aragón es extraordinario

Pancrudo y sus bellas acuarelas de agua

La localidad turolense ofrece una amplia carta de manjares visuales al visitante, fácilmente transitables, además de rezumar interés por el arte

Pancrudo tiene río homónimo. Pancrudo tiene festival de artes escénicas, el Gaire, que como la práctica totalidad de las iniciativas culturales de este año, ha pasado por un barbecho forzoso en 2020. Pancrudo tiene una revista editada por la Asociación Cultural El Calabozo que repasa las buenas nuevas locales y excava en la memoria colectiva con historias de peso, gracias a multitud de colaboradores pancrudinos o foráneos con raíces afectivas hacia esta localidad turolense. Pancrudo tiene cuatro núcleos de población: la homónima, Cervera del Rincón, Portalrubio y Cuevas de Portalrubio, cada una con sus gemas. Pancrudo es, en definitiva, uno de esos ilustres desconocidos para el gran público que ejerce de poderoso magneto entre quienes lo visitan una sola vez: se cae bajo el influjo de su belleza serena y ya no hay modo de escaparse.

Un ejemplo sencillo: la Ruta de las Dehesas, que discurre entre huertos. José Ramón Herrera, teniente de alcalde, da detalles al respecto. «Se trata de una ruta sencilla, que en toda su dimensión se convierte en una circular de alrededor de cuatro kilómetros, con varios puntos de fuga para acortarla a voluntad. El paseo es muy bonito todo el año, pero en otoño y primavera aún destaca más; ahora, con las hojas en el suelo y las copas amarillentas, es impresionante; hay varias zonas en las que los árboles hacen bóveda de hojas y el resultado es poético. Además, lo cuidamos: se hace una limpieza continua y la senda está rehabilitada; comienza a pie de carretera. Para el público familiar que venga a pasar el día o esté alojado en una de nuestras casas rurales, el Rincón Solariego o el Pilar de Cavila, ambas perfectamente equipadas, es ideal; también para hacer ejercicio suave y disfrutar del paisaje. Tiene merendero, además».

Las alternativas no escasean. Portalrubio se halla a seis kilómetros de la cabecera del municipio, y su casco urbano también es empinado, ya que se asienta sobre una ladera. La iglesia parroquial de San Martín, con portada barroca, es el monumento más representativo del pueblo, pero en el terreno orográfico no se pueden olvidar las blancas margas.

En Cuevas de Portalrubio, a 12 kilómetros de Pancrudo, lo más destacado es el sistema hídrico heredado de la ocupación árabe, con las cinco acequias de aquella época. También hay restos de un poblado celtíbero entre Cuevas y Cervera, entre el Cabezo de la Oración y el Barranco del Torrejón. «Tenemos la suerte –explica José Ramón– de que los cuatro núcleos del municipio tienen alicientes paisajísticos y patrimoniales para ofrecer al visitante». Aquí se puede disfrutar de un sencillo camino hacia una vieja represa del río Martín, que permite caminar junto al agua y admirar la belleza un paisaje encajonado en piedra que supone todo un caramelo para la cámara. Por su parte,

En Cervera del Rincón destacan dos construcciones. La primera es la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, edificio gótico-renacentista con una gran torre campanario adosada. La segunda pieza clave es el Castillo, que en principio se reduce a un torreón militar (en ruinas) en lo alto de un cerro; tiene una curiosa planta de trapecio rectángulo, y las vistas de las parameras desde su acceso principal son magníficas.

El pozo del Prao, la excursión ideal que brilla aún más en otoño

Este año ‘cruzado’ se ha vivido en Pancrudo con la mayor naturalidad posible. De hecho, el tradicional concurso de fotografía que organiza la Asociación El Calabozo tuvo lugar en verano, y hubo nueva ronda de las llamadas Ronsongs o listas de canciones propuestas por los vecinos para su disfrute general. No obstante, el disfrute de la naturaleza en el momento en que la gente pudo reencontrarse con ella fue la opción de ocio preferida. Dentro de la oferta local hay una parada de obligado cumplimiento: el Pozo del Prao.

Si se sigue el camino hacia Alpeñés desde Pancrudo se llega con rapidez al paraje del Pozo, que en estos días conforma un cuadro otoñal de primera categoría. Los chopos cabeceros han dejado su huella amarilla en el suelo, y la pequeña cascada que se precipita en el pozo por el barranco es pura rima asonante, una belleza sin ataduras que crea sus propios senderos por la piedra. Y hablando de bellezas pétreas, en el mismo paseo hay una serie de rocas que conforman el llamado Arco del Campanario. De su base parte un sendero de arranque escarpado que conecta con Pancrudo por su mirador meridional, de espectaculares vistas. En la Cueva del Prao hay historia remota, además. Allí se encontró un cráneo humano, dos hachas pulimentadas y un fragmento de cerámica que los expertos sitúan en el Eneolítico.

Hay que recordar que el pueblo está situado al pie de la sierra de Lidón, en pleno Sistema Ibérico. El río Pancrudo, afluente del Jiloca, nace en un paraje llamado El Cazinarro, sin apenas terrazas fluviales en su recorrido, bastante irregular; es un flujo rebelde que no sigue trazados lógicos. De su personalidad podría emanar perfectamente el carácter emprendedor e indómito de los pancrudinos.

Dos ermitas desacralizadas con nuevos usos en el tiempo actual

Más allá de los edificios religiosos que siguen consagrados a su uso original, Pancrudo cuenta con dos edificaciones rehabilitadas desde el desuso o la ruina para otras funciones. La antigua ermita de la Virgen del Pilar está muy cerca de la escuela y el bar El Molino, que también hace funciones de multiservicio. En su día se empleó como almacén de madera, entre otros usos, y su interior original es blanco, pero está literalmente chamuscado: se van haciendo catas para ver la decoración. Hay expresiones manuscritas y grafitis de la guerra civil, amén de dibujos: destaca el de un soldado haciendo guardia. En el otro extremo del pueblo, a la salida, está la ermita de la Virgen de la Palma, derruida desde la guerra civil y recuperada como espacio escénico y expositivo. Es propiedad municipal, y sirve de sede para determinadas actividades del festival Gaire.

PANCRUDO

Comarca. Comunidad de Teruel

Cómo llegar. Desde Teruel, su capital de provincia, hay 55 kilómetros por la N-420 y la A-1510.

Dónde comer y dormir. Bar, restaurante y mulltiservicio El Molino, al lado del colegio. Se cuenta con dos casas rurales: el Rincón Solariego y el Pilar de Cavila.

La parroquia. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Pancrudo, sita en el centro del pueblo, es un templo gótico construido en mampostería y cantería. Es de nave única, con capillas laterales entre contrafuertes destacados hacia el exterior.

Casa Consistorial. Cuenta en su planta calle con una característica lonja o trinquete con una pareja de arcos de medio punto, y dos balcones amplios en el segundo nivel.

Gaire. Desde hace una docena de años (en 2020 no ha podido ser) se celebra en Pancrudo este festival de artes escénicas, que atrae especialistas de toda España, amén de algunas presencias extranjeras. Se realiza siempre en septiembre.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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