aragón es extraordinario

Calaceite exhibe sus vestigios de opulencia ibérica

El poblado de San Antonio, en un excelente estado de conservación estructural, es una de las paradas estelares de la Ruta Iberos en el Bajo Aragón histórico

Estuvieron por aquí antes que los romanos, y acabaron definiendo a toda una península. Y la estancia en Aragón fue parada y fonda. Santiago Martínez es gerente del Consorcio del Patrimonio Ibérico en Aragón desde el pasado mes de marzo. "Conocía el proyecto desde hace tiempo -explica mientras enfila el cerro de San Cristóbal, en Calaceite, donde está el poblado ibero de San Antonio- como entidad adscrita a la Dirección General de Patrimonio Cultural de la DGA; están involucradas cinco comarcas, la Diputación Provincial de Teruel, la de Zaragoza o Turismo de Aragón, además de todos los ayuntamientos con vestigios".

Muchos de estos yacimientos fueron excavados en profundidad a principios del siglo XX; en esa época, el Bajo Aragón histórico vivió una etapa de esplendor en el aspecto arqueológico, con acciones promovidas desde varios frentes. Vino gente de otros sitios a colaborar con los eruditos locales, como Juan Cabré, el más conocido de todos ellos. Calaceitano y estudiante de Bellas Artes, comenzó a interesarse por el poblado de San Antonio a los 20 años, y realizó las primeras excavaciones en 1902. Luego aparecieron otros investigadores, y tras un parón retomó la tarea Pere Bosch Gimpera, que estudiaba en Berlín. Allí le sorprendió la I Guerra Mundial; regresó a España y con el Instituto de Estudios Catalanes montó excavaciones previamente en los años 1915, 1916 y 1919. Finalizó la exploración completa del yacimiento en 1922 con la zona baja del poblado.

Impulso colectivo

Un siglo después de los trabajos en éste y otros yacimientos de la ruta, no todos han disfrutado de un estudio científico en profundidad. "Se quiere recuperar todos esos yacimientos, señalizarlos adecuadamente y convertirlos en lugares visitables. El Bajo Aragón histórico tiene en un radio de 50 kilómetros a la redonda desde Alcañiz un número récord de poblados restaurados de época ibérica en toda España. Conforman además una sólida unidad, con costumbres parecidas. Hay cientos de poblados en la zona, en diversos estados de conservación; la etnia que comienza a extenderse en el siglo VII a.C. y llega hasta la romanización. Cada punto tuvo su propia evolución; el poblado de Azaila en el Cabezo de Alcalá, por ejemplo, se romanizó, pero el de San Antonio no lo hizo, sino que desapareció a finales del siglo III a.C".

Además de los yacimientos hay centros de visitantes en muchas paradas de la ruta. "En Calaceite está el Museo Juan Cabré, en el centro del pueblo, y el CIBA puede verse en Alcañiz, con exposición permanente de piezas. En cada centro se toca una temática de la cultura ibérica. Hay muchos elementos en común, como la presencia de estelas; son grandes piedras decoradas de un modo genuino, con abundancia de escenas de lanzas y jinetes a caballo".

Santiago incide en otros aspectos de la Ruta. "También hay un uso común en los ritos funerarios; incineraban y metían en urnas las cenizas de sus muertos, y luego hacían túmulos. En cuanto a los sistemas defensivos, todo parece indicar que combinaban la tradición indígena en la construcción de torres circulares o semicirculares, como la de San Antonio, o de planta cuadrada, con una influencia mediterránea. Aquí se encontró cerámica griega y material de importación, lo que prueba ese trasiego de pueblos".

San Antonio

Volviendo al poblado de Calaceite, sin duda uno de los más espectaculares de Aragón, hay que destacar que en la parte alta del yacimiento está el poblado inicial, construido en torno al siglo V a.C. "Se trata -explica Santiago- de un pequeño núcleo en un cerro impresionante, donde el dominio visual abruma. Además, es inexpugnable en este lado sur; el acceso está en la parte norte. Construyeron siguiendo el arquetipo de la época: calle central y casas a los lados, apoyadas unas sobre otras, con paramentos de piedra bajo adobe o tapial, con la cubierta vegetal; no había tejas".

