aragón es extraordinario

Rafael García y Girolibre: rotor más motor en Coscojuela de Sobrarbe

Solamente hay siete escuelas de autogiro en España a día de hoy, y una de ellas está a dos pasos de Aínsa

Rafa García es madrileño de nacimiento, pero lleva desde 2008 en la provincia de Huesca y en el Sobrarbe desde 2010. Mucha gente le llama como su empresa, Girolibre, que opera en el aeródromo de Coscojuela de Sobrarbe, muy cerca de Aínsa. Es un lugar mágico, una pista con sus hangares rodeada de verdor, junto al embalse de Mediano. Cuando no está volando, Rafa mira en derredor con una mezcla de embeleso y orgullo; desde arriba, sin perder la vista del cuadro de mandos, el 'stendhalazo' se convierte muchas veces en poesía.

"Soy de aquí ya -dice, y suena auténtico- porque ya ha pasado un tiempo desde que llegué y aquí es donde quiero estar. Me saqué la licencia de piloto bastante joven, y acumulé horas de vuelo por la mitad del planeta. Lo de montar una escuela de vuelo especializada en autogiro es algo que venía pensando desde la primera vez que probé uno de estos aparatos; es un vuelo más económico, yo quería volar más y fue un acierto total, la verdad".

Vídeo de Girolibre en Coscojuela de Sobrarbe en 'Aragón es extraordinario'

Rafa pasó antes por otro templo de la aeronáutica oscense, Monflorite. "Allí monté la escuela y ahí estuvo dos años, hasta que surgió lo de venir a Coscojuela. El aeródromo estaba un poco abandonado, era principalmente orientado al servicio forestal y no se usaba. Finalmente pudimos dejarlo en condiciones, legalizarlo para las actuales operaciones y ponernos a funcionar".

Rafa asocia el autogiro al concepto de libertad, con una base mecánica y física. "El rotor tiene un giro totalmente libre ahí arriba, de ahí salió el nombre de la empresa. La experiencia de vuelo es tremenda; yo comencé con avión, luego pasé al helicóptero... y la primera vez que subí al autogiro me sorprendió muchísimo. Fue en Mozambique, un cacharro de hierro monoplaza con un anemómetro básico y el cuadro de motor de moto, daba respeto; fue agarrarlo y ya estaba loco por repetir".

Rafa se extiende en las sensaciones. "La estabilidad es increíble, parece que estás colgado de algo; tiene una maniobrabilidad excepcional que te permite incluso girar cómodamente 180 grados en el aire. Desde abajo parece brusco el movimiento, pero arriba no resulta así; eres como el agua de un cubo, si cierras los ojos no sabes ni que te mueves. Para volar en montaña y sitios más comprometidos es perfecto, porque da seguridad incluso con circunstancias meteorológicas adversas".

El piloto de Girolibre rinde pleitesía al pionero. "Juan de la Cierva fue un auténtico genio, no existía nada ni parecido. El rotor del autogiro se acelera con el viento y lo absorbe, no como el del helicóptero, que lleva un paso de vueltas fijo. Hemos parado la hélice trasera del motor en el vuelo con tu compañera allá arriba -apunta Rafa, en relación a la fotógrafa de HERALDO Laura Uranga- y no ha pasado miedo, sigues volando de un modo muy similar, suavemente, y así mismo aterrizas. Ese movimiento se llama 'francesita' o 'turf on the target'. Cuando voy solo disfruto mucho con otra práctica, aunque siempre en zonas controladas: el vuelo táctico, a baja cota y con obstáculos, desde árboles a balas de paja".

Rafa recuerda que el emplazamiento de Girolibre es un valor añadido. "Lo que te da esta máquina es algo increíble. En esta zona, espectacularmente abrupta, salvaje y hermosa, llegar a sitios inaccesibles con este aparato es una gozada doble, respetando las zonas restringidas, por supuesto; con el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido hay una gran relación. Saliendo de aquí te plantas en un momento en Peña Montañesa, y de ahí a Chistau, Bielsa, Pineta, Aneto, Torla… lo que quieras. Y si tienes cualquier problema físico, incluso severo, durante un rato te sientes libre y todopoderoso como pasajero, yo te llevo. Después de volar bajas anestesiado, tu cerebro tarda en procesar lo que has hecho, y te quedas relajado. De pronto, días después, ves una imagen aérea en un documental de la tele o una película e instantáneamente vuelves al Sobrarbe, a tu vuelo con Girolibre".

