiamos en que marque un antes y un después, mirando bien la letra pequeña para que no haya sustos y no vuele gente del sector. El ministerio elaboró un DAFO sobre el sector extensivo de ovino y resultó ser uno de los que peor salud tenía; ya sabes que en el DAFO se estudia la situación de una empresa o sector analizando sus características internas (Debilidades y Fortalezas) y su situación externa (Amenazas y Oportunidades)".

"En nuestro caso –continúa– somos un sector envejecido que necesita de gente joven para coger el relevo, y de subvenciones que salvaguarden a las explotaciones en la base, independientemente de que luego cada cual deba buscarse la vida para lograr una rentabilidad mayor. Hay que buscar sistemas nuevos, no puede ser que una persona esté entregada a la faena 365 días al año, de 7.00 a 21.00".

Francisco suele dar charlas sobre Oviaragón en distintos puntos de España, y suele recibir lisonjas cuando describe el esquema de trabajo de la cooperativa. Lo cuenta orgulloso. "Cuando conocen nuestro funcionamiento y experiencia, la gente me dice que dónde hay que apuntarse. Celebraremos los 40 años de trayectoria en breve, y trabajamos en un modelo integral; comercialización de piensos, apoyo a las explotaciones… las cooperativas están para cuidarlas. Normalmente van creciendo cuando se piensa ya en exportar, y hace falta generar una oferta notable en calidad y volumen para ser tenidos en cuenta".

Francisco, en su explotación ganadera a las afueras de Alerre.
Francisco, en su explotación ganadera a las afueras de Alerre.
Laura Uranga

Agua de boca, cobertura y luz constante para su pueblo, metas a corto

Francisco pasa mentalmente al siguiente departamento de su día a día: el ayuntamiento de Alerre. "Pues tiene sus retos –explica– y sus dificultades severas. Estamos a menos de cinco kilómetros de la capital de provincia, y tenemos agua con nitratos, además de una cobertura regular tirando a mala y la luz con episodios de microcortes habituales".

Todos esos problemas, empero, están en vías de solución. "Ahora vamos a traer agua desde las balsas de cola del mismo depósito que surte a Huesca, en colaboración con la Diputación Provincial; el proyecto está hecho, han comenzado las expropiaciones… al fin ha llegado una solución, pero han sido muchos años detrás de esto. Sobre la cobertura móvil, los técnicos nos cuentan que el repetidor en la salida noroeste de Huesca, la nuestra, no tiene la suficiente altura y choca con unos montes pequeñetes que tenemos entre Huesca y Alerre, Las Coronas. En cuanto a la luz, el problema son los nidos de cigueñas; cuando se levanta aire fuerte o llega tormenta, adiós a la luz».

Francisco quiere arreglar este triple dolor de cabeza cuanto antes. «Tenemos una mancomunidad con Chimillas y Banastás y vamos ayudándonos en las tres cosas, tenemos los mismos problemas. Si queremos que haya gente en los pueblos, hay que darles servicios; mucha gente trabajaría en Huesca y viviría aquí más tranquilo. También debe mejorar la frecuencia del servicio de bus a la ciudad, los mayores que ya no pueden conducir tienen que bajar muy pronto a la ciudad si necesitan ir, y luego esperar varias horas hasta poder volver si quieren hacerlo de manera independiente. Con los más jóvenes pasa lo mismo».

Artículo incluido en la serie 'Aragón es Extraordinario'.

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