aragón es extraordinario

La seo de Roda de Isábena le posiciona muy alto en el país

Esta localidad ribagorzana es la más pequeña de España con catedral

Mariángeles Alins es una de las guías de la catedral de Roda de Isábena, construcción que hace aún más singular al pueblo que la alberga; además de ser muy bonito, tanto como para figurar en el club de los más bonitos de España, es el más pequeño del país con catedral, consagrada por cierto a San Vicente y San Valero. Las visitas a la seo local, coordinadas actualmente por el Museo Diocesano de Barbastro, son amenas y detalladas, y duran en torno a 40 minutos. “Me turno con mi compañera Teresa, aquí andamos las dos batallando y con muchas ganas; el año pasado fue una locura de gente y este verano pinta parecido. En invierno cerramos día y medio a la semana, pero desde junio abrimos a diario y se hacen seis visitas diarias, tres por la mañana y tres por la tarde”.

La catedral no es gigante, ni falta que hace. Buena esencia en frasco pequeño. “Yo soy de Roda –explica Mariángeles– y lo disfruto mucho, pero Teresa es de Barbastro y tres cuartos de lo mismo. Es cierto que figurar en la lista de los pueblos más bonitos ha sido un empujón, claro, pero te voy a contar algo: mucha gente ni sabe de esta catedral hasta que llega. Sé que suena sorprendente, pero es así. Alguien se lo comenta y vienen corriendo a verla”.

Roda de Isábena, orgullosa de su seo

La pieza favorita de Mariángeles en la iglesia tiene nombre de santo. Por desgracia, otras joyas que se custodiaban en el antiguo museo de la catedral volaron en 1979 gracias a las malas artes de Erik el Belga. “El sarcófago de San Ramón en la cripta, es muy especial para mí; ahí se oficia nuestra misa una vez a la semana, y creo que la belleza de esa cripta es increíble. A la gente le encanta que sea abierta; hay muy bonitas en toda la zona, pero están cerradas. No es una distribución al uso la que tenemos aquí; junto a la de la Seo de Urgel es mi favorita, aunque naturalmente barra para casa. Y ojo con la de Barbastro, entrar es quedarse con la boca abierta”.

La historia remota

La primera iglesia mayor de Roda de Isábena la consagró el obispo Sisebuto en el año 819; luego, en 956, Roda de Isábena se convirtió en sede episcopal, separándose de la de Urgel. Fue una catedral efímera, porque las tropas de Abd el Malik la arrasaron en 1006. Cuatro años más tarde, los cristianos recuperaron la villa y comenzaron de inmediato a construir una nueva iglesia, consagrada en el primer tercio de ese sigloXI, y que es el edificio que conocemos. Fue sede episcopal hasta 1149, cuando Ramón Berenguer IV la integró en la de Lérida. Nada más y nada menos que 14 obispos se asentaron en este lugar en esos dos siglos, Ramiro el Monje entre ellos. “El edificio –apunta la guía– perdió importancia cuando el obispo se fue, pero quedaron viviendo canónigos hasta la desamortización de Mendizábal, una pequeña comunidad. Ellos se encargaron de conservarlo en pie. Tras la desamortización pasó a ser parroquia, también hasta hoy; se celebra la misa una vez a la semana en la cripta, sábado o domingo, y la oficia nuestro párroco, don Aurelio Ricou. Aquí vivimos 25 personas el año entero; con tan poca gente, lo de abajo nos basta. Y oye –ríe– tenemos misa en una catedral, porque el título no se pierde”.

El edificio estaba encalado casi al completo hasta mediados del siglo pasado. “En los años 60, Bellas Artes la limpió y restauró –apunta Mariángeles– aunque algunas pinturas, que estaban en muy mal estado, no se pudieron salvar. Se echa de menos algún gran pantocrátor, que viste mucho –ríe de nuevo– pero no quedó; el coro sí se conservó. Arriba a mano derecha está el órgano, del siglo XVII, y siguen dándose conciertos en verano; es de la misma época que el de Alquézar”.

En las vitrinas lucen vistosas telas y algunos ropajes peculiares. La Dalmática de San Ramón, por ejemplo, que es una túnica tapìzada de sedas polícromas y bordado en los puños de las mangas por hilos dorados. Elaborada en un taller de Al Andalus, se halló en su tumba y está fechada antes de 1170.

Otra pieza que llama mucho la atención de los visitantes es la silla de San Ramón, una de las piezas que se llevó Erik el Belga del lugar; entró al museo, que estaba en el actual comedor del restaurante, y arrambló con todo. “La silla la rompió y la vendió por trozos; se recuperaron algunos y se han montado con plástico para que pueda apreciarse la forma. Era el mueble más antiguo del románico en toda Europa”, explica Mariángeles.

Las sargas pintadas en grisalla con la resurrección de Lázaro son otra maravilla de la catedral; tienen el mismo concepto de las presentes en la iglesia de San Pablo en Zaragoza, y son igualmente del siglo XVI. En la cripta, que está condicionada en su forma por la propia roca en la que se asienta el pueblo, también hay reliquias de San Valero y restos de algunos obispos junto a la tumba de San Ramón.

Hay otra cripta lateral a la izquierda de la que presenta el altar de San Ramón, en la que se conserva algo de policromía. Contiene pinturas restauradas, cuya datación se remonta al siglo XIII, y ahí sí aparece un pantocrátor con los evangelistas. Un ventanuco de alabastro remata el espacio, junto a un calendario agrícola, muy frecuente como decoración en el románico, además de un recordatorio del juicio final y animales monstruosos.

Arriba, en el altar mayor, destacan tres figuras: el Cristo, la Virgen y un San Juan del siglo XII, rescatado de la quema de la guardia civil. La visita concluye con un paseo por el claustro, que termina de redondear la honda impresión causada al visitante.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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