aragón es extraordinario

Esther Altabás, campeona mundial de taekwon-do ITF

Se enamoró de su arte marcial favorita en Cantavieja, la capital del Maestrazgo, donde creció y reside

Es de Cantavieja de toda la vida, aunque esa vida comenzara circunstancialmente en la Ciudad Condal. Esther Altabás es del Maestrazgo, derrocha maestría en su arte marcial favorita, el taekwon-do ITF, y es campeona del mundo en la disciplina de formas, título alcanzado en 2016.

"Comencé en esto a los 24 años –explica– porque me hablaron de un curso de defensa personal para mujeres, y me pareció muy interesante disfrutar de ese conocimiento. Los horarios me cuadraban y decidí probar. El estreno no fue bien, soy muy ansiosa y eso me lleva a la descoordinación –sonríe con timidez– así que pensé que aquello no era para mí; llegué a casa y le comenté a mi madre que no volvería más. Ella, que me conoce bien, me animó a probar al menos un día más; le hice caso y ese segundo día no solo me gustó, sino que salí fascinada. No lo he dejado ni un día, y han pasado casi dos décadas".

Esther empezó a cosechar buenos resultados muy poco después de comenzar. "Con cinturón blanco ya gané un campeonato de España de formas, que viene a ser como las katas en kárate, y otro en combate. De ahí en adelante me acostumbré a visitar el podio nacional, aunque naturalmente también he tenido resultados malos. Soy cinturón negro cuarto dan".

Esther aclara que en realidad "solo hay un taekwon-do, el tradicional, así escrito con la última sílaba separada, porque viene de la mezcla del arte tradicional de taekkyon y el karate do". El inventor de esta arte marcial es el general coreano Choi Hong Hi; cuando llegó la guerra y la división de las dos Coreas, emigró a Canadá y se llevó con él su invento para cultivarlo en la forma más tradicional, bajo el sello de la International Taekwon-do Federation (ITF). Corea pujó porque se encaminara hacia una difusión olímpica, y nació la WTF (World Taekwon-do Federation), ahora acortada a WT.

La práctica del taekwon-do ITF en España lleva aproximadamente 20 años; Argentina y Gran Bretaña son grandes potencias. "En el entorno ITF se hace más hincapié en la esencia del arte marcial, mientras que el WT se centra más en lo deportivo. Ahora el ITF está levantándose aquí: tenemos muchos torneos, pero aplicamos reglas distintas y formas alternativas de expresión. En el ITF usamos bastante los puños, y ellos no; en su caso llevan petos y cascos, mientras que nosotros vamos a pelo, con nuestra vestimenta o ‘dobok’ y el cinturón. Para ellos vale el K.O., mientras que nuestros contactos son más controlados. Además, empleamos un movimiento ondulatorio que es el que genera el poder, algo equiparable a lo que sería el gesto del saque en el tenis, con la preparación hacia atrás antes de la ejecución. Empleamos todo el cuerpo; este movimiento tiene una base cinética y se llama onda sinusoidal".

Palmarés de escándalo

Esther comenzó a sacar la cabeza en el concierto mundial cuando alcanzó el rango de primer dan. "Fuimos a Corea a competir en el mundial del 2010 y ahí las españolas quedamos segundas por equipos. Luego encadené varias lesiones y en vez de competir estuve como árbitro, pero en 2016 llegó mi momento en el mundial de Brighton, cuando conseguí el oro de formas en tercer dan. En 2018 fui plata en Argentina, a pesar de otra lesión en los isquiotibiales. En el europeo de cuarto dan en 2019, celebrado en Irlanda, volví a ser plata; dos meses después competí en Inglaterra contra la rival que me había quitado el oro y le gané. El año pasado, que fue de torneos virtuales por motivo de la pandemia, gané el nacional y el europeo de mi categoría".

