aragón es extraordinario

La vis pictórica de los entornos en Tornos

En el extremo sureste de la laguna de Gallocanta se alza este pueblo que celebra ahora la llegada de sus visitantes estelares, las grullas

Mucho se glosa, y poco se insiste en el tema para lo que se debiera, la belleza de la laguna de Gallocanta y su entorno. En estos días otoñales, y con cierto retraso con respecto a otros años, sus viajeras más famosas están llegando para hacer tocata y fuga o, en muchos casos (son miles) pasar un tiempo en sus aguas y contorno. La grus grus o grulla común es la 'prota' de este fenómeno anual en su vuelo hacia el sur, que dentro de tres meses y pico será en sentido inverso, nuevamente con un alto en el camino a orillas de la laguna aragonesa. Tornos es uno de los pueblos bendecidos con esa proximidad al Shangri-La de las grullas, que no necesita de muros de piedra para rejuvenecer a sus inquilinas y, generoso, permite que luzcan ese renovado vigor en otras tierras.

El punto de observación El Cañizar, en Tornos, es uno de los dos enclaves fundamentales de este término municipal a la hora de disfrutar con el trasiego de las aves. Desde el pueblo se llega fácilmente por sendero de tierra en coche hasta apenas 200 metros antes del puesto, aunque es altamente recomendable olvidarse del vehículo y darle a la zapatilla si se dispone del tiempo, por aquello del ejercicio y de minimizar el impacto en el entorno. Se sale del pueblo, se dejan al lado el cementerio local y la ermita de la Virgen de los Olmos, y tres kilómetros después (algo más de media hora de caminata, sin apresurarse en exceso) se arriba al observatorio de madera. Aunque el agua está lejos, el paisaje vale la pena... y si se acude a observar aves, los binoculares o el catalejo deberían estar incluidos en el equipaje del visitante.

La vida en la laguna es muy rica. Los carrizales están entre los mejor conservados de España. Se aclara en el pueblo que a finales de verano, con la floración de algunas plantas y la aparición de fruto, las ‘playas’ de la laguna toman su característico color rojizo. ¿La fauna? Se han catalogado más de 220 especies diferentes, de las que un centenar nidifican de modo regular en la zona; hay aves acuáticas como el zampullín chico, el ánade real, la gaviota reidora, la focha, el pato cuchara y la célebre grulla común.

Hay diferentes entornos. En los carrizales se pueden ver especies como el bigotudo, el rascón, el aguilucho lagunero o el ánade friso. En el prado hay avefría, alondra común y alcaraván. En cuanto a los terrenos de cultivo, son terreno para la avutarda o sisón (Torralba de los Sisones está muy cerquita), la terrera o la calandria. En las ‘playas’ se ven avocetas, chorlitejos patinegros (no hay nombre mejor que ése) y gaviotas, mientras que en las aguas libres o junqueras están el oriol, la lavandera boyera y el fumarel cariblanco.

Los educadores ambientales de Red Natural de Aragón ejercen una notable y variada actividad en la zona. El Centro de Interpretación de la Laguna de Gallocanta está en Tornos, justo en el límite administrativo con el término de Bello; allí ofrecen los educadores todas las pistas necesarias para conocer a fondo la Reserva Natural de la laguna, hacer los mejores paseos y, muy importante, respetar las zonas de alimentación y descanso de las aves. Hay audiovisual, exposición permanente y observatorio. Para las visitas, 978 734 031 y la web rednaturaldearagon.com.

El castillo que otea las aguas y un hostal para reponer las fuerzas

Al gerente de la empresa arqueológica Acrótera, Jesús Franco, le brillan los ojos al hablar del castillo de Tornos. “Colaboré en los trabajos de recuperación e identificación de vestigios”, recuerda. Su firma maneja las visitas guiadas del castillo de Peracense; conoce bien el percal. También lo hace Raúl Cantín, propietario de la Casa Rural el Laberinto. Su familia paterna procede del pueblo y en el pueblo desarrolla su vida este joven zaragozano que hace algo más de un lustro abrió la primera ‘escape room’ propiamente dicha en Teruel, tematizada además con las grullas. Actualmente, debido a los rigores de la pandemia, no está abierta al público, pero Raúl confía en reabrir lo antes posible en 2021.

