aragón es extraordinario

Langa del Castillo cuida bien sus raíces

La Asociación Cultural El Castillo, con más de 780 socios, fomenta actividades para que la localidad siempre tenga propuestas y haya contacto de todos con sus orígenes

El paisaje de Langa del Castillo, en la comarca Campo de Daroca, se abre desde su balcón a las muelas del Jiloca, hasta las vastas extensiones de cereal que rodean su casco urbano, por esta época de color marrón y trufadas de agricultores que labran o siembran el terreno. Como un islote, la localidad se aglutina entorno a su antiguo conjunto fortificado, del que toma nombre la Asociación Cultural y Recreativa El Castillo, nacida en 1994. “La idea básica cuando se creó fue que mucha de la gente que se ha tenido que marchar fuera mantuviera ese vínculo con sus orígenes”, remarca Antonio Abengochea, presidente de la organización.

Originario de Bárboles, conoció a Lucía Quílez y vieron que aquellas calles era “el espacio ideal para que nuestras dos hijas disfrutasen del tiempo libre”. En la actualidad ha vuelto al cargo de presidente de la entidad. “No estuve entre los fundadores, pero sí que me apunté de los primeros”, recuerda. Entre esos propósitos de aquel grupo estaba la de “fomentar las actividades a lo largo de todo el año, para que siempre hubiera una excusa para acercarse al pueblo y reunirse”, remarca. En estos 16 años, han puesto en marcha el mantenimiento de celebraciones tradicionales, como por ejemplo, para San Antón, las culecas o las jornadas micológicas.

“La asociación mantiene el espíritu del pueblo vivo, que la gente preserve unas costumbres y siempre tenga alternativas de ocio y cultura”, explica Javier Bustillo, socio de la entidad y hasta hace escasas semanas máximo responsable. Llegó a la localidad hace 9 años, acompañado de Guadalupe Coronel. “Nos acogieron con los brazos abiertos y nos hemos implicado, ayudando en todo lo que podemos”, indica él. “Hemos organizado talleres, recorridos por el pueblo. Ha habido actividades con 60 niños y niñas”, indica ella. En total, la entidad cuenta con más de 780 socios, en una localidad que cuenta hoy con 121 empadronados.

“Hay gente de todas partes de España, que a lo mejor ya no viene tanto, pero que siguen inscritos por apego al pueblo”, apunta Abengochea; lo hace por teléfono, ya que el confinamiento perimetral de Zaragoza le impide acudir a la localidad. “Se fijó una cuota anual de 8 euros, y aún así tenemos muchas propuestas”, recuerda Bustillo. “Muchos de los eventos los solemos cerrar con una comida popular, porque es una cosa que siempre une mucho”, reconoce el primero.

A lo largo del año realizan exposiciones, marchas cicloturistas, charlas… entre todas las propuestas, el Festival Langarte es el máximo exponente: “Este año hubiera sido la séptima edición, pero no la hemos podido hacer. Habitualmente hacemos talleres de fotografía, cuentos, espectáculos de teatro, humor… Es la fiesta grande de la asociación”, subraya Abengochea. Otro de sus bastiones es la revista semestral El Prau, soporte para que los que están lejos tengan un contacto directo con lo que se hace en el pueblo, aunque no puedan ir.

Abengochea remarca que pretenden recuperar la iniciativa de poesía en la calle, que ya adorna con versos varias fachadas de la localidad. “También queremos colgar lonas con poesía, plantar cipreses, un libro y una biblioteca peregrina. Todo se andará”.

Iglesia y conjunto fortificado, los dos baluartes del patrimonio

Cuando Basilio Valero y Ramón Moral, tío y sobrino además de alcalde y teniente de alcalde, hablan de la iglesia de San Pedro Apóstol lo hacen con orgullo, echando la vista atrás. “Cuando entramos se había hecho alguna pequeña obra, pero los tejados estaban en muy malas condiciones”, recuerda el primero, que lleva 17 años al frente del Ayuntamiento. En la primera fase se hicieron todas las cubiertas nuevas. “La carpintería se hizo en la propia plaza; luego se colocaba con la grúa”, explica. A esta intervención le siguió una segunda, para la cual contaron con el respaldo del Gobierno de Aragón, que destinó cerca de un millón de euros.

“También se acondicionó la plaza con la ayuda de la DPZ, siempre dispuesta a colaborar; lo ha hecho en la ermita de la Virgen de Tocón, que es la patrona”, remarca Valero. El templo principal data del siglo XVII y sigue el patrón de las iglesias fortaleza, con una portada clásica flanqueada por dos grandes torres que no se llegaron a concluir. Una de ellas se remató tras la restauración de 2010.

En su interior, el retablo de San Pedro es el que acapara el protagonismo, aunque no se queda lejos la decoración de las bóvedas. “Nos costó mucho, fue a base de insistir e insistir, porque merecía la pena”, remarca Valero.

El conjunto fortificado, otro baluarte patrimonial del municipio, tiene un horizonte optimista. Recientemente, la DPZ ha incluido en su plan de bienes muebles e inmuebles un proyecto por valor de 48.400 euros para actuaciones puntuales de consolidación, protección y excavación. “Cuando entramos, esa torre –dice Valero señalando al portón de entrada al recinto– estaba en el suelo”. Considerado como Bien de Interés Cultural, su privilegiada situación sirvió de atalaya de control para el paso al valle del Jalón.

El bar, centro de reunión que se amolda a las circunstancias

La pandemia ha cambiado muchas cosas; entre ellas, la actividad en los bares de los pueblos pequeños. “La situación es difícil, porque de normal en invierno la cosa está más parada, pero ahora apenas puede venir gente de la que vive fuera”, puntualiza Tomás Uriol. “Por las tardes, a las seis, hay muchos días que estamos a un grado bajo cero”, indica. Hace 10 años, este bilbilitano asumió las riendas del bar: “Me lo ofrecieron y vine a vivir aquí”, recuerda. “En verano se trabaja mucho, tienes que hacer una media con todo el año”, asume. Para intentar paliar la situación, el Ayuntamiento –según explica el alcalde– pretende sustituir la actual carpa provisional y colocar una mayor, en mejores condiciones. “Así podremos tenerlo más aparente y además, a la larga, puede servir incluso en verano, si se pasa todo esto”, remarca apuntando a la mascarilla que le tapa media cara.

LANGA DEL CASTILLO

Comarca. Campo de Daroca.

Cómo llegar. Desde Zaragoza, su capital de provincia, se toma la A-23 hasta la salida 232, dirección Cariñena sur/Paniza, para tomar ahí la N-330 y hacer un recorrido hacia la A-1306, hasta el desvío que marca a Langa.

Servicios. Cuenta con bar abierto durante todo el año.

Alojamiento. El Ayuntamiento habilitó una casa rural con tres habitaciones, baño propio y cocina comedor. Se encuentra totalmente equipada y se puede alquilar poniéndose en contacto con el Consistorio (976 80 60 01).

Poesía en la calle. A los versos fijados en cerámica en las fachadas, la asociación cultural pretende unir varias placas más, amén de colocar lonas, retomando una iniciativa que se impulsó hace ya unos cuantos años.

Retablo. Datado en torno a 1430, según el Departamento de Turismo de la comarca, se atribuye al Maestro Langa, pintor de nombre desconocido que tenía su base en Daroca. La asociación El Castillo quiere editar un libro explicando cada una de sus escenas.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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