aragón es extraordinario

Abran paso a Juan Vázquez, esquilador veloz y certero

Juan recorre Aragón de punta a cabo cada primavera durante la temporada de aproximadamente tres meses, para garantizar a miles de ovejas un verano más cómodo

Con el presente son ya 31 años esquilando ovejas. Así lo cuenta Juan Vázquez Sanz, uno de los más experimentados de su gremio en Aragón a pesar de su edad –los cincuenta rebasados ‘casi’ anteayer– y, al mismo tiempo, casi el único especialistas local que hace temporadas completas cada año en la actualidad. Su oficio es cultura, tradición y sudor, a raudales. Tiene fijada su residencia en Zaragoza, en el Actur, pero durante la temporada de esquileo (estamos a mitad) se mueve por toda la geografía aragonesa.

"Empecé a los 23, así que echa cuentas. Y lo grande es que no me gustaba nada esta profesión, pero mi padre tenía ovejas y mi hermano y yo empezamos a esquilar porque no encontrábamos quien lo hiciera con las de casa. De ahí en adelante empecé a juntarme con más gente, a buscarla yo para hacer cuadrilla e ir desplazándome por Aragón; poco a poco también empecé a bajar a Soria y Guadalajara, y sigo yendo a todos esos sitios. No me he aventurado por otros puntos del planeta, ni América del Sur ni Oceanía, hay bastante faena aquí. Hoy nos juntamos aquí, en Bescós de Garcipollera; estas 260 ovejas son de raza churra tensina, y llevan un par de años sin tijera. Las vamos a dejar –sonríe– de lo más bien".

Rodearse y rodarse bien

Juan explica que en este trabajo, como en todos, hay que rodearse de gente de confianza para funcionar bien. "Yo llevo la cuadrilla, viene otro conmigo que también esquila y uno más que se encarga de trabar, de atar las patas a la oveja durante el esquilado para que se calmen y acabemos antes. La lana la suelen recoger personal de la finca. Usamos el método tradicional; durar más o menos depende de muchas cosas, empezando porque el animal lleve más o menos lana, esté criando o no... el cuidado es el mismo. Con una puedes estarte minuto y medio largo y con otra, tres. Es muy variable. A mí me ha pasado de todo, desde enfrentarme a un centenar de ovejas y pensar que no iba a poder acabar, de lo revenidas que venía, hasta hacernos 1.000 entre tres en una sola jornada. Recuerdo un día de 345 ovejas en Soria, de sol a sol. Al esquilar con la gente mayor de los pueblos, se hacían cuadrillas de cinco personas y las manejaba el cabecero, que se encargaba de contratar a la gente. Hoy en día, los uruguayos, que vienen mucho a esquilar a España y con quienes también he trabajado, le llaman a esta persona el cuadrillero".

Vídeo del esquilador Juan Vázquez en 'Aragón es extraordinario'

Para que todo vaya como la seda, eso sí, hay que seguir una ética de trabajo clara. "Al final echas horas, paramos lo justo para descansar; empezamos a las siete de la mañana, paramos a almorzar algo a las 10.30, una hora para comer de dos a tres de la tarde y luego lo que dure la faena".

La primera reacción de la gente cuando Juan habla de su profesión es de sorpresa. "Mucha gente piensa que esa profesión ya no existía como tal, que lo hacían todo máquinas. En Zaragoza apenas quedo yo ahora mismo, la verdad, junto a los Sorrosales y algún otro de Mediana, que hay buena escuela, aunque este año no andan en temporada. En Campillo hay otros, les dicen los Carmelos, que ya son mayores y no salen tanto; en Cervera y Aniñón había, pero llevan dos años retirados, y un quinto m mío de Santa Isabel, Javier, que solía venir conmigo en campaña. En Teruel también hay algunos, pero no todos están año a año".

Ganas y firmeza

Juan tiene claro que su trabajo hay que hacerlo con alegría. "A esto no se viene a sufrir, si vas amargado no funcionas. Además, haces ejercicio; tienes que mandar en la oveja, si no lo barruntan y te lo ponen más difícil. Aquí a Bescós llevo viniendo muchos años, para trabajar con las ovejas del CITA, también les llevo las de Montañana y Leciñena. Este año llevan más lana por un proyecto específico de la institución, que exigía saltarse un año de esquileo".

