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El único pueblo de Aragón que suena a Nino Bravo

El pueblo de la comarca de Valdejalón ha adoptado la canción de Nino Bravo como himno oficioso, y su famoso verso como logotipo.

Vista de la localidad de Alpartir
Vista de la localidad de Alpartir
Laura Uranga

El humor es muy importante en la vida. En Alpartir lo tienen claro; este pequeño pueblo zaragozano al pie de la sierra de Algairén tiene un nombre sonoro, que invita a cantar una de esas canciones que comparten varias generaciones de españoles. “Un beso y una flor”, compuesta por José Luis Armenteros y Pablo Herrero, de Los Relámpagos, cantada por el valenciano Nino Bravo, salió al mercado en 1972; está rozando el medio siglo de vida, y su relación con Alpartir está en el primer verso del estribillo: “Al partir, un beso y una flor/Un ‘te quiero’, una caricia y un adiós/Es ligero equipaje/Para un tan largo viaje/Las penas pesan en el corazón”.

La canción une a los habitantes de Alpartir. El artista David Monreal, hijo del pueblo, cogió ese verso que sirve de guiño a la localidad y lo convirtió en el logo que identifica al municipio en folletos promocionales, actividades de las asociaciones, productos de promoción… además, está plasmado en un lugar preferente en el centro del pueblo. El colegio público local, por cierto, lleva el nombre de Ramón y Cajal ha ganado numerosos premios por su excelencia académica y metodología singular, muy relacionada a la experiencia y el contacto con la naturaleza, similar a la que se desarrolla en el pueblo turolense de Olba.

El nombre del pueblo es también el del río local, que se embalsa junto al casco urbano de una manera muy original. El pueblo tiene dos calles principales, que van en paralelo, y dos plazas centrales: la de la Constitución y la de la Iglesia. Destaca su pasado minero, fundamental desde la época romana; en el siglo XIX se vivieron los años dorados de la principal riqueza local, la plata. Una curiosidad: durante algo más de una década, Alpartir organiza el campeonato del mundo del juego de la oca. Cuando las circunstancias sanitarias lo permitan, volverá a ser una razón para visitar este hermoso pueblo.  

La icónica imagen elegida por el pueblo de Alpartir como identificación.
La icónica imagen elegida por el pueblo de Alpartir como identificación.
Laura Uranga

Qué ver en Alpartir

Dentro de su proverbial modestia estructural, Alpartir posee un atractivo singular en su propio ordenamiento urbano, y una serie de alicientes patrimoniales:

  • Palacio de la Orden de San Juan de Jerusalén: reformado, con un hermoso arco conopial en la fachada como vestigio de la construcción original.
  • Iglesia parroquia dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles. Es obra del siglo XVI.
  • Fuente renacentista: recoge el agua que baja del Cerro Mosán en una arqueta, y luego baja por el caño del chafariz hasta la pila; el agua sobrante pasa a un gran pilón en la que abrevan las caballerías, todavía.
  • La mina. De la industria minera de cobre y plata de Alpartir quedan algunos restos en un camino que al final puede conducir a las ruinas del Convento.
  • Convento de San Cristóbal: solo quedan unos restos del convento franciscano: está en un altozano y tiene un muro de cierre.
  • Ermita de la Virgen del Pilar: cerca de los restos queda la ermita de San Clemente, asomándose al valle del Grío, edificada el año 1613.
  • Humilladero, también llamado Capilla de San Juan.

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