aragón es extraordinario

Talamantes, un lugar como los de antes

El castillo, la ermita de San Miguel y la excursión senderista a las Peñas de Herrera constituyen los principales alicientes para el visitante 

A Talamantes hay que ir de propio: no te lo encuentras; se trata de tomar la carretera que lleva hasta el pueblo desde las afueras de Bulbuente, tras atravesar Ambel hasta el confín de la comarca del Campo de Borja. Al fondo, las últimas estribaciones del Moncayo saludan, pétreas cejas en alto, a quienes deciden visitar la plaza y aventurarse por sus senderos mágicos. El pueblo, de cuestas pronunciadas, está coronado por un castillo que ha salido bien parado de los esfuerzos reconstructivos más recientes. Alrededor, en las lomas contiguas, hay más ‘castillos’, levantados en este caso por la naturaleza en altivas formas sin tallar.

Hay constancia escrita del castillo de Talamantes desde el siglo XII. A partir del siglo XIV pasó a pertenecer a la Orden del Temple; un siglo después, pasó a la de San Juan. El castillo era parte de un conjunto defensivo de planta alargada y estrecha, adaptada al terreno de la roca en la que se asienta. El muro norte sigue en buen estado, coronado por almenas perforadas por saetera. En el centro tiene un torreón rectangular; al oeste se hallan las ruinas de  la torre principal. Es Bien de Interés Cultural desde mayo de 2006. Por cierto, llegar hasta él es sencillo desde el pueblo; apenas tres centenares de metros de pendiente, con el mirador del Horno Alto como partida de la cuesta: allá se disfruta de unas vistas maravillosas hacia la Tonda, con las Peñas de Herrera al fondo. Son éstas últimas el objetivo principal de quienes se acercan a Talamantes con ganas de gastar la suela de las botas.

La excursión a las Peñas de Herrera desde el pueblo tiene dos posibilidades de ruta, y puede hacerse circular, desandando el camino de ida o alternando con la ruta no elegida inicialmente al emprender el regreso. El camino es maravilloso, con zonas más exigentes, pero ver la antigua zona minera de Valdeplata desde arriba es una maravilla, así como las cárcavas de colores y los diversos collados. La circular supone seis horas de andada.

Para los menos avezados en el monte hay una opción muy recomendable: subir al collado del Campo. Apta para peques y veteranos con los debidos tiempos de reposo, atraviesa arboledas de cuento que los niños de la zona bautizan como bosque de las hadas. La duración aproximada (este dato siempre tiene que ver con el ritmo y posibilidades de quien anda) es de hora y media entre ir y volver; en las zonas más agrestes hay tramos de escaleras de madera para facilitar el tránsito. También hay una andada de tres horas y media hasta Purujosa para visitar la virgen de Constantín; todos los años se hace romería que pasa por el peirón de la Virgen de la Leche.

Además del castillo y las Peñas, la ermita de San Miguel es el otro punto que concita un interés especial en el pueblo; está a menos de un kilómetro de las últimas casas. No hay que olvidarse de dos simas: la del Coronel y, sobre todo, la del Tubo, lugar de entrenamiento para cuerpos de seguridad del Estado. Son 63 metros de profundidad y muchas galerías aún inexploradas. También hay lugares secretos que deben seguir siéndolo, muchas cuevas y rincones que solo conoce la gente del pueblo; van soltando prenda poco a poco según el visitante y su actitud.

Alternativas de hospedaje para todos los criterios selectivos

Rosa Redondo llegó hace 15 años a Talamantes y se enamoró del lugar. Ha apostado por el pueblo con decisión, y el lugar ya forma parte de sus genes. Aquí sigue, con las raíces firmes en la tierra moncaína, con dos alojamientos rurales y e ilusiones por rehabilitar alguna más.De momento funciona con dos: La Quinta, casa rural, y Mi Casa Loft, apartamento. “Si vienen clientes a La Quinta –la entrada está en un callejón encalado y lleno de macetas con flores– se calienta la casa 48 horas antes; ahora hay que manejar la ventilación de manera especial, y aquí refresca, vamos compensando”.

Rosa ha arreglado La Quinta con su hijo Víctor, y la han convertido en un alojamiento rural de primer orden. “Nos pusimos a arreglar los suelos y a Víctor le encantó la tarea. La pared está maquillada, lleva un fratasado que requirió de pulimiento con rotor. Se trata de una casa familiar, no de un museo, pero tiene detalles. Caben cómodamente hasta siete personas con supletorias, gracias al buen tamaño de las habitaciones. En Mi Casa Loft hablamos de un apartamento de diseño, ideal para parejas, con todo lujo de detalles”.

Toni Pardo y Sheila Fernández llegaron de Valencia para hacerse cargo del bar y el albergue. Toni andaba hace unos días haciendo ‘las extras’, consistentes en cortar leña y recoger ramas; una costumbre que aúna el aprovisionamiento con la limpieza comunal del monte. “Haces un pago simbólico al ayuntamiento para compensar el marcado del forestal, y ganamos todos. Vinimos porque buscábamos un sitio con aire puro; teníamos restaurante en la playa, pero tuve un problema de salud y me recomendaron cambio de entorno, tranquilidad. Llevamos dos años en el pueblo, y la apuesta ha salido bien. Incluso hemos comprado terreno para hacer una casa: aquí nos quedamos”.

Vídeo de Talamantes en 'Aragón es extraordinario'

Paisajes privilegiados y diversidad de opciones para residentes y visitantes

En el pueblo se cuenta con un guía y medioambientalista de excepción, natural de Ambel y radicado en Talamantes: David Lamana. Además de sus labores pedagógicas en materia ambiental y marcado de caminos montañeses, fundó hace casi una década la Asociación Rural Sierra del Moncayo, muy activa en la exploración y protección del terreno.

En el pueblo, la semana cultural cumple cuatro décadas de actividad ininterrumpida (hasta este año) y se abunda tradicionalmente en materias muy diversas, además de proponerse talleres y charlas.

El entorno natural y su aprovechamiento responsable es una de esas materias, con mención especial para todo el trayecto de ida y vuelta a las Peñas de Herrera, amén como la flora y la morfología de parajes tan singulares como los barrancos de Valdetriviño y Valdeherrera.

TALAMANTES

Comarca. Campo de Borja.

Cómo llegar. Desde Zaragoza, su capital de provincia, hay 88 kilómetros por la AP-68 hasta el desvío de Gallur, para tomar luego la A-122 hasta Bulbuente y la Z-370 hasta destino.

La parroquia. La iglesia de San Pedro Apóstol (siglo XVI) está en el centro del pueblo y pertenece al gótico tardío, es de planta cuadrada y crucería estrellada. Tras su construcción se cambiaría la orientación del templo, y se abrieron tres capillas, además de la sacristía.

El Parque. Talamantes y su mirador forman parte del Parque Natural del Moncayo, que ocupa nueve municipios de tres comarcas distintas: Aranda, Tarazona y el Moncayo y Campo de Borja, con una extensión total de 11.144 hectáreas.

Ermita de San Miguel. Data del siglo XIII y es del románico tardío. A menos de un kilómetro del casco urbano, presenta una nave dividida en cinco tramos por arcos diafragma apuntados, sobre los que apoya la estructura transversal de madera.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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