El esquileo es primaveral, pero a veces se alarga un poco. "Solemos empezar a primeros de abril, y se acaba en San Juan, pero yo he llegado a estar hasta los sanfermines. El resto del año me busco la vida, desde la paleta al tractor, trabajo no falta. Con el esquileo ganas según lo que trabajes, claro, pero si llegas a una media de 10.000 ovejas por temporada, cubica. Como llevamos marcador, el que más trabaja, más gana. Cuando tenía mis propias ovejas, combinaba solamente con el esquileo".

Juan no suele mezclar churras con merinas. "Hoy no –ríe– ya ves que son todas de la misma familia. Es un dicho muy popular. Sí hay que decir que la lana de la merina es mejor, pero cada raza tiene sus valores".

El futuro de la profesión está crudo. "Exceptuando los de Mediana, no hay relevo generacional. Allí hacen su festival, que es una exhibición bonita y cada cual puede mostrar su habilidad y rapidez, pero lo que se dice futuro en la profesión, no hay ahora mismo en Aragón".

El instrumental hay que cuidarlo bien: máquina, peine y cuchillas. "Cuando llevas un rato y se pierde corte, hay que cambiar la cuchilla y ajustar el peine, cambiar los biseles para evitarle cortes a la oveja, empezamos una pasada más por encima y luego apuramos. Verás que alguna lleva un spray azul, es un desinfectante para cualquier pequeño corte que tengan. Siempre llevamos peines y cuchillas afiladas para hacer los cambios más rápidos y no parar a afilar; esa tarea la dejamos para el final del día, con el tajo hecho".

Juan recuerda que hace 30 años se pagaban 80 pesetas por oveja, el equivalente a medio euro. De hecho, guarda albaranes de la época, cuando él empezaba. Luego se fue subiendo poco a poco, hasta que con la llegada del euro se pasó a cobrar un euro por oveja, con extras si cogías también la lana. "Ahora es entre 1,20 y 1,30 euros, e incluye todo; otra diferencia es que el valor de la lana ha caído tanto que prácticamente no tiene rendimiento económico para el propietario. También se cobraba antes por el generador, te pagaban la comida y el hospedaje; ahora el costo es único. También se ajusta el precio si la faena por oveja es mayor, claro. Al final, todo el mundo tiene que estar satisfecho".

Amigos de siempre, nuevos socios y el toque de Moratha

“Uno de los mejores tiempos que viví en esta profesión fue tener a mi lado a mi hijo durante dos años, ahí pudo ver lo duro que era el trabajo de su padre; he tenido compañeros de todo tipo, pero por suerte hay muchos amigos que me ha dado este trabajo, como Jesús de Mesones, Jesús de Ricla, Javier Cañón… se me olvidan seguro muchos nombres, pero éstos han sido muy buenos esquilando. Por otro lado, llevo tres años funcionando con uruguayos, y hablo por los que han compartido faena conmigo; son gente excelente y competente, y se merecen un respeto por venir de tan lejos a ganarse el pan, haciéndolo además muy bien, rematadamente bien".

Juan Vázquez tiene dos rasgos de carácter que le hacen generar una empatía instantánea con sus interlocutores; sonríe mucho y habla con respeto. La energía no quita espacio a la cortesía. Además, y no es moco de pavo, le echa originalidad al tema de la promoción; gasta camisetas de trabajo y tarjetas profesionales con un toque artístico. Su sello de identidad es una caricatura hecha por el darocense Moratha, conocido ilustrador y maestro local del cómic; le ha inmortalizado a la perfección. Además, las tarjetas no son necesariamente para guardar en la cartera;tienen más tamaño y son pegatinas. "En vez de dejarlas en las mesas o los mostradores, las pego en cada corral que visito por trabajo, pidiendo antes permiso, claro y ahí me tienen bien a mano. Y en el 691 831 400".

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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