“Es un paseo corto, pero exigente: no se puede subir en vehículo, y tampoco hay un sendero específico, tienes que ir a monte través, y hay una pendiente fuerte, que exige buenas piernas. Lo bueno es que se puede ir cambiando la zona de acceso, y que el ascenso no es largo, aunque conviene ir descansando conforme te vas acercando a la cima. Si se llega en coche hasta las inmediaciones, hay que salir un kilómetro del pueblo en dirección a Calamocha y girar por la pista que acerca a la base del monte, para dejar el vehículo abajo. También se puede acceder a pie por otros puntos”.

Los restos del castillo

Además de los vestigios arquitectónicos, el gran atractivo del castillo reside en las vistas de la laguna de Gallocanta que ofrece. Se trata de una edificación defensiva en planta cuadrada de unos 60 metros de lado, situada sobre una pequeña loma. Por los restos, según explica el Sistema de Información de Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA), se trataría de un recinto amurallado con torres en las esquinas. Ahora solamente quedan restos de tres de las torres, una en la cota máxima del monte y dos a un nivel bastante más bajo.

Tanto el castillo como su población estuvieron siempre bajo el dominio de la monarquía, debido a su posición estratégica en la frontera con Castilla, aunque también fueron donados temporalmente al monasterio burgalés de Oña en el siglo XII, o al monasterio de Morimond en Francia al siglo siguiente.

Un detalle histórico: Jaime II mandó realizar obras de fortificación en 1300 y 1320 y en 1346 Pedro IV. En 1347, el castillo resistió el ataque de los unionistas que estaban acuartelados en el cercano castillo de Berrueco.

En el pueblo

Tras las excursiones hay que reponer fuerzas, y en Tornos hay una sola referencia perenne para resolver esta necesidad. Nieves Agustín lleva el Hostal Las Grullas, un negocio familiar de segunda generación. “Empezaron mis suegros y luego remodelamos la casa con mi marido, Miguel Vicente, y mi cuñada Asunción Vicente. Somos hostal, bar y restaurante; aquí viene la gente a disfrutar de las conservas de la matanza del cerdo y de nuestra receta de bacalao, además de las migas con chorizo y longaniza de la casa”.

Un museo agrícola y el primer teleclub digital en alta definición

Tornos es un pueblo tranquilo, a apenas 10 minutos en coche de Calamocha, con aproximadamente 200 vecinos censados que son bastantes menos en los meses otoñales e invernales, a pesar del tirón de las grullas. Entre los puntos curiosos de su casco urbano está el Museo Agrícola Cantín-Luna, ambientado en la década de los 50. Muy cerca se halla el Cineclub El Peirón, que no tiene apertura regular pero que causó impresión en sus primeros años de funcionamiento (se inauguró hace justamente una década) por una razón de peso: se trató del primer teleclub digital en alta definición de España. Tiene una sala de cine y televisión digital, con capacidad para 55 espectadores. En su materialización colaboraron los Departamentos Técnico e I+D y Nuevos Proyectos de la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión (CARTV), con el auspicio del ministerio de Cultura. También alberga actos municipales.

TORNOS

Comarca. Jiloca.

Cómo llegar. Desde Teruel, su capital de provincia, hay 86 kilómetros por la Autovía Mudéjar hasta Calamocha; luego se toma el desvío por la A-1507 hasta destino.

Iglesia de San Salvador. Es un templo de tres naves, con cuatro tramos cubiertos con bóveda de medio cañón con lunetos. El actual templo, que se comenzó a construir en 1583, reemplazó al antiguo, que estaba muy deteriorado, aunque las diversas fases de la obra completaron varios siglos.

Ermita de la Virgen de los Olmos. La patrona del pueblo tiene una ermita barroca construida entre 1735 y 1750 sobre los cimientos de una ermita anterior. Junto a ella está el cementerio de la localidad. Está construida con mampostería y sillares pequeños en las esquinas.

La zona de la Serna. Con la pequeña fuente y el lavadero como elementos más destacados, tiene en su área dos balsas de agua y zona de juegos para niños. Se trata de un área recreativa ideal para pasar un día de asueto cerca del entorno de la laguna.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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