Vídeo de Esther Altabás de Cantavieja en 'Aragón es extraordinario'

"Espero llegar fuerte al Mundial para pelear por los puestos de honor”

Esther dejó de competir en la modalidad de combate hace un tiempo, y se ha centrado en las formas. La razón no deja de ser triste. "Me quedé sola entrenando, no tengo compañeros ni un gimnasio en condiciones para prepararme de manera adecuada. Meterte en un mundial de combate sin la preparación que merece es una temeridad; la técnica la puedo entrenar yo sola, pero el combate… para entrenar tengo que ir a Barcelona, donde están la mayoría de mis compañeros, y alguna vez a Valencia, pero por mis obligaciones laborales no puedo desplazarme con la frecuencia necesaria. La técnica sí la entreno a diario".

El próximo Mundial es el año que viene en 2022, en Amsterdam. "Espero llegar fuerte al Mundial para pelear por los puestos de honor. Dejando aparte a Argentina, España ocupa un buen lugar en el concierto mundial, pero estamos aún lejos de otros como Polonia, Noruega, Ucrania o la mencionada Gran Bretaña. Queda trabajo por hacer, pero se está notando mejoría en todos los niveles. Teníamos un campeón mundial, Gustavo Yarza, de Barcelona; y mi maestro Mariano Molina fue subcampeón mundial en Corea en 2010".

En un cotejo de formas, la valoración de los jueces se asienta en muchas variables. "Tienes que rozar la perfección para aspirar a los primeros puestos, y para eso es tan importante la técnica como la buena forma física y la concentración. Hace falta tener una correcta elongación muscular, en su justa medida, y también se puntúa el ritmo en el desempeño, las diferentes técnicas correctamente expresadas, el poder y el equilibrio. Debe funcionar todo en conjunto, y un mínimo detalle marca la diferencia".

Los manejos en cuarto dan son muy complicadas. "Yo destaco en las técnicas de pierna… ¿está feo que lo diga? Es que la levanto mucho, y con poder. En el lado contrario, mi mayor fallo suele ser en los saltos".

La carrera olímpica del arte marcial que sedujo a Esther, y que tiene en España a grandes campeones como Joel González (cuya carrera ha tenido un abrupto frenazo este año, por cierto), se inclinó pr la deriva WT. Este segmento es deporte olímpico desde Sidney 2000, aunque fue de exhibición en Seúl’88 y Barcelona’92, con las grandes actuaciones de la española Coral Bistuer, bronce y oro en estas citas. En Tokio, dentro de unos días, habrá cuatro competidores en liza, con la jovencísima Adriana Cerezo (17 años) como gran esperanza.

Esther ya ha visitado dos templos de su deporte, Corea y Argentina. En tiempos prepandémicos solía salir cuatro o cinco veces anuales a competir fuera de España, "y se aprende mucho enfrentando a las mejores". En lo referente a los viajes, le queda una nueva ilusión por cumplir. "Hay muchos sitios pendientes, sí, pero mi mayor ilusión es volver a Corea. He ganado una vez el Mundial, pero las hay que tienen siete y ocho títulos mundiales. Lo dicho, voy a esforzarme para el siguiente, y a ver qué ocurre".

Competición, docencia y trabajo, un ejercicio de equilibrismo vital

A sus 43 años de edad (aparenta menos), Esther difunde sus conocimientos taekwondokas en Cantavieja desde hace tiempo. "La mayoría de mis alumnos son de la Comunidad Valenciana; empecé a dar clases cuando mi maestro, que venía a Cantavieja a prepararme, se marchó. Quedó aquí una chica con muchas ganas, ya en cinturón azul, y yo quería que llegase a negro, así que decidí ponerme a dar clases una vez por semana. Se apuntaron unos pocos, la gente fue llegando… es un buen grupo. La pandemia ha reducido la actividad, y yo no puedo hacer la continuidad necesaria entre semana dando clases por mis obligaciones laborales en la planta de la Marie Claire, en Villafranca del Cid, ya en Castellón, que me queda a 20 minutos de casa. Mis alumnos actuales ya llevan un tiempo conmigo, así que nos acoplamos a nuestros respectivos ritmos. En Cantavieja ha crecido bastante el interés por el deporte, ves a más gente corriendo o en bici".

El taekwon-do es un arte marcial inspirado en la defensa personal. Por suerte, Esther no ha tenido que aplicarlo nunca en este contexto. "Aun así, es importante tener al menos unos conocimientos básicos en este sentido. Si llega a hacer falta en algún momento, estaré preparada".

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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