aragón es extraordinario

Terrer y su factoría de carreras infantiles

Artesanía JM Sánchez tiene su sede en esta localidad, desde donde exporta gigantes, cabezudos, carretones de toro y figuras de goma

El color rojizo de la arcilla (que sirve de base para dar forma a los rostros de gigantes y cabezudos) se entremezcla con el del cemento en el suelo del pequeño taller de la calle Goya de Terrer, donde tiene su sede Artesanía JM Sánchez. Allí han nacido –o han pasado por cuidados intensivos– en los últimos siete años decenas de los protagonistas que protagonizan carreras y latigazos en muchas fiestas patronales. “Es un trabajo manual casi al 100%, con apenas máquinas para algunas fases puntuales”, explica desde su lugar de trabajo José María Sánchez, bilbilitano de 30 años, ubicado en la casa de sus abuelos.

“Estudié electricidad y acabé en 2008, en plena crisis, por lo que solo trabajaba en periodos cortos, para verano o vacaciones. Llegó un momento en el que llevaba 9 meses en paro y salió la tarifa plana de autónomos. Me lancé”, revela este artesano. “No tenía que hacer una inversión importante en maquinaria, por lo que no perdía nada”, argumenta. Poco a poco, empezó a hacer cabezudos infantiles y pequeños encargos particulares; el buen resultado de sus primeras obras hizo que el boca a boca corriera como la pólvora, y eso le llevó a ampliar su actividad.

José María tiene ahora trabajos repartidos por todo Aragón, y manda cabezudos infantiles a toda España. “En este sector, si no tienes trabajos que enseñar para demostrar cómo funcionas, es muy complicado. Cuando ya tienes algo lo van viendo y te ganas una fama”, indica. Entre sus obras primigenias se encuentran los gigantes que representan a los marqueses de Linares de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Calatayud; a ellos les siguieron las carrozas de los Reyes Magos que le encargó el Ayuntamiento bilbilitano, los enanos sogueros o la figura del Rey de Gallos.

Puesta a punto

A las obras de nueva factura, como Zuera, Ontinar de Salz, Alagón o Soria ha ido sumando también restauraciones en Haro o Borja, y también en Calatayud. “Las restauraciones son más complicadas, porque hablamos de piezas que están hechas en cartón o venda de escayola; son muy sensibles y difíciles de trabajar”, confiesa. “Con los años empeoran bastante, y hay que tener cuidado: son más pesados y se ven más afectados por la humedad, por lo que se necesita que se aireen y no se mojen. Eso a veces es difícil, porque quien lo lleva suda bastante”.

En la actualidad, y ciñendo la precisión a las obras nuevas –en particular, las que acaban en comparsas– José María trabaja con fibra de vidrio, un material más ligero. En la actualidad, y durante los próximos meses, se centrará en dar forma a una pareja de gigantes para la localidad oscense de Almudévar. “Será una pareja con rasgos jóvenes y que identifique a la localidad: llevarán un traje, un almud y tortas de fiesta”, detalla. Otro de sus últimos encargos ha sido adaptar un cabezudo de Roberto Camardiel y hacer que exhiba un estilo vaquero en lugar de romano.

Para los de nueva factura, José María da primero la forma en arcilla y el resultado se convierte en un molde. “Luego saco el molde y doy la fibra. Luego me centro en el cuerpo, brazos y manos. Se unen las partes, se lija, se añade el traje y se pinta”, concluye.

Caro y Valdepablo, chocolate y vermú con arraigo en la localidad

En poco más de 33 kilómetros de extensión, que pasan de lo árido a la fecunda vega del Jalón, se encuentran dos empresas del sector de la agroalimentación: Bodegas Valdepablo y Chocolates Caro. En el primer caso, está al frente la cuarta generación de un negocio que comenzó su andadura en Calatayud en 1928. “Cuando se cerró la azucarera de Terrer, mi padre decidió trasladar la actividad y dar un giro”, explica Teresa Pablo, jefa de producto de la compañía. “Han cambiado los hábitos, los productos, los formatos, pero nos hemos ido adaptando”.

De sus instalaciones, donde trabajan 20 personas, salen cerca de tres millones de botellas al año, principalmente de vermú y sangría. “Vendemos en Alemania, Japón, Estados Unidos y puntos de África”, explica. “Los meses de pandemia nos han afectado, sobre todo por el cierre a bares y autónomos, pero seguirnos con ganas de reactivar proyectos”.

Chocolates Caro, también con raíces bilbilitanas en los años 30, decidió hace 20 años instalarse en Terrer. Ahí trabajan tres de los cinco hermanos de la tercera generación de la familia, que fábrica elementos básicos del souvenir aragonés: frutas de Aragón, guirlaches, adoquines de El Pilar o cerezas al marrasquino. “Este año es toda una incógnita, porque tenemos proyectos pero no nos podemos arriesgar a que por las actuales circunstancias no salgan adelante”, puntualiza Fernando Caro, uno de los responsables de la compañía. Además de trabajar con grandes superficies comerciales, también están en muchas áreas de servicio de todo el país, más sus rutas de 200 kilómetros a la redonda. Su experiencia desde las zonas rurales también ha topado con circunstancias amargas: “Tuvimos que sufragar los costes de poner la potencia eléctrica y hasta que Embou llegó aquí, no teníamos Internet de alta velocidad”.

Un renovado impulso a la vida asociativa local con la nueva Tarata

La Asociación Cultural Tarata, fundada originalmente en 1996, ha vuelto a la vida desde hace poco más de un año tras tomar las riendas una nueva junta directiva. Ya han sumado a cerca de 40 socios y varios proyectos en pocos meses de nueva andadura. “Nuestros principales objetivos son el desarrollo social integral y cultural de nuestro pueblo, para lo que hemos organizado actividades como conferencias, charlas, exposiciones y talleres”, explica Gema Andrés, presidenta de la entidad, y remarca que “sin el resto de socios no soy nada”. Se ha acometido una peculiar recuperación de fotografías antiguas, además de la pretensión de contar con cabezudos propios de la localidad, recordando a personajes entrañables como Manito, Silvana y otros. También tienen prevista una plantación de árboles “en señal de memoria y esperanza”. “Queremos trabajar codo con codo y que se valore lo que tenemos”.

TERRER

Comarca. Comunidad de Calatayud.

Cómo llegar. Desde Zaragoza, su capital de provincia, hay 90 kilómetros por la A2 hasta la salida 227.

Alojamientos. Bajo los Huertos y El Manzano son los dos establecimientos preparados para acoger al turista.

Aparición en el Cantar del Mío Cid. “Los de mío Cid en su persecución van, el rey Fáriz en Terrer logró entrar, pero a Galve no lo acogieron, allá hacia Calatayud a toda prisa se va”. Es la inscripción que aparece en la parada del Camino del Cid en el municipio.

Vestigios del castillo. Quedan unos restos sobre los cortados, con vistas al valle del Jalón y las estribaciones de la ibérica zaragozana. Allí se firmó la Paz de Deza-Terrer entre Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón, los Dos Pedros.

Un castillo por estrenar. Se trata de una vieja ilusión emprendedora que iba a alzarse al pie de la N-II. En su día quedó varado el proyecto que pretendía ambientar en un castillo medieval de obra nueva un alojamiento hostelero de primer orden.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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