El poblado se adapta a la orografía del terreno, paleocanal incluido. «Era fácil de tallar, al tratarse de arenisca. Las viviendas se iban adaptando, con la parte trasera como zona defensiva. Aquí había dos torreones cuadrangulares que se salían ligeramente de la zona de las casas. Hubo una campaña de restauración en 1973 y desde la Ruta se han hecho pequeñas mejoras, además de mantenimiento periódico.

Vídeo del poblado de San Antonio de Calaceite en 'Aragón es extraordinario'

La evolución en la 'planta baja'

La ampliación del poblado llegó en la zona baja del cerro, a principios del siglo III a. C. "Las casas eran mucho más amplias, aunque alguna se compartimentó; ahora pueden verse los sótanos, excavados en su día por Juan Cabré y Pere Bosch Gimpera. Cabré, además, lo documentaba todo, siempre con la cámara a cuestas. En una de las más grandes se hallaron bancos corridos, realizados con adobe y enlucidos con yeso, en los cuales se conservaban las hormas de los distintos recipientes que apoyaban sobre ellos, sobre todo de carácter agropecuario, aunque en su día se manejaba la hipótesis de pequeños altares".

Hay piedras con un tono rojizo en la zona. "Se cree -cuenta Santiago- que en la zona baja del poblado hubo un incendio, lo cual permitió curiosamente hallar muchas armas; falcatas, puntas de lanza, puntas de flecha… todo ello en un número no habitual. Hay distintas teorías al respecto, porque se hallaron en los umbrales de las puertas o las calles, lo cual disparó la hipótesis de un combate en pleno poblado, aunque también se valoraba la posibilidad de que los vecinos exhibieran su poderío colocando armas en las puertas".

"El torreón circular, de gran tamaño, llegó a medir 10 metros de altura -continúa Santiago- y está asociado a una balsa de aguas pluviales que, a su vez, cumple funciones defensivas; tras la balsa hay una senda y un antemural, y bajo ella hay un foso. El acceso tenía que pasar por el foso y debajo del antemural, además de desfilar frente al torreón hasta la puerta principal del poblado en esos momentos". El torreón tenía además una intención 'instagramera'; el poblado mostraba sus poderes y mejor cara, con el barrio nuevo a la espalda. En el fondo, hay cosas que solo han cambiado en la forma...

Ruta Iberos en el Bajo Aragón: yacimientos y centros

Además del poblado de San Antonio en Calaceite, la Ruta Iberos en Aragón está compuesta por los siguientes yacimientos: El Palao en Alcañiz, la Guardia en Alcorisa, El Cabo en Andorra, Cabezo de Alcalá en Azaila, La Talla en Caspe, Els Castellans de Cretas, Hornos del Olmo y Mas de Moreno en Foz Calanda, San Cristóbal en Mazaleón, San Pedro en Oliete y Torre Cremada en Valdeltormo. En cuanto a los Centros de Visitantes alusivos a la cultura ibérica, pueden hallarse en Alcañiz, Alcorisa, Alloza, Andorra, Azaila, Calaceite, Caspe, Cretas, Mazaleón, Oliete y Valdeltormo. Hay diversas rutas guiadas que pueden contratarse en los siguientes puntos: Iniciativas Culturales y Turísticas en Alcañiz (978 830 956 y 647 561 873, o ictarqueologia@gmail.com), Servicios Turísticos Senda en Beceite (978 890 723 y 646 644 910, o info@websenda.com), Turismo Matarraña en Alcañiz (turismomatarrana@gmail.com o el teléfono 630 887 559) y Vida Primitiva en Azaila (978 825 007 y 667 673 847, o el correo actividades@vidaprimitiva.com). El Consorcio comenzó a operar en 2004, y la ruta se trazó según las directrices de un comité científico con los mayores expertos en la época ibérica en Aragón.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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