Y de postre, récord del mundo en la tirolina

Rafa está orgulloso de su origen humilde, y de haberse superado poco a poco hasta conseguir la felicidad haciendo lo que le gusta. "Me lo curré, sí, porque en casa no nadábamos en dinero; mi padre era taxista y se sacrificó para que yo pudiera sacar mi titulación en el extranjero. Sé lo que cuestan las cosas, cómo y cuánto hay que trabajar para ganártelas cuando no has tenido la suerte de nacer con la cucharita de oro en la boca. No me quejo, al revés; así aprendes de la vida".

¿Qué se siente cuando vuelas en Coscojuela? Rafa lo aclara. "Pues supongo que es una mezcla antagónica de sentimientos: vuelas en medio de la nada y te sientes como un pequeño dios, pero al mismo tiempo te sientes diminuto ante la inmensidad de lo que surcas. O lo odias o te enamora, como dicen que pasa con la ópera… y a mí me enamoró".

Aún hay más

En esa línea de pensamiento era lógico imaginar que a Rafa no le bastaría con un tipo de vuelo. Su amigo Jorge Rabal, del Balcón del Pirineo en Buesa, es el impulsor de la tirolina Ordesa-Pirineos que ha abierto este año, el 20 de marzo, en Fiscal. Hace apenas un mes, Jorge y Rafa unieron fuerzas en un proyecto de récord del mundo de velocidad que, tras un intento frustrado por las inclemencias del tiempo, cristalizó con un registro de 189 kilómetros por hora que superaba a la anterior plusmarca, italiana (172). "También soy paracaidista, es otro tipo de descenso veloz -ríe- y la verdad es que estuvo muy bien, lo preparamos bastante rápido después de una simple conversación. Se usó un sistema de frenado especial, un traje especial… salió correctamente y ha tenido mucho impacto. En los ensayos habíamos llegado a 164… el reto no era acelerar, sino frenar bien. El hecho es que Jorge siempre se las arregla para echar adelante sus sueños, y ahí estaré yo siempre para ayudarle, es un fenómeno".

En Girolibre (girolibre.es) hay opciones para todos los osados. Como escuela al fin, hay cursos y clases. Si lo que se busca es un paseo, la oferta va desde los 55 euros por 10 minutos en el aire a los 79 por 20 minutos y la opción más demandada, 199 euros por una hora surcando los cielos del Sobrarbe (y más allá) con delectación. El aparato tiene una autonomía de tres horas y media. Eva, ainsetana, se encarga de la logística; es el cable a tierra de Rafa y de la empresa. Además, ofrece una charla informativa previa al vuelo y proporciona información de situación a los clientes sobre la zona, con el apoyo de fotografías antiguas, reseñas y anotaciones. "Girolibre -explica Eva- fue la primera escuela de autogiro de Aragón, y actualmente la única en toda la provincia de Huesca". "Hay apenas siete escuelas en España -corrobora Rafa- más dos clubes. En Aragón somos los únicos actualmente, aunque hay otro piloto con tradición en Villanueva de Gállego. Tenemos buen material; los autogiros no son baratos, pero dentro de la aviación es una apuesta más económica. Hay dos marcas punteras de autogiros a nivel mundial, la italiana Magni y la española Ela, y aquí tenemos uno de cada".

Rafa está muy agradecido a las gentes del Sobrarbe por su acogida hace una década y el afecto que les dispensan hoy. "Las empresas de deporte activo de la zona empezaron a comentar la oferta de vuelos, y empezó a llegar mucha gente, nos caían de rebote los visitantes de Aínsa y ahora son muchos los que vienen aquí a volar y van a Aínsa luego. Nosotros, por supuesto, recomendamos las piraguas, el rafting, las excursiones, restaurantes, hoteles... al final nos ayudamos todos".

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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