aragón es extraordinario

La Virgen de Rodanas o el fervor en medio de la estepa

El santuario epilense es objeto de devoción de otros ocho pueblos de la zona

Lo explica Adolfo Díez, teniente de alcalde de Épila y admirador confeso del Santuario de Nuestra Señora de Rodanas. "En 1546 hubo una aparición mariana en el Cabecico de la Virgen, que así se llamó desde entonces este monte que veis a la entrada. Hay un peirón con la Virgen en la cima, que recuerda la efeméride. Tras la aparición se planteó la construcción del santuario, que empezó solamente como iglesia y que en el siglo posterior extendió su perímetro con los edificios contiguos que ahora vemos. Ahí se reunían peregrinos, agricultores y ganaderos de la zona cuando venían a ver a la Virgen y no podían salir a tiempo antes de la pernocta". La iglesia y los edificios contiguos del Santuario de Rodanas pertenecen al arzobispado, y los terrenos aledaños son del Ayuntamiento de Épila.

Sara Cortés es la delegada de Santuario de Rodanas y actual concejala de fiestas de Épila. Pedro Andrés Ballarín es el cuidador de la iglesia, y el 'santero' oficial de Rodanas. Les separan varias décadas de edad, pero el cariño que le tienen al lugar es propio de quintos; mucho, cada uno a su manera. "La gente -explica Sara- viene mucho; la visita comienza en la iglesia y el rezo a la virgen, y luego se suele pasear por los alrededores, merendar y disfrutar de la naturaleza, subir al peirón... el estanque con los patos encanta a los peques. Hay otro paseo obligado, bajar a las minas de la Esperanza, donde había cobre, están a apenas dos kilómetros y medio de aquí".

Vídeo del Santuario de Rodanas de Épila en 'Aragón es extraordinario'

Sara está muy orgullosa del esfuerzo hecho para completar las visitas pías con un buen contacto con la naturaleza; hay un buen racimo de rutas andariegas para hacer desde el santuario. "Ya tenemos marcadas 12 circulares desde el Santuario con sus QR, que se detallan en una cartela a la entrada del santuario, y se quieren abrir ocho más. La Cueva del Gato y la vuelta a Monegré son dos de las más interesantes. Hay alguna que está más orientada al BTT, por la distancia que recorre: hasta de 30 kilómetros tenemos".

Los chalés de la urbanización de Rodanas llevan unas décadas en pie; va para 45 años, concretamente. "Fijos vivimos pocos -explica Pedro- la mayoría son segundas residencias. Aquí tienes el bar en la puerta del Santuario, con su terracica. Lo llevábamos durante muchos años mi hermano Vicente y yo; de hecho, lo construimos en un terreno que teníamos labrado hace ahora 42 años. Hay nueva gestión, y lo están haciendo muy bien; abre el fin de semana durante todo el año y a diario desde Semana Santa y hasta octubre. ¿Sabes que llevamos aquí tres generaciones? En el 36 ya estaba mi abuelo en Rodanas, luego siguió mi padre y ya nosotros".

Pequeño y bonito

La iglesia del santuario no es muy grande; más bien tira a pequeña, pero es muy bonita. Tras la última restauración aparecieron frescos en las paredes y los pilares de la iglesia, ocultos tras el encalado durante muchos años.

El Camarín de la Virgen es muy llamativo. Además, frente al altar mayor hay algunos enterramientos señalados. Está el de mosén José Navarro, segundo prior de Rodanas, que murió el 20 de noviembre de 1713. A la derecha yace Micaela Fernández de Moros, de Calatayud, que murió en 1803. A la izquierda, Isabel Asín, viuda de Antonio Algora, que murió a los 92 años el 6 de abril de 1809. Adorna la piedra el escudo con las armas de los Algora de Berlanga. En la sacristía se guardan abundantes exvotos, debido a los muchos favores de la Virgen reconocidos por los fieles. Hay muletas colgadas, como en Lourdes; Pedro recuerda una concreta. "Esa de ahí es de un vecino, Javier Bravo, que había nacido con la rodilla al revés; la Virgen le curó. Hay varios mantos de diversos pueblos y muchas reliquias, y no nos podemos olvidar del cantarico de la Virgen; dice la tradición que si se toca con fe, cura el dolor de cabeza".

El padre Faci cuenta al respecto en su análisis del santuario que la creencia popular sobre el cántaro es que de él salía abundante aceite, del que los fieles se servían como segura medicina. Sin embargo, en 1707 cesó de manar aceite; dicen las malas lenguas que alguien se había valido de él para una superstición. Desde entonces, aunque el cántaro se conservaba húmedo, se echaba en él otro aceite, que se repartían los fieles devotos en busca de la salud perdida".

Nueve pueblos devotos

La corta subida al Cabecico de la Virgen, donde está su peirón, supone apenas 10 minutos de caminata desde la entrada del Santuario. Allí se va en romería desde Épila y otros ocho pueblos a partir del primero de mayo, uno tras otro: son Épila, Ricla, Salillas de Jalón, Tabuenca, Nigüella, Mesones de Isuela, Rueda de Jalón, Calatorao y Lumpiaque. Todos figuran mentados en la base del peirón, situado sobre olivos centenarios. Las fiestas de Rodanas se celebran el lunes de las fiestas de Semana Santa; una vez pasados los días santos, la cofradía del Rosario sube desde Épila (16 kilómetros) con su Virgen en el llamado Domingo de Quasimodo, el siguiente al de Pâscua. "La cofradía tiene una cocina restaurada en el santuario -explica Adolfo- y dos de los hermanos cofrades hacen de mayordomo para organizar una comida en esa romería, con pan bendito en la celebración. También se hacen migas en el cruce de Rodanas, para dar fuerzas a quienes suben andando". Hay quien sube en camión, pero los andarines son mayoría. Es un día grande en Rodanas, con el fervor desparramado en todas las almas y la emoción a flor de piel. ¿La ilusión? Que vuelva en todo su esplendor en 2022.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